Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

* Analfabetismo y otras enfermedades de la pobreza

El 9 de septiembre el gobernador Ángel Aguirre Rivero encabezó una reunión de evaluación del programa “Guerreros por la alfabetización”. Dijo ahí que “lo puedo decir de manera categórica, dentro de muy poco Guerrero ya no estará en los últimos lugares, por lo menos estamos a la media nacional”. Pero ni el gobernador ni el responsable de ese programa informaron de resultado alguno, ni dijeron cuál es el porcentaje de analfabetas del estado. Y si no hicieron referencia a esos datos es porque no tenían nada qué informar, o tantito peor, posiblemente porque a un año y medio de haber sido puesto en marcha ese programa, ha resultado un fracaso.
La pretensión de que “dentro de muy poco” Guerrero estará “por lo menos a la media nacional” en analfabetismo suena deseable, pero irreal. En el momento en que Angel Aguirre asumió la gubernatura hace año y medio, el Inegi situaba en 16.68 por ciento el número de analfabetas en el estado, frente a una media nacional de 6.88 por ciento. Y los años de escolaridad en 7.3 frente a la media nacional de 8.6.
En el 2005, según datos de Inegi y Conapo, el porcentaje de analfabetas era de 19.88, lo que significa que de ese año a finales de 2010 el índice apenas se redujo tres puntos porcentuales. En el año 2000 era de 21.6 por ciento, lo que indica que en el transcurso de diez años Guerrero apenas pudo bajar cinco puntos. Si el ritmo de abatimiento del analfabetismo se mantuviera así, en el 2020 bajaría a 11.68, en el 2030 a 6.68 y en el 2040 a 1.68. Es decir, que tendrían que pasar otros 30 años para situar la tasa de analfabetismo en los niveles que tienen hoy el Distrito Federal o Nuevo León.
Para llevar a Guerrero “dentro de muy poco” a la media nacional de analfabetismo tendría que haberse producido ya una reducción sensible en los indicadores, digamos de unos cuatro puntos, para conseguir otro tanto en los dos años y meses que le restan a la administración de Aguirre. Como el 9 de septiembre era una ocasión oportuna para informar cuánto ha podido el programa “Guerreros por la alfabetización” reducir el analfabetismo, pero no se dijo nada, podemos concluir que el programa no ha dado resultados y está haciendo quedar muy mal al gobernador, o que el alboroto con el que se presentó tal programa era sólo para cubrir las apariencias en la idea de que después nadie se va a acordar de los compromisos gubernamentales. Ojalá el mayor problema de Guerrero fuera sólo el analfabetismo, y el analfabetismo fuera el único problema en materia de educación. Pero no es así, pues actualmente el rezago educativo afecta a 28.3 por ciento de la población guerrerense, casi la tercera parte, de acuerdo con datos del Coneval.
El panorama es algo más desolador que eso. En el 2005 Guerrero aparecía en el número uno de la tabla de Conapo sobre los índices de pobreza y marginación en los estados. En la misma tabla de 2010, que es la más reciente elaborada a partir del censo de ese año, Guerrero sigue en la misma posición. Como si el tiempo se hubiera inmovilizado, no se produjo ningún cambio. No sólo es la entidad más pobre y marginada, sino también la que menos aptitud muestra para salir de esa condición.
Así resume Conapo estadísticamente las penurias del estado: “Las privaciones en esas tres entidades son elevadas y las padecen grandes proporciones de la población. En Guerrero, el estado con mayor marginación en el año 2010, el 16.8 por ciento de la población de 15 o más años es analfabeta y 31.6 por ciento no terminó la primaria; 19.6 por ciento de habitantes ocupa viviendas sin drenaje ni sanitario; 4.4 por ciento reside en viviendas sin energía eléctrica; 29.8 por ciento no tiene agua entubada; 50.2 por ciento ocupa viviendas en condiciones de hacinamiento; 19.6 por ciento habita en viviendas con piso de tierra; 49.7 por ciento vive en localidades con menos de 5 mil habitantes; y 54.9 por ciento de la población ocupada gana hasta dos salarios mínimos”. (“Indice de marginación por entidad federativa y municipio 2010”, Conapo)
Por su parte, con datos al 2010, el Coneval establece que la pobreza en Guerrero afecta a 67.4 por ciento de la población, de la cual 28.8 está en pobreza extrema y 38.6 en pobreza moderada. Los no pobres ni vulnerables en ningún sentido, es decir los que gozan de bienestar y tranquilidad financiera, equivalen apenas a 7.4 por ciento de la población. El rastreo hacia atrás de estos datos apenas reporta cambios, y en algunos casos muestra un empeoramiento de la situación. Eso es lo que ocurre en la medición de la carencia en acceso a la alimentación: 34 por ciento de la población tenía en 2008 serios problemas para comer, y en 2010 los tenía el 42.6 por ciento. En servicios de salud, en cambio, hubo una mejoría: 57.7 por ciento no tenía acceso a atención médica en 2008, y esa cifra se redujo a 39.6 por ciento en 2010, evidentemente gracias a los programas asistenciales (pero 39.6 por ciento aún es mucha gente).
Para ofrecer el contexto, debe recordarse que en Oaxaca la pobreza afecta a 67.2 por ciento de su población (26.6 está en pobreza extrema y 40.5 en moderada), y en Chiapas a 78.4 por ciento (32.8 en pobreza extrema y 45.6 en moderada). En un contraste que subraya las desigualdades del país, en el Distrito Federal sufren pobreza 28.7 por ciento de sus habitantes (2.2 por ciento extrema y 26.5 moderada) y en Nuevo León un poco menos que eso: 21.1 (1.9 extrema y 19.3 moderada).
Que 54.9 por ciento de la población guerrerense ocupada gane hasta dos salarios mínimos mensuales (alrededor de 3 mil 500 pesos, que en un año significan unos 40 mil pesos) pone de manifiesto la profundidad del sufrimiento que aqueja a las familias guerrerenses sin que ningún gobierno, ni estatal ni federal, ofrezca una solución. Es cierto que en el país la perspectiva no es mucho mejor, pues 38.66 por ciento de los mexicanos se encuentran en la misma circunstancia, pero aquí, en Oaxaca y en Chiapas son más.
Como se puede observar, el problema más fácil de enfrentar es el analfabetismo, pero el problema de fondo es la pobreza y la desigualdad social. Y para todo ello no hay hasta la fecha un programa que se llame “Guerreros contra la pobreza”. Que sirva, claro.

[email protected]

468 ad