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Siguen dentro de la Ssa los custodios armados que protegen al subsecretario Arturo Sánchez

Rosalba Ramírez

Chilpancingo

Después de que el miércoles el subsecretario de Finanzas de la Secretaría de Salud (Ssa), Arturo Sánchez Torres, se comprometiera con la dirigente de la sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud (Sntsa), Beatriz Vélez Núñez, a no acudir a la dependencia con los agentes armados que lo resguardan, ayer jueves los trabajadores dijeron que los guardaespaldas del funcionario continuaban fuera y dentro del edificio.
Tras un conflicto sindical, en el que los trabajadores acusaron al funcionario de dar ocho nombramientos sindicales de manera irregular en la región Costa Chica, y aprovechando que el subsecretario de Finanzas de la Ssa los recibió, le exigieron que no acuda a la dependencia con su personal de seguridad porque provoca temor entre los trabajadores.
En la protesta, frente a su oficina llegaron 65 representantes sindicales y 31 secretarios, por lo que al funcionario no le quedó más que comprometerse con los trabajadores a ya no tener a los agentes armados dentro de la dependencia.
Esta escolta lo acompaña después de que el 31 de agosto un comando armado irrumpió en su fiesta de cumpleaños, por lo que el funcionario solicitó seguridad al gobernador Ángel Aguirre Rivero.
En una visita ayer a las oficinas de la Ssa se pudo constatar que el compromiso de retirar a los agentes armados no fue cumplido, y los trabajadores señalaron que los efectivos siguen acompañando al funcionario.
Ya los tienen identificados por los lugares en los que se paran, la manera de vestir y las mariconeras que portan, señalaron dos trabajadores.
Dentro del lugar estaba un hombre identificado por los trabajadores como escolta de Arturo Sánchez, el que dijeron tenía más de dos horas sentado en el mismo lugar sin realizar ningún trámite ni hacer nada.
En el estacionamiento había otros dos hombres con el mismo aspecto, que se cubrían del sol bajo la sombra de los árboles; una trabajadora indicó que ellos no entraron al edificio pero el que estaba adentro hizo un recorrido para después sentarse por horas en los asientos que están bajo las escaleras, desde donde se observa la entrada principal y quién sube o baja en el edificio.

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