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Reivindica Ethel Krauze a las mujeres desde la infancia hasta la menopausia

Yanireth Israde / Agencia Reforma

Ciudad de México

De la menstruación a la menopausia. Es cuando las mujeres interesan: en pleno periodo reproductivo. Son las que atraen, no sólo en las calles, sino también en las páginas literarias, advierte Ethel Krauze, cuya novela Todos los hombres no discrimina etapas en su personaje femenino, de la infancia al climaterio.
“La mujer era atractiva como personaje literario a la par que era atractiva en el mundo de los hombres. Antes de la menstruación no tiene cabida, y después de la menstruación deja de ser mujer para ser sólo venerable ser humano. Son consecuencias de paradigmas patriarcales que se han ido desmoronando porque la sociedad va cambiando”, apunta la poeta, ensayista y cuentista radicada en Cuernavaca.
Por eso Aurora, la arquitecta que protagoniza la novela publicada por Alfaguara, es un personaje “amplio”, que emprende la cartografía de sus amores, desde el primero, que es su padre, hasta su última pareja, un hombre de 59 años capaz de ofrendarle versos de amor garabateados en una servilleta, pero también de mirar, con avidez, a las jóvenes que se asolean en la playa con prendas minúsculas.
“Les digo a las mujeres que hagan la cartografía de todos sus hombres y qué fue significando cada uno; les puede cambiar la perspectiva de su vida, le van a encontrar sentido a cada una de esas relaciones, buenas o malas, eso no importa”.
En lugar de un ángel de la guarda, Aurora tiene una sirena guardián, pues la criatura mitológica simboliza la ambivalencia de las mujeres.
“Ya no estamos en los roles tradicionales, pero tampoco hemos conseguido una sociedad equitativa en la que ambos géneros se sientan tratados con justicia y cómodos”, afirma.
Peligrosa porque seduce, provoca y arrebata la voluntad del hombre, según el estigma, la mujer-sirena no tiene piernas para caminar ni correr, se oculta bajo el agua, allí se desplaza, pero también necesita salir para respirar.
“Así nos ocurre: en todo momento nos preguntamos si hicimos bien las cosas, si dijimos la frase correcta, si miramos al compañero de manera que no interprete otra cosa. Todo el tiempo cuestionándonos. Traemos a nuestra sirena que no es ni mujer, ni pez, ni ser humano cabal, tampoco es un hombre”.
Las mujeres contemporáneas son las sirenas, esos seres en tránsito cuyas relaciones amorosas son pendulares, vacilan entre encuentros y desencuentros.
“Aurora descubre que pese a esos zigzagueos que serán constantes, a veces basta un solo hombre para saber que estás con todos los hombres. Descubre también el sentido de su nombre, Aurora, porque cada día el amanecer es distinto. Descubre que no hay una cosa permanente, que lo permanente es el cambio y que mientras está el momento disfrútalo”.
“Como cada vez hay más mujeres que escriben, que publican, entonces el personaje femenino va ampliándose tanto en la infancia como en la vejez, no es solamente la historia de amor de los jóvenes, tipo Romeo y Julieta”comentó la escritora.

Orgullo por la madurez

Aurora, el personaje de Ethel Krauze propone un decálogo sobre la menopausia que contiene puntos como:
-No considerarás la menopausia una enfermedad.
-No verás en sus síntomas un sinónimo de conflictos, condenas y tragedias.
-No seguirás la creencia cultural de que ha llegado el fin de tu femineidad y de tu utilidad en el planeta.
-No te culparás por haber llegado a la menopausia.
-No harás escarnio ni permitirás que otros lo hagan de tu situación.
-Compartirás solidariamente con otras mujeres tus experiencias y soluciones.
-Lucharás por la reivindicación de tus derechos de mujer madura en la sociedad.

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