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Marxitania Ortega, la tercera guerrerense seleccionada por el Fonca en este año

Redacción

La escritora guerrerense Marxitania Ortega Flores obtuvo la beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) en la categoría Jóvenes Escritores con el proyecto de novela titulado Exilios.
La autora de 34 años es la tercera de los creadores guerrerenses que este año obtuvieron esta distinción, la más importante del país. Geovani de la Rosa en Poesía y Luis Arturo Aguirre en Fotografía, son los otros dos seleccionados que le dan a Guerrero el mayor número de beneficiados en un solo año.
Sobre su proyecto ganador, la escritora nacida en Acapulco en 1978 de padres taxqueños, pero que creció con sus abuelos en Acapulco, comentó que desde hace cuatro años tenia este proyecto de novela a partir de un cuento inédito que había escrito. “Tenía la intención de desarrollarlo posteriormente porque no había encontrado ni la voz ni las condiciones para hacerlo. Cuando salió la convocatoria del Fonca de este año me dije ‘tengo 34 años, es mi último año para postular al Programa de Jóvenes Creadores’ así que me senté a escribirlo” dijo la escritora en entrevista.
“Es una novela que relata las historias de dos personajes, padre e hija, que viven durante un año en París en diferentes momentos históricos, 1986 y 2003 respectivamente. Se trata de dos relatos que se desarrollan de manera paralela con una estructura semejante: en un primer momento la llegada y la confrontación de los personajes con la ciudad y con sus habitantes, con una lengua distinta y con su soledad. Posteriormente su adaptación y la apropiación de los lugares, de nuevas relaciones  y con ello la adopción de una nueva identidad. Y finalmente el retorno, como posibilidad, realidad o fantasma, al México que dejaron. Los relatos coinciden a través de referencias mutuas e historias que van tejiendo, completando la trama narrativa de la novela”, explicó.
Experimentada y madura, dijo que desde un principió consideró sólida su propuesta literaria: “Confiaba sobre todo en la solidez del proyecto. Los personajes son interesantes, así como la trama narrativa y el tono mismo de la novela. Además hace dos años presenté un proyecto también al Fonca a otro programa llamado Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales. Se trataba de un libro que incluiría la traducción de la poeta persa Furugh Farrojzad. que realicé con el cantante iraní Kaveh Parmas, y relatos de mi autoría sobre la cultura persa. En esa ocasión, como no tuve los derechos de traducción porque son inexistentes en Irán, el proyecto no pasó la fase de evaluación administrativa. Esa experiencia hizo que tuviera mucho cuidado en la presentación de este proyecto”.
Más allá del reconocimiento literario, este apoyo financiero abrió nuevas posibilidades a la escritora; aunque el artista no necesite nada más que su inspiración para trabajar, forzoso es reconocer que las cuestiones materiales tienen una incidencia  sobre la creación, por lo que imponen o impiden.
“Primero la posibilidad de escribir la novela. En parte por el apoyo económico que me permite mandar a mi bebé algunas horas a la escuela y en parte por  el compromiso que se establece con la institución, que es realmente un compromiso con la sociedad. Uno siempre dice que estas son cosas que uno hace con o sin beca, pero la verdad es que sin beca es más difícil”.
“Por otra parte, la beca es un reconocimiento que seguro traerá la difusión de mi trabajo. Actualmente me dedico en cuerpo y alma a la escritura de mi novela. Realizo algunas colaboraciones en publicaciones periódicas y tengo el gran pendiente de escribir un artículo sobre los libros de texto gratuito de educación artística, de los que fui coautora. En el futuro cercano planeo retomar otra de mis obsesiones literarias: Irán”.

De Acapulco a La Habana

De su estancia en Acapulco dijo que: “Acapulco es mi cuna. Es el lugar al que siempre quiero regresar, el clima que me cura, que me riza el pelo, el gozoso abrazo familiar, la comida que quiero. Guerrero me habita, para bien y para mal, con toda su complejidad, con su belleza y su caos y rebasa casi todas las veces mi entendimiento”.
Posteriormente, vivió en La Habana, en donde descubrió autores cubanos como José Lezama Lima y Guillermo Cabrera Infante y se abandonó a la lectura de Nietzsche y de la poesía norteamericana de Robert Frost y Edward E. Cummings.
Ganó su primer premio de cuento, el Barbara Peisker Award, en Estados Unidos donde también estudió sus primeros talleres de creación literaria. Después de una licenciatura en Filosofía y una maestría en Políticas Públicas, se diplomó en creación literaria en la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) y participó a varios talleres de cuento con los maestros Alberto Chimal y Beatriz Espejo.
Columnista en la sección cultural del periódico Milenio Puebla, publicó ensayos literarios sobre filosofía, literatura y poesía.
De la influencia de la filosofía en su trabajo de creación literaria explica que le inculcó una manera particular de pensar y de justificar sus ideas. “He tenido que trabajar duro para quitarme la rigidez de la argumentación filosófica y la tentación de citar una y otra vez la sabiduría lapidaria de mis filósofos favoritos. Ahora estoy más interesada en construir imágenes que ideas y tesis filosóficas, pero esa es mi formación y lo quiera o no aparece, a veces para nombrar con una precisión que asusta y a veces para sembrar sospechas y dudas”.
En 2010 tradujo junto con el cantante iraní Kaveh Parmas una antología de la poeta persa Furuj Farrokhzad, su más reciente influencia, que dio contenido al espectáculo del grupo la Giralda En busca de la dirección azul, presentado en el Festival de México en 2011.

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