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Prepara el Vaticano el llamado juicio del siglo contra el ex mayordomo del Papa, Paolo Gabriele

Irene Savio / Agencia Reforma

Roma

El juicio semipúblico contra el ex mayordomo del Papa Benedicto XVI, Paolo Gabriele y su cómplice, el informático Claudio Sciarpelletti, que empezará el sábado a las 9:30 horas, tiempo local, será el proceso más insólito realizado por la Iglesia católica en la época contemporánea.
Y esto no sólo porque sentará en el banquillo a una persona que fue un íntimo colaborador del Papa y que está acusada de haber filtrado documentos reservados a la prensa, sino también porque nunca antes El Vaticano ha juzgado en un tribunal propio a alguien por un hecho relevante.
“El tribunal vaticano, en promedio, juzga apenas 30 casos al año. Se trata de casos de delitos menores, atracos y robos sin violencia a turistas. Hace un tiempo también fue juzgada una persona por un hecho de drogas. Pero nada más”, recordaba ayer el jurista y miembro del Tribunal de Apelación de El Vaticano, Giovanni Giacobbe, en una conferencia.
Por lo tanto, las circunstancias del juicio contra Gabriele son significativas y obedecen a una voluntad directa del Papa, quien ha pedido que se haga una operación de transparencia en torno a un caso que ha puesto en entredicho la imagen del Vaticano.
El caso reveló una lucha intestina entre dos bandos y casos de corrupción dentro de los organismos financieros y administrativos del Vaticano.
“El Papa pidió transparencia y en El Vaticano lo interpretaron así (haciendo un juicio semipúblico)”, indicó a Reforma el vaticanista Valerio Gigante, quien añadió que este juicio terminará por oscurecer lo que hay detrás del robo de Gabriele, un hecho que interpreta como un ataque de una corriente conservadora contra otra.
Gabriele, de 46 años, está acusado de “hurto grave” y será defendido por la abogada Cristiana Arru ante un tribunal integrado por los jueces Giuseppe della Torre, Paolo Papanti Pelletier y Venerando Marano. El fiscal será Nicola Picardi.
Por otra parte, Sciarpeletti ha sido enjuiciado por “encubrimiento” ya que El Vaticano considera que ha tenido un papel marginal en el caso. Un sobre con el nombre de Gabriele y parte de los documentos secretos fue encontrado en su escritorio.
Estas acusaciones se basan en la petición de encausamiento realizado a raíz de las investigaciones de la Gendarmería Vaticana la cual aún no ha cerrado la indagación sobre el delito de “alta traición” que habría cometido Gabriele, una acusación que aún no pesa sobre él.
De ahí que el primero se enfrenta, de momento, a una pena máxima de cuatro años, mientras que el segundo a una de máximo un año.
“Y esto si el Papa no les concede el perdón”, explicó Giacobbe, al referirse así a una hipótesis, la del perdón papal, que muchos expertos consideran una opción posible.
En el expediente del caso, figuran como testigos el secretario del Papa, Monseñor Georg Ganswein, quien delató a Gabriele, y otras tres personas más que no son mencionadas por sus nombres.
El Papa, probablemente ya sabe la verdad. En agosto le fue entregado el informe de la comisión integrada por tres Cardenales encargados de indagar la filtración de estos papeles, parcialmente publicados en el libro Los escritos secretos de Benedicto XVI, del periodista italiano Gianluigi Nuzzi.

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