Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Walton y el barco que hace agua

Aurelio Peláez

El barco está hundido o hace agua por todos lados, fue el escenario que presentó de Acapulco el, a partir de hoy, presidente municipal Luis Walton Aburto. Las palabras “rescate”, “crisis” y “recuperar” la ciudad, permearon los 35 minutos de su  discurso de toma de posesión, que estuvo antecedido de la fallida presentación de un video de un antes o después de Walton, en un acto en el que el gobernador Angel Aguirre Rivero creyó además que la fiesta era suya.

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Como el mismo Aguirre Rivero lo reconoció, la ceremonia de toma de posesión de Walton tuvo un amplio poder de convocatoria entre la clase política de la izquierda. Y la estrella fue el todavía jefe de gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, quien llegó puntual, un par de minutos antes de las 12 del día, la hora citada para el comienzo, pero antes que sentarse en la silla asignada entre los invitados especiales, se subió al presídium y se tomó fotos con los regidores salientes y entrantes, como para que lo viera la gente. Entre los efusivos saludadores y quien posó para la foto, estuvo la regidora por el PRI, Eloína López Cano.

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Alcalde tras cuatro intentos. Aunque en sus cuentas, Walton debería estar entregando y no recibiendo la alcaldía, porque hace cuatro años “gané, pero me robaron”. No obstante, en su discurso, evita confrontar o mencionar a su oponente Manuel Añorve, ahora diputado federal y convertido en la mano derecha del poderoso coordinador de la fracción del PRI en la Cámara, Manlio Fabio Beltrones. Tampoco, lo mencionó directamente cono responsable de la crisis del ayuntamiento. No sería cualquier pleito.

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Unos diez minutos le tomó a Luis Walton presentar a sus invitados a la ceremonia de toma de posesión. Unos diez minutos le tomó a Angel Aguirre presentar y dar las gracias a los invitados a la toma de posesión de Walton, como si fueran sus invitados. Entre ellos, además de Ebrard, estuvo el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, y el entrante de Chiapas, Manuel Velasco; los dirigentes del PRD, Jesús Zambrano y Jesús Ortega; los propios del Movimiento Ciudadano, Dante Delgado y Alejandro Chanona, y luego una larga mención de senadores, diputados federales, senadores, legisladores locales. Nombres que nada decían a gran parte de los asistentes al acto, que fue dividido en dos sectores: la mitad invitados especiales, y la otra público en general. Al empezar la ceremonia, apenas una tercera parte de la zona de invitados especiales estaba ocupada, por lo que se dejó pasar al público general para que llenaran el vacío, y ya en los videos salió una toma uniforme.

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El hasta ayer secretario de gobierno del hasta ayer ayuntamiento priísta, Armando Terrazas Sánchez, dio a conocer a los asistentes el programa de la ceremonia. Lista de asistencia, himno nacional, himno de Guerrero –a saber que existía–, homenaje a la bandera con escolta de la Marina, toma de protesta al nuevo gobierno, palabras del alcalde, del gobernador y el último que se quede que apague la luz. No obstante, los organizadores del acto, ya en manos del equipo de Walton, dispusieron del espacio para presentar un video, que parecía más propio para un acto de campaña. Primero, un escenario de desastre, una canción triste, imágenes de un Acapulco semiabandonado, comercios cerrados, saldos de balaceras en las calles, un yate semifantasma en la bahía; luego, cambio a música motivadora, rostros de gente que sonríe, y una leyenda que decía “Hoy se renueva nuestra esperanza”. En el presídium hay dos mesas amplias, la de los regidores salientes y los entrantes, y en medio, una pequeña, donde se sienta la alcaldesa Verónica Escobar y el secretario general Armando Terrazas, en espera del gobernador, de Walton y los representantes del Poder Judicial, Jesús Martínez Garnelo, y del Legislativo, Mario Ramos del Carmen, a su vez miembro del Movimiento Ciudadano, el partido que dirigió a nivel nacional Walton hasta hace unas semanas.
A los dos minutos de iniciada la transmisión del video, los regidores priistas salientes se paran. Se les ve platicar, discutir. Luego se supo que la razón era para protestar porque la difusión del video no estaba en el orden del día, y de los varios minutos que debería durar, apenas se trasmitieron cinco, porque los priistas encabezados por Ramiro Solorio, amenazaron con interrumpir el discurso de Walton si no se detenía el video.

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Ponderada por Walton y Aguirre, fue la asistencia del ex gobernador de Veracruz, Miguel Alemán Velasco, hijo del ex presidente Miguel Alemán Valdés, quien es considerado el autor intelectual del “Acapulco moderno”, iniciado después de los años 50 del siglo pasado, cuando se vendieron los espacios de playa a los grandes consorcios hoteleros y los Alemán se hicieron de alguno que otro hotel en el puerto. Walton se desvivió presentando a Alemán Velasco como su amigo, y a su desaparecido padre, el ex presidente, como su “orientador”, de quien recibió lecciones de “dignidad”, “trabajo” y quien fue uno de sus principales apoyos en su vida. Anécdotas de su vida que no encajan en la visión histórica que tiene la izquierda de esa etapa del priísmo, el de la irrupción de los “licenciados” en la política en sustitución de los militares, y en donde comenzó el parteaguas de la entonces conocida como corrupción institucional.
Aguirre llamó a Alemán Velasco “hijo predilecto de Acapulco”.
El ex gobernador y ex socio de Televisa, como temiendo algo, se hizo acompañar de al menos media docena de guardaespaldas.

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Para Walton, lo que hereda en Acapulco es un desastre, idea remarcada como excusándose ante los acapulqueños para que no esperen milagros en un día. “Los tiempos de Acapulco no son los mejores… son de desempleo, de inseguridad, de violencia”, abrió. Habló de que recibirá un ayuntamiento “sin recursos, sin liquidez”, de laudos por enfrentar y cientos de demandas laborales por pagar. “Jamás Acapulco se había visto en tal situación”, sostuvo. Los regidores, los funcionarios salientes, aguantaron el reproche sin protestar. Reiteró el asunto de la seguridad, y ofreció a los ciudadanos “devolver la tranquilidad, la paz y la seguridad”.
“Vamos a recuperar lo que fue” Acapulco, remató, aludiendo a una época o periodo impreciso en el tiempo, que para los cientos de miles de marginados en la ciudad no dice nada. ¿El periodo de los despojos de los Alemán?, ¿del autoritarismo del primer gobernador Figueroa que sacó a los pobres de los miradores de las partes altas hacia las partes más alejadas como las colonias Emiliano Zapata y Ciudad Renacimiento? ¿De qué pasado se habla, de la fachada de las revistas de glamour? ¿Cuál es el pasado a rescatar en el proyecto de un Walton empresario con pasado priísta, amigo de los Alemán y los Azcárraga de Televisa, ahora reconvertido en un gobernante de izquierda?

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El escenario de desastre que dibujó Walton en Acapulco no tiene un culpable con nombre, pero sí una exonerada, la alcaldesa suplente Verónica Escobar. “(El desastre) no es una responsabilidad suya, sino de los que le antecedieron”, dijo frente a la edil saliente, que seguramente debió soltar un largo suspiro de alivio.
Y es que, aunque no trasciende, en el equipo del alcalde propietario Manuel Añorve, quien dejó hace año y medio el cargo para pasar a competir por el gobierno del estado, hay una gran molestia porque afirman, ellos dejaron las cuentas cuadradas, y Verónica Escobar las enturbió. Entre otros, por asignación de obras ya comprometidas a nuevos constructores, por discriminación en pago y pagos preferentes a los nuevos proveedores, y por desconocer en general de la administración pública.
Pero ya estuvo, con Walton salvó la cabeza.

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Luego se ve que Angel Aguirre no va al cine. Entre la lista de los logros de su gobierno para el municipio de Acapulco que enlistó, habló de que a la próxima reseña de cine vendrá el actor español Antonio Banderas, “y una señora que creo que es su esposa, Melanie Griffi…” Ya es conocido que el gobernador mocha las terminaciones finales de las palabras, pero en esta se llevó la th y el historial de la actriz neoyorquina.
Pero también habló del Acabús, de la inversión en una segunda avenida Escénica, de la ampliación de la desviación a Coyuca, antes de llegar a Acapulco, del Cirque du Soleil, de traer una pista de hielo, y su intervención pudo haber terminado en un informe de gobierno de no ser que se acordó que estaba en “el evento” de Walton. Y entonces paró.

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Pero Aguirre destacó además que habrá un bloque de gobernadores de izquierda, que entre otros, tomará el ejemplo del gobierno de Marcelo Ebrard en la ciudad de México. Porque Ebrard fue, además, el personaje más aplaudido y ni qué decir que ni el gobernador ni Walton se acordaron del ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, el acto también sirvió de cargada para ver a dónde irían los apoyos del gobernador. Quién sabe de Walton, porque en asuntos de alianzas, el que decide es Dante Delgado, quien pide a gritos que el movimiento de López Obrador, Morena, se decida a pasarse a su partido, el Movimiento Ciudadano.

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En tema de asistencia de ex alcaldes a la ceremonia, el caso terminó en empate. Dos del PRI, Amín Zarur Ménez y Juan Salgado Tenorio, y dos del PRD, Alberto López Rosas y Félix Salgado Macedonio. Este año falleció el ex gobernador y también ex alcalde porteño Israel Nogueda Otero, pero hubo la deferencia de invitar a su viuda, Cristina Díaz, ante quien Walton recordó que Nogueda le dio su primer empleo. Un ausente fue el ex gobernador y ex alcalde Zeferino Torreblanca, distanciado de Walton, del PRD y hasta de Acapulco.

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Una mínima presencia tuvieron los estudiantes rechazados de las escuelas de la UAG, quienes desde hace semanas protestan en el Zócalo porteño. Si acaso unos seis se hicieron notar con cartulinas en donde demandaban apoyo a la educación, dirigidas a nadie. Por cierto, Alberto Salgado, recién nombrado como sustituto de Ascencio Villegas Arrizon, quien renuncio hace unos días al cargo por motivos de salud, aprovechó para presentarse al acto con su nuevo status.

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El acto terminó en verbena: refrescos, antojitos, música, bailables, esperaban a los asistentes, devenidos ahora en comensales. Ceremonia atropellada que terminó en un festejo igual, y en donde los invitados VIP salieron por su lado a celebrar con un ceviche en un día soleado en Acapulco, quizá en la Casa Acapulco, donde Aguirre acostumbra dar comelitones con artistas contratados por el Instituto Guerrerense de la Cultura. El gobernador es un bohemio, qué se le va a hacer.

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