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Mucha seguridad para el alcalde Majul González y un arranque de ira de su esposa, el tono en Taxco

Claudio Viveros

Taxco

La toma de protesta del alcalde priista entrante, Salomón Majul González, estuvo marcada por un sello excesivo en su seguridad personal y la ira incontenible en que estalló su esposa, Jerusalén Alemán, quien perdió los estribos al arrebatar y casi destruir una cartulina rotulada de una familiar de los policías arraigados que se manifestaron para pedir justicia y ayuda.
El acto del relevo en la administración municipal, del saliente  Marco Antonio Sierra Martínez y el entrante Majul González, estuvo precedido de una tensa calma y un despliegue de por lo menos media docena de guaruras personales que cuidaban de cerca al nuevo presidente municipal y a lo lejos los movimientos de su esposa.
La cancha se desbordó de gente trasladada hasta el lugar que se convirtió en el recinto oficial, una cancha techada en el campo deportivo Los Jales, con capacidad para unas dos mil personas, entre las que los mayores contingentes fueron de organizaciones ligadas al PRI, el grueso de empleados municipales y futuros funcionarios y allegados.
El toque de glamour lo pusieron los invitados foráneos, que fueron instalados en las primeras filas.
En ese ambiente un grupo de reporteros se preguntaba una y otra vez: “¿y el pueblo?”, lo que generó bromas ante lo selecto y la evidencia de un jet set taxqueño, el nerviosismo y silencio protagonizado por el nuevo cabildo y la ansiedad de los ediles salientes para que ya todo terminara e irse a su casa.
En el último acto del cabildo fue notoria la ausencia de los regidores del PRD, Miguel Ángel Rodríguez Bustos; del PRI, Águeda Torres Ventura, ambos ligados al ex candidato perredista a la presidencia municipal, Manuel Saidi Pratt; tampoco asistió el regidor panista Miguel Ángel Gómez Pérez.
Curiosamente, entre los nuevos regidores aparecen ahora el hermano del ex alcalde Álvaro Burgos Barrera, de nombre Carlos y con los mismos apellidos; la esposa del ex diputado panista Ramiro Jaimes Gómez, Isabel Montecino Vergara; y el hermano del regidor saliente, Javier Zagal Pérez, de nombre José Luis.
Asimismo el hermano del actual abogado de los 18 policías preventivos detenidos y arraigados en la ciudad de México, Venancio Díaz Arroyo, de nombre Alberto, así como el dirigente local de Partido Verde Ecologista, Manuel Giles Martínez, quien asumirá como edil y está identificado como uno de los allegados a su jefe y ex alcalde priista, Isaac Ocampo Fernández, quien es converso de tricolor a verde.
De acuerdo con la orden del día, después de que el presidente municipal saliente, Sierra Martínez, tomara la protesta al nuevo cabildo y justo cuando el alcalde Majul González comenzaba a hacer uso de la palabra, del fondo de unas sillas ubicadas al costado derecho del escenario una treintena de mujeres, hombres y niños se levantaron con los brazos en alto y en ambas manos con cartulinas rotuladas para exigir justicia y libertad para los 18 policías detenidos el pasado fin de semana por grupos de policías federales y soldados del Ejército.
La acción tomó por sorpresa a los asistentes que se encontraban cerca y a los miembros de los cabildos entrantes y salientes instalados en medio del escenario, quienes en su mayoría aparentaron calma, pero con los rostros descompuestos, sin saber qué hacer ahí arriba.
Abajo, los guaruras parecían no dar crédito a algo que se les había salido de control. Y ahí mismo las voces de los manifestantes comenzaron a subir de tono para corear “justicia-justicia-justicia”, mientras los ediles, todos, parecían no escucharlos.
Majul González intentó mantener la calma, y dejó su texto-acordeón escrito para hablar parco y empezar con un “creo que a partir de hoy a las 12 de la noche vamos a estar comprometidos para entregar resultados”.
“Cada uno de los compromisos (los cuales firmó ante notario y los habitantes) los vamos a cumplir en tiempo y forma”, muchos de ellos, dijo, “en los tres primeros meses”, a lo que añadió que también estarán “comprometidos con la transparencia y entregar cuentas claras”.
Sin precisar de qué se trataba y sin mayores detalles, expresó que Taxco va a ser un “municipio digital” y se soltó todavía más cuando aseveró: “Quiero que sepan que en el próximo ayuntamiento vamos a tener siempre las puertas abiertas”, lo que dejó después atribulados y decepcionados a los familiares de los policías, a quienes la esposa del presidente municipal arrebató y casi destruyó una cartulina a una mujer que protestaba y pedía justicia.
En su intervención, en representación del gobernador del estado Ángel Aguirre Rivero, estuvo presente el secretario de Fomento Turístico, Javier Aluni Montes, quien por igual acortó sus palabras para sólo decir que su jefe le había pedido decirle al alcalde Majul González que “estará con usted y su gabinete”.
“Seguiremos trabajando para que Taxco tenga todo lo que se merece”, fueron las palabras finales de su improvisada intervención en la cancha convertida en recinto oficial, donde a partir de ese momento las voces de coraje y desesperación de los familiares de policías detenidos y arraigados se levantaron y desplazaron para exigir otra vez “justicia-justicia-justicia”.
Al final, vino el descenso del escenario hacia el público, donde a escasos metros, pocos, estaban los manifestantes que corearon con cartulinas en mano; Majul González ni el cabildo entrante ni saliente los escuchaban y el volumen se intensificó, aun cuando la ex diputada Flor Añorve dialogara con ellos y les prometiera que el presidente entrante los recibiría el lunes.
Salomón Majul seguía sin escucharlos ni verlos, por lo que a los familiares no les quedó de otra más que desplazarse y rodearlo con cartulinas para hablar con él y pedirle su intervención.
A duras penas y obligado por la situación fuera de control, el nuevo alcalde habló poco con los manifestantes y fue ahí cuando en un arrebato desmedido, su esposa, Jerusalén Alemán de Majul, no aguantó la presión y estalló al momento en que arrebató una de las cartulinas.
La quiso romper y sólo alcanzó a arrugarla y tirarla ante la mirada atónita de su cónyuge, el público presente, los manifestantes y los policías; más todavía, se dio el lujo de sostener un alegato, manotear y encarar a los inconformes embravecida.
Perdió la finura de su vestimenta y, con su actitud, reflejó parte de lo que vendrá en un “ayuntamiento de puertas abiertas”.
“Sopas”, se escuchó decir en el ambiente, y por allá la mujer víctima del arranque de la nueva primera dama municipal soltó el llanto: “Me la arrebató, me la quitó, tuvieron mi voto, y ahora ¿qué respeto hay de ella?”
Ahí en la cancha, las fotos, los apapachos y aparentes buenos deseos siguieron. Y el movimiento excesivo de guaruras, también. Una nueva pareja en el gobierno, un nuevo cabildo.

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