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Chivas se impone 2-1 a Tigres, su primer triunfo en casa en el torneo

Ramón Estrada / Agencia Reforma

Guadalajara

Luis Morales demostró su hambre de gloria y colaboró para que Chivas sumara su primera victoria en casa en el Apertura 2012. El oriundo de Tonal anotó al 63’, con un zurdazo, el 2-0.
Rafael Márquez Lugo, quien reapareció pese a molestias en el muslo derecho, puso el 1-0 para el Guadalajara al 22’, con un remate con la cabeza tras un servicio de Jesús Sánchez.
El “Chapo” no marcó gol, pero se hizo presente en ambas anotaciones.
En la primera parte, los Tigres mostraron un rostro gris y sin ambición; Lucas Lobos se vio perdido, Damián Álvarez sin chispa y Luis García con una inusual torpeza.
El Rebaño no muestra todavía un futbol vistoso, pero sí intenso, quizá porque estaba herido en el orgullo por las críticas y el despido de Michel Vázquez y Julio Nava.
Había nerviosismo también, reflejado en un rechace accidentado de Héctor Reynoso que se estrelló en el cuerpo de Michel para evitar un autogol, al 8’.
Luego, Sánchez sacó su primer pincelada con un servicio desde la derecha y a segundo poste que Márquez Lugo remató cruzado para el 1-0.
Los casi 12 mil aficionados que a esa hora estaban en la tribuna saltaron ante algo que parecía desconocido: ventaja en el marcador en casa.
El que no desapareció es el fantasma de las lesiones y ahora fue Xavier Báez quien al 25’ sufrió una contractura en el muslo derecho. Morales entró en su lugar y comenzó a cambiar el ritmo.
Los Tigres perdieron a Hugo Ayala, quien se resintió de una lesión y salió al 29’, por Jesús Dueñas.
Vino la presión del “Chapo” tras una pelota de Carlos Salcido que parecía tranquila; el rojiblanco la ganó y el portero Enrique Palos salió para desviar descompuesto, lo que aprovechó el “Vaquerito” para rematar de zurda y marcar el segundo gol de su carrera.
En la recta final, los norteños buscaron rescatar el juego. Tras un pase de Álvarez, Alan Pulido anotó el 2-1 que acercaba a los felinos tras un error de marca de Miguel Ponce.
Todavía al 90, Hernández sacó un disparo raso y potente que Michel desvió a tiro de esquina.
Ahora, las Chivas van al Clásico contra el América con otra moral, heridas aún en el orgullo, pero conscientes de que con intensidad y hambre pueden rescatar el torneo.

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