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Desde santito hasta policía o cholo, visten fieles al Niño Dios en el Día de la Candelaria

Mariana Labastida

De policía, bombero, médico, niño de la luz, de mariposa, santos como San Judas Tadeo o el Sagrado Corazón e incluso de cholo y de diablito, son algunos de los atuendos que los creyentes compran para vestir al Niño Dios como parte de la celebración del Día de la Candelaria.
Para algunos niños es el primer año que serán vestidos para llevarlos a la Iglesia, en representación de los 40 días del nacimiento de Jesucristo; otros, como el de familia Vargas Lima, tienen más de 50 años cambiando de atuendo, además de ser uno de los más grandes que ha vestido José Lamberto Morales Delgado, propietario de uno de los locales dedicados a dicha labor.
En puestos del Mercado Central se observa una variedad de Niño Dios de diferentes tamaños, vestidos de diferentes formas y colores, cada uno con un significado diferente de acuerdo con los accesorios que tienen.
Guarachitos dorados y de piel, coronas, alas, báculos, gorros son algunas de los artículos que complementan la vestimenta de los Niño Dios en la tienda Adelita, llevan casi 50 años vistiendo las representaciones del niño Jesús.
Los precios de los trajes para el niño van de los 50 a los 350 pesos, según el material con el que están fabricados, así como el tamaño de la figura. En el puesto de Adelita el más solicitado fue el del Arcángel Gabriel, cuya tela del vestido rosa es bordada con figuras en color oro y detalles tornasol.
Entre las peticiones más extrañas que han solicitado los clientes de este negocio son la vestimenta de cholo y Santa Claus.
En el interior del Mercado Central está el negocio donde trabaja José Lamberto, el Portal de Belén, cubierto por imágenes de niños vestidos de maneras diferentes.
Alrededor se pueden ver colgados los vestidos embolsados y las capas de cada uno de ellos, así como los huaraches, tiaras y aureolas con diversos modelos para vestir por ejemplo al niño de la abundancia, que va vestido en color dorado.
Beatriz Carbajal Villafalla es una de las clientas de este negocio y cada año acude a vestir a su Niño Dios, tradición que comenzó hace 10 años.
Ella no le busca padrinos para llevarlo a la iglesia, sino que en esta ocasión el traje escogido fue el del Niño de las Palomas, blanco con detalles en dorado.
Beatriz comentó que eligió al Niño de las Palomas porque está por nacer un nieto y es a él a quien se le encomienda los bebés.
Entre los ropones que la gente solicita está el de San Judas Tadeo, con su túnica y báculo; de San Cristobal, quien fue el que bautizó a Jesucristo en el río Jordan, característico por su ropón color verde; de Papá Chuy, como le dicen al señor de Petatlán, con su vestido morado; el Santo Niño de Atocha, con sombrero, o San Martín de Porres, con sus dos ratones en las manos. Así como el traje del Niño Divino característico por su color rosa.
José Lamberto es uno de los costureros que se dedica a confeccionar prendas para el Niño Dios, en las cuales trabaja durante todo el año para tenerlas listas para el 2 de febrero, pero afirmó que le llegan peticiones especiales que se tiene que hacer en el momento, como los atuendos de policía, bombero, futbolista, marinero, entre otros.
También tiene que elaborar los trajes de figuras de tamaños especiales como la de la familia Vargas Lima, que mide 90 centímetros de largo y es el más grande que a tenido que vestir.
Entusiasmado por lo que representa el honor de confeccionar la vestimenta, José Lamberto relató que según le contaron el Niño Dios llegó a la familia Vargas Lima por casualidad, al hotel Lozada, que era de su propiedad.
Recordó que llegaron unos huéspedes que encargaron una caja y prometieron regresar a registrarse, pero que nunca regresaron por la misma y al abrirla se encontraron con la sorpresa que era una figura del Niño Dios, la cual han vestido desde hace 50 años.

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