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Carlos Pérez Aguirre

A Miguel Ángel Granados Chapa

 

Ningún hombre será inútil en tanto tenga un amigo. Y tú, Miguel Ángel, fuiste todo un poema de la amistad y de la verdad que alejaste de la inutilidad a varios aficionados a escribir que encontraron en ti al amigo, al maestro, al ejemplo.

Gran periodista, paradigma del honor y la ética profesional, nadie te llegó al precio, porque no lo tuviste, porque la verdad no se compra, como no se compra la dignidad, ni la amistad, ni el rayo del sol, ni las gotas de lluvia.

Hiciste verdaderos amigos discípulos de tu convicción, y eso es la mejor muestra de tu éxito en la vida. Uno de tus amigos y alumno, Tomás Tenorio Galindo, te ha recordado en El Sur, haciendo justa mención de tus prendas, que son muchas, y de tu libro Buendía el primer asesinato de la narco política en México, que se publica con motivo del primer aniversario de tu muerte, para que, como el Cid, con tu voz de denuncia y de admonición sigas en la lid ganando batallas con el triunfo de la verdad, en contra de los enemigos de la libertad de expresión.

No hay distancia en el espacio ni lapso en el tiempo que pueda disminuir el afecto y el respeto que nos inspiraste a tus amigos. Y por eso te escribo, como hace un año, porque la muerte no puede matar lo que no muere; porque, al final, la muerte no es más que cruzar el mundo, y seguir vivos en el corazón de los que nos aman.

Los generosos como tú pueden olvidar lo que han dado, pero los agradecidos jamás olvidaremos lo que de ti recibimos.

La amistad es el vino de la vida, y tú, Miguel Ángel, materializabas la metáfora con el mejor vino de tu cava, siempre sensible en tu personalidad, honor y reputación de maestro que te dabas a entender con media palabra, quizá por eso, cuando escribías tus textos, más que palabras, eran conciertos de valor en homenaje a la verdad y la justicia, siempre del lado del pueblo, del que fuiste voz, pensamiento y acción.

Nos enseñaste que no es suficiente conocer las palabras, sino saber escogerlas y aplicarlas a una situación dada, con la correcta adecuación entre pensamiento, palabra y circunstancia. Tú no las utilizaste para poner en marcha una multitud por las calles, y menos para sublevar a otros incitándolos a que atacaran a golpes y pedradas a los manifestantes.

Puedo decir que el periodista Granados Chapa quería ser leído y comprendido, no admirado, y que a sus lectores el maestro los deleitaba, los persuadía y los convencía, con su palabra informada, veraz, formal, quizá implacable, pero sin arrogancia y sin murmuraciones.

En tus libros, tus palabras transmiten imágenes mentales, palabras de acción y palabras que denotan sentimientos. Y es que un escritor como tú, es un artista que da a entender muchas cosas, a mucha gente, con el menor número de palabras, detrás de las cuales hay una sinfonía que transporta al lector a otro mundo, un mundo que hace que al lector le dé gusto haberlo leído.

Miguel Ángel: tu palabra ha sido buril delicado para tallar almas, como si con tu palabra que honra la verdad, hubieses querido dejar impreso el historial y el destino de México, apartado de la mentira y llamándole a las cosas por su nombre, aquí donde las palabras engañan con eufemismos.

Frente a los políticos que hablan mucho y no dicen nada, tú decías mucho con pocas palabras.

Como profesional de la palabra, le otorgaste a esta, tu respeto más grande.

Como escritor, demostraste que un texto es más que solo palabras, porque escribir literalmente, es un arte.

Como maestro lograste que tus palabras, fuesen comprendidas por tus interlocutores, lectores y alumnos.

Como líder influiste en tu equipo por ser hombre honesto e insobornable que cumplía su deber y su palabra.

Como periodista, lograste y logras que tus lectores piensen, porque haces que una palabra cumpla la función de una frase, y una frase la de una oración, pero sobre todo, logras que te den total credibilidad, por tu autoridad moral de hombre incorruptible, veraz, luchador social y defensor del pueblo de toda tu vida.

Cómo te extrañamos Miguel Ángel, y cómo te necesitamos. Cómo es necesaria la claridad de tu pensamiento.

Conservaré tu amistad bajo la llave de mi propia vida, y tu palabra seguirá siendo antorcha para mis pies y luz para mi sendero.

 

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