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Montan obra sobre Tennessee Williams a partir de Un tranvía llamado deseo

Rodolfo G. Zubieta / Agencia Reforma

Ciudad de México

Una cadena de cultura en la gente es el efecto que a Itatí Cantoral y Hernán Mendoza les gustaría que provocara la obra Tennessee en cuerpo y alma, la cual protagonizan y cuyo estreno oficial se realizó ayer en la Casa del Lago, en el Bosque de Chapultepec.
Es por eso que el montaje, el cual retrata el bloqueo creativo que vive el escritor neoyorquino Tennessee Williams a lo largo de varios meses en el interior de su hogar, es una invitación para que el público se acerque al trabajo de este autor, pero, sobre todo, para que reflexione sobre temas universales como el miedo, la inseguridad, la identidad y el amor.
“No es necesario conocer a Tennessee para disfrutar la obra. No estamos tratando de hacer una biografía, sino estamos planteando un momento en la vida de alguien creativo a quien le falta la inspiración. Eso nos puede pasar a todos y hace que la gente se identifique con el texto. Al no ser necesario que la gente sepa quién fue este personaje, lo que sí puede pasar y nos encantaría que pasara es que, saliendo de la obra, se les antoje ir corriendo a comprar el libro o la película de Un tranvía llamado deseo y conocer más sobre el autor”, consideró en entrevista Mendoza la noche del viernes, día en que se realizó una función especial para invitados.
Y es que la puesta en escena, dirigida por Francisco Franco y escrita y producida por Ximena Escalante, parte precisamente de esta obra de Williams, una de sus más famosas y reconocidas en el mundo.
La historia se desarrolla en el departamento del neoyorquino durante uno de sus tantos bloqueos creativos y con la presión de entregar un nuevo texto fresco y diferente a lo que ha hecho antes.
La llegada intempestiva de una médium (Dora Cordero) a la casa del autor (Mendoza), hará que éste se replantee su vida y recupere la inspiración. ¿La razón? La materialización del espíritu de Blanche DuBois (Cantoral), personaje femenino protagonista de Un tranvía llamado deseo.
“Siempre he pensado que el teatro debe ser reflexivo o más bien todo el arte tiene que darte algo en el alma. Tal vez no salgas queriendo comprar el libro o queriendo saber algo de la vida de Tennessee o de Blanche, pero si hay algo dentro de ti que no has podido superar y lo haces saliendo de ver esta obra, ahí ya hicimos un milagro”, reflexionó Itatí.
A lo largo de la hora y media que duró el montaje, las 70 personas invitadas, dentro de las cuales se encontraban actrices como Arcelia Ramírez y Rebecca Jones, vibraron con la alegría, tristeza y desesperanza que les transmitieron los actores, a quienes despidieron con una ovación de pie que duró aproximadamente dos minutos.

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