Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Muestra una riña el uso de Santa Prisca para comercio; el MP libera a agresoras

Claudio Viveros Hernández

Taxco de Alarcón

Una riña por la disputa de espacios para la venta de artículos religiosos en la parroquia de Santa Prisca sacó a flote la corrupción que prevalece en el Ministerio Público y los cotos de poder en la iglesia.
El sábado pasado, derivado de un conflicto entre vendedoras de diversos productos religiosos que se han instalado en los pasillos e interiores de la máxima joya arquitectónica, una menor de edad, de 15 años, Diana Lizeth Hernández Solís, fue agredida por dos mujeres adultas quienes la golpearon y le dejaron secuelas de gravedad que se evidencian en el sentido de la vista.
Las mujeres agresoras son Judith y Paola Calderón García, que fueron detenidas en flagrancia por la Policía Preventiva junto con otra prima de ellas, Janeth de los mismos apellidos y puestas a disposición de la agencia del Ministerio Público luego de que la tarde del sábado sostuvieron una riña con otra vendedora, Patricia Guadalupe Martínez González.
Sin embargo, la madre de la menor agredida, Alicia Solís Martínez, denunció que tras la demanda que interpusieron y la solicitud de que el médico legista de turno revisara a su hija, éste actuó de manera parcial, pues no atendió debidamente el caso y tuvieron que recurrir a un médico particular para que certificara las agresiones físicas que evidenciaron lesiones severas con edemas, hematomas y contusiones, una de éstas con probable lesión de nervio facial derecho y alrededor del arco cigosomático del ojo derecho.
Pese a las agresiones en que incurrieron contra la otra vendedora, Patricia Guadalupe Martínez González, y la hostilidad contra la menor de edad que era ajena al conflicto, dijo que las agresoras fueron puestas en libertad la noche del domingo sin que las autoridades aplicaran la impartición de justicia y actuaran conforme a derecho, por lo que pidió la intervención de las autoridades superiores y el pago de los daños causados a la menor, además de la atención médica que requiere.
El conflicto entre las vendedoras puso en evidencia también al sacerdote de la parroquia de Santa Prisca, Primo Maldonado Meza, quien ha permitido la instalación y venta de puestos de artículos religiosos en el interior y los pasillos de esa iglesia, lo que ha propiciado la disputa de espacios en un patrimonio cultural.

468 ad