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Llevan a los rarámuris casas ecológicas resistentes a las inclemencias de la sierra

Los indígenas tarahumaras vivirán pronto en “fortalezas” ecológicas construidas con tierra, bolsas y alambres de púa, capaces de resistir el extremo frío de la Sierra Madre Occidental, e incluso, movimientos telúricos.
Las “fortalezas” son viviendas construidas con adobes de tierra de altísima resistencia a los que han llamado “superadobe”.
Y es que ecólogos de la entidad han diseñado para los indígenas de la Sierra Tarahumara casas construidas con técnicas peculiares, debido a que las viviendas son forma de ojiva o punta de bala, cuya resistencia ya ha sido probada en países como Irak.
Ramón Quintana Avena, ecólogo de la entidad, quien trajo la idea, afirma que las aldeas ecológicas, no es otra cosa que tierra compactada en el interior de bolsas plásticas, que van siendo ensambladas en paredes circulares que vencen la resistencia de la gravedad y se convierten en estructuras cupulares de una gran fortaleza.
“Los rarámuris que han estado en nuestras casas construidas con ‘superadobe’ se sienten muy a gusto, porque afirman que este tipo de vivienda les recuerda lo agradable de sus ancestrales cuevas, en donde no sufrían el frío inclemente”, dijo.
Las viviendas no llevan varillas metálicas, porque entre cada capa de tierra van enlazados dos alambres de púa, lo que le proporciona tensión. Además, la compresión de la obra y su geometría, permiten que no caiga y resista la fuerza de un sismo.
“La estructura de estas viviendas facilita la cosecha de lluvias, el riego de huertos, reuso del agua, energía solar, pero todo hecho por las manos de ellos, porque no somos asistencialistas, sino que facilitamos esquema de habitad para la humanidad”, detalló.
Las familias podrán construir sus propias viviendas y colaborar con la edificación de las de sus vecinos, en un intercambio muy conveniente.
Los ecólogos se encuentran en pláticas con el gobierno del estado de Chihuahua, empresarios y con los municipios de la zona serrana para concretar este proyecto que aliviaría el déficit de viviendas cómodas, dignas y térmicas.
El ex alcalde de Guachochi, Martín Solís fue un ferviente promotor de estas viviendas durante el pasado trienio y dispuso la construcción de un prototipo en las instalaciones del Centro de Recuperación Nutricional de esta localidad.
“El ex alcalde Solís fue muy generoso al invitarnos para elaborar un prototipo en Guachochi, una vivienda de aproximadamente 50 metros cuadrados que ahora es usada por las familias que migran a este municipio desde comunidades lejanas y ocupan este espacio por el tiempo en que sus familiares recuperan su salud”, detalló Quintana Avena.
El ambientalista también tiene otros prototipos en su aldea ecológica del municipio de Santa Isabel, a 40 kilómetros al oeste de la capital del estado y espera que ante la actual crisis que vive el pueblo rarámuri, empresarios y gobiernos vean en las casas de “superadobe” una alternativa para mejorar el hábitat de los indígenas.
Por menos de 4 mil pesos el metro cuadrado de construcción, es posible tener viviendas fuertes y funcionales, destacó.
El prototipo de vivienda ha sido replicado en países árabes, en donde los sismos, las tormentas de arena y hasta la amenaza latente de los bombardeos y balaceras han sido bien sorteados con este peculiar modelo.
Guachochi, “lugar de garzas” en lengua rarámuri, está enclavado entre una enorme extensión de montañas y barrancas en la Sierra Tarahumara, y se localiza a 400 kilómetros de la capital.

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