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Interpreta López Tarso en una lectura de atril a Macario con la misma energía que hace 53 años

Minerva Hernández / Agencia Reforma

Ciudad de México

Su cabellera blanca y las arrugas de su cara prácticamente han desdibujado la imagen del Macario que interpretó hace 53 años. Pero en el instante en que Ignacio López Tarso comienza a hablar para dar vida a ese personaje, vuelve a ser aquel joven indígena que se enfrenta con el hambre y con la muerte.
No importa si su narración acerca de su joven esposa y sus hijos pequeños no coinciden con su figura; su voz convincente y la atmósfera creada con cientos de velas a su alrededor logran que en la mente del espectador todo suceda casi de la misma manera que en la cinta dirigida por Roberto Gavaldón en 1960.
Prueba de ello fue la ovación de pie que recibió el miércoles, al finalizar la función de Macario. El ahijado de la muerte, y los aplausos que le brindó el público cuando le fue entregado un reconocimiento por los años que lleva de trayectoria.
“Han sido 64 años felicísimos, porque la vida del actor se hace aquí, y yo la he pasado muy bien en estos escenarios. Son años en los que no he parado de trabajar y de hacer lo que a mí me gusta. Me parecen poco, puedo estar otros años más gozando lo que he gozado hasta ahora”, dijo el actor.
Macario. El ahijado de la muerte es una lectura en atril que el actor ha presentado en repetidas ocasiones durante los últimos años, y que en esta ocasión se realizó en el Teatro Julio Prieto.
En la puesta, el histrión comparte el escenario con su hijo, Juan Ignacio Aranda, y con Gabriela Pérez Negrete, además del guitarrista Guillermo González Phillips.
El montaje sirvió como marco para la develación de la placa conmemorativa, que contó con la presencia de Eduardo Morales, coordinador de prestaciones sociales del Instituto Mexicano del Seguro Social, y Alejandro Miranda, director del fideicomiso de administración de teatros y salas de espectáculos de la misma dependencia.
“(López Tarso) Ha dejado un gran legado y lo seguirá dejando. Su talento, su lucha para que estos escenarios sean un espacio para la cultura, nos deja a los actuales funcionarios una gran labor. Estamos luchando para que estos recintos siempre tengan a actores como usted”, dijo Morales.
Mientras los funcionarios hablaban y el público seguía atento cada detalle, el  observaba minuciosamente la placa, y antes de retirarse decidió tomar nuevamente el micrófono para aclarar una situación.
“Sólo quiero explicar que esta cara de tristeza que tengo aquí es porque es Macario, con la vela que se le está a punto de apagar. Pero los 64 años han sido de una cara muy sonriente y muy feliz”, agregó, provocando la risa de los asistentes.

Si me quieren, que me busquen, dice

Es uno de los representantes más importantes del cine nacional, pero hace años que Ignacio López Tarso ha dedicado su carrera a la televisión y al teatro, aunque no por decisión propia.
“El cine hace mucho que me cerró las puertas. Hace años que no recibo una buena proposición en cine. No sé (la razón), yo no busco a los productores, que ellos me busquen a mí si necesitan un actor. Así es el camino, yo nunca he ido a pedir, ni a los productores de televisión ni de teatros ni de cine. Extraño el cine, me gusta, lo he disfrutado mucho, sobre todo el que se hace ahora, ya no en estudio ni en foros”, comentó el actor.

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