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Celebra el IGC el Día de Muertos con ofrenda de las diversas regiones del estado

Redacción

Este jueves comenzó la segunda edición de la Fiesta de Todos Santos, que para celebrar el Día de Muertos se llevará a cabo hasta el domingo 4 de noviembre, en el Centro Cultural Acapulco (CCA) y en el auditorio de Sinfonía del Mar.
En la entrada del CCA se puso una alfombra de aserrín de colores en forma de sol, para dar la bienvenida a la exposición de ofrendas que mostraban las particularidades de la conmemoración del Día de Muertos en cada región del estado.
Por ejemplo, la de la región Norte estaba acompañada por una pequeña maqueta de Ixcateopan, con sus calles empedradas de mármol incluidas, mientras que la de Acapulco enfatizaba el legado indígena, y tenía pocos alimentos preparados, como tamales, ya que estaba constituida sobre todo por jitomate, chiles, tomate verde, maíz y sal de grano, así como caracoles y copal. En este altar, se puso una fotografía del recientemente fallecido exrector de la UAG Ascencio Villegas Arrizón.
Una de las participantes, Isabel Valdeolivar, indicó en su exposición que una de las propuestas para traducir la palabra Acapulco es la que planteó José Leonor Vázquez Hernández, de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, fallecido en 2011, quien decía que akatl significa literalmente caña, sin embargo, a los rayos solares, de forma metafórica, también se les dice akatl. También, pul o poloa significa arrasar, quemar o abrasar, mientras que ko es el locativo, por lo que tenemos: Acapulco, lugar donde abrasan los rayos solares, o lugar soleado.
Además del de Acapulco, otro de los altares destacados fue el de Costa Grande, que lució componentes tradicionales como pan y flores de cempasúchil, pero también una fotografía del profesor Lucio Cabañas Barrientos, revolucionario originario de Atoyac. En la explicación que se dio, dijeron que se decidió incluir la fotografía del maestro rural porque es el personaje más destacado de esa región cafetalera; la gran cantidad de velas y veladoras que adornaba el altar era para que los espíritus que regresan a visitar a sus familiares puedan guiarse para llegar a su destino.
La ofrenda que representó a la región Centro se distinguió por su profusa decoración de flores, así como veladoras y copal. Mujeres indígenas nahuas, en su idioma, dijeron que el 30 de octubre se recuerda a los niños fallecidos, y también se prende una veladora extra, para los que murieron huérfanos o durante la gestación.
Los toqueres, una especia de tortilla de grosor mediano, de maíz fresco que se acompaña de queso y salsa de molcajete, fue uno de los alimentos que encabezaron la ofrenda de Tierra Caliente, región en donde también son muy comunes el pan de baqueta, la maja blanca y las gorditas de maíz. En esta zona del estado las festividades comienzan en 31 de octubre, cuando se ofrenda a los niños; el 2 de noviembre es dedicado a los muertos adultos y al día siguiente es costumbre que toda la familia vaya al panteón a dejar las flores usadas en el altar.
El camino hecho por pétalos de flores de cempasúchil lleva al altar que presentó Tlacoachistlahuaca en nombre de la Costa Chica. En el idioma ñomndaa, María explicó que además de los elementos comunes como bebidas alcohólicas y flores, en ese municipio se suele preparar un platillo llamado cabeza de viejo, que es un mole de guajolote con yerbasanta, así como el pan de mono –con forma humana– calabaza en dulce, y la ofrenda se adorna con manteles hechos en telar de cintura, característicos de la región. Como en otros lugares, se deja encendida una vela, para las ánimas que no tienen familiares o a los que nadie rinde tributo.
En el altar de La Montaña se usaron panes en forma de juguetes, para los niños muertos, y atoles, que en aquella región, en donde suele haber bajas temperaturas, sirven para calentar el cuerpo y como alimento. También hubo, como en casi todos, moles rojo y verde de pollo y guajolote.
En su intervención al terminar el recorrido, Alejandra Frausto Guerrero, directora del Instituto Guerrerense de la Cultura, resaltó que esta edición de la Fiesta de Todos Santos está dedicada a Rita Guerrero, quien fue cantante de la mítica banda de rock mexicano Santa Sabina, así como a la directora del coro de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Falleció el viernes 11 de marzo de 2011 a los 42 años.
También mencionó entre los homenajeados a Pedro Vázquez Colmenares, exgobernador de Puebla y fundador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), quien pasó sus últimos años en Acapulco, donde falleció.
Por último, Frausto Guerrero elogió la carrera académica del exrector de la Universidad Autónoma de Guerrero Ascencio Villegas Arrizón, quien murió víctima del cáncer el 28 de octubre de este año.
Después de las intervenciones de Silvia Romero Suárez, secretaria de Educación y representante del gobernador Ángel Aguirre Rivero, así como de la presidenta del patronato del DIF Acapulco, Claudia Walton, se premió a los ganadores del concurso Calaveritas Guerrerenses. El primer lugar fue para el taxqueño Ricardo Ramírez Hernández; la acapulqueña Norma Arellano Moreno obtuvo el segundo lugar, y el jurado decidió dar menciones honoríficas a Noé Blancas Blancas, René Rueda Ortiz y Arturo Ortega Carbajal.

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