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Sin pistas, el caso del político indígena Longino Vicente, desaparecido hace cuatro meses

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

El 22 de junio, Longino Vicente Morales pasó a prisa y visiblemente contento a su casa, en Álamos número 63 de la colonia San Miguelito. Eran las 10 y media de la noche, y su esposa Bladina Diéguez Castro lo recuerda sonriente cuando, después de arrojar el portafolio en un sillón, le dijo: “Regreso luego, voy a la casa de Igor (Sánchez Espinobarrios, un amigo de la familia)”.
Pero el indígena ñu savi de 24 años ya no regresó. Una hora después desapareció inexplicablemente, y a cuatro meses del hecho, su familia y sus amigos continúan buscándolo sin resultado alguno.
Blady –como cariñosamente Longino llamaba a su esposa–, sus padres, sus amigos, dirigentes sociales y representantes de organismos de derechos humanos, han tocado desde entonces todas las puertas en busca del dirigente indígena, pero sólo han encontrado silencio, indiferencia, simulación y negligencia de las autoridades y de políticos a quienes el incipiente político encumbró.
“Estamos trabajando señora, aunque usted no lo crea estamos trabajando”, es la típica frase que recibe Blady, siempre que solicita información a la procuradora de Justicia, Martha Elva Garzón Bernal. Mientras tanto, el gobernador Ángel Aguirre Rivero no ha respondido a la solicitud de la familia de que le conceda una audiencia. El secretario de Gobierno Humberto Salgado Gómez se interesó en el caso las primeras semanas, pero ahora ya no atiende los mensajes de la esposa de Longino. El diputado federal del PRD, Jorge Salgado Parra, a quien el indígena le coordinaba su campaña en el Distrito 01, definitivamente le respondió a la señora Diéguez Castro que él no se siente obligado a brindarle ayuda, porque Longino no trabajaba directamente con él, sino con uno de sus subalternos, Alejandro Peralta.
Después de más de cuatro meses de la desaparición de Longino y ante el silencio de las autoridades, Bladina Diéguez, finalmente, se decidió a hablar abiertamente del caso en una amplia entrevista para El Sur.
“Yo no quería moverme mediante conferencias de prensa, marchas o protestas, como me lo sugerían. Tenía miedo. Para mí no hay ninguna garantía. Yo no sé qué personas tienen a mi esposo y qué puede pasar conmigo. No cuento con nadie, solamente estoy con mi hija y nadie me garantiza seguridad”, explicó dando cuenta de sus razones para no sacar a flote el caso.
“Además, siempre confié ciegamente en que las autoridades podían resolver el caso de mi esposo. Lamentablemente ya han transcurrido más de cuatro meses y no hay ningún resultado, ninguna respuesta de parte de ellas”.

Longino, el político indígena

Longino Vicente Morales es un joven ñu savi (mixteco) de 24 años, nació en La Palma, municipio de Ayutla, hijo de Marcos Vicente Castro y Francisca Morales Jiménez.
Su aspiración fue convertirse en político, por eso muy joven se trasladó a Chilpancingo, en donde se desempeñó en diferentes trabajos, siempre combinando su tiempo con la escuela.
En la actualidad, cursaba la licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG).
Desde 1999 se convirtió en promotor del voto a favor del candidato del PRD a la presidencia Municipal de Ayutla, Fortino Caballero Villalobos, también lo fue en 2002 de Homero Lorenzo Ríos y en 2005, cuando volvió a competir por la alcaldía, fue su coordinador de campaña en la región mixteca y tlapaneca de ese municipio.
En el 2008, Longino fue candidato a la presidencia del consejo municipal del PRD en Ayutla, y ese mismo año fue candidato suplente a la primera regiduría del municipio.
En forma simultánea, en 2008 fue promotor del voto a favor del candidato a la Rectoría de la UAG, Ascencio Villegas Arrizón, y candidato a consejero académico en la Unidad Académica de Derecho.
En 2011 se convirtió en coordinador de campaña del candidato a gobernador Ángel Aguirre Rivero en el sector juvenil de Ayutla y Tecoanapa, y el 1 de abril asumió el cargo de secretario particular del secretario de Asuntos Indígenas, Marcos Matías Alonso, hasta el 15 de enero del 2012, cuando éste renunció para buscar la diputación federal.
El 17 de febrero de este año, Longino Vicente se registró como precandidato a diputado plurinominal por la cuota de los jóvenes, y promovido por el movimiento Jóvenes por Causas Sociales de Guerrero, del que era presidente, aspiración que no alcanzó.
En abril de este mismo año fue designado coordinador de campaña, para la promoción del voto del ahora diputado federal Jorge Salgado Parra, por el PRD en el Distrito 01.

Un día sin sobresaltos

El viernes 22 de junio fue un día normal para la pareja Vicente Diéguez. Longino Vicente salió de su casa a las 9 y media de la mañana. Vestía una camisa color uva de manga larga, pantalón azul marino de vestir, zapatos y cinturón cafés. En su cartera, su identificación oficial, una tarjeta de Bancomer y otra de Coppel e imágenes de santitos, “porque él es muy creyente, es católico”, recuerda Bladina Diéguez.
Sus labores eran recorrer el Distrito 01 de Chilpancingo, en donde se reunía con los líderes de las colonias. “Me hablaba de que entregaba muchos apoyos de parte del candidato. Eso le gustaba a él, ayudar a la gente, por eso siempre le daba seguimiento a todas las solicitudes”, asegura su esposa Blady.
A la 1 de la tarde regresó a su casa a almorzar con Baltasar, un chofer de la campaña de Jorge Salgado. Allí estuvieron trabajando un rato y volvió a salir, hasta a las 10 y media de la noche, cuando regresó.
“Llegó a las 10 y media de la noche. Nos saludó sonriente (a su esposa y a su pequeña hija de 1 año siete meses). Me dijo: ‘hija voy a salir, voy a ver al ingeniero Igor’”.
Igor Sánchez Espinobarros es un amigo de la pareja de hace varios años. Su casa está a escasas tres cuadras arriba, en Taxco número 13 de la colonia Indeco.
Con Igor habría estado aproximadamente una hora, merendaron y platicaron de la campaña de Jorge Salgado. Al final, Longino le solicitó unas fotos de su hija Vicdie Angelique, de su fiesta de cumpleaños, que apenas había sido en marzo pasado y allí la esposa de Igor le tomó las fotos a la niña, para el recuerdo.
Igor entregó las fotos en una memoria que llevaba Longino, quien se despidió aproximadamente a las 11 y media de la noche. Su amigo salió a despedirlo a la puerta, desde donde vio que caminaba rumbo a su casa, por la calle lateral de las instalaciones de la Feria de Navidad y Año Nuevo.
Aún sin sobresaltos, Bladina Diéguez mandó un primer mensaje a su esposo a las 11:45 de la noche, “le dije que ya era tarde que se viniera a descansar, pero no me lo contestó”.
A las 2 de la mañana le comenzó a marcar a su celular, pero entraba el buzón, “pensé que se le había acabado la pila, aún no me alarmé”, recuerda Bladina Diéguez.
A las 5 de la mañana ya del sábado 23 le llamó a Igor. “No Blady, él ya se fue, sólo merendamos, platicamos y se fue”, le contestó aquél.
“A las 6 me comencé a desesperar, y a las 6 y media le llamé a sus papás ‘¿como que no está?’, me contestaron inquietos, pero les dije que no se preocuparan que lo iba a seguir buscando”. Y la búsqueda se amplió, a partir de esa hora, entre el resto de la familia, amigos y conocidos.
Con amigos y familiares, Bladina acudió a hospitales, a la policía, al Semefo y hasta el Centro de Readaptación Social, sin que encontraran pistas o datos que revelaran su paradero.
Después del medio día, Bladina Diéguez reportó el caso al 066 y acudió al Ministerio Público para presentar la denuncia, pero le dijeron que aún no habían pasado las horas necesarias para configurar la desaparición de personas.
También llamó al secretario de Asuntos Indígenas, Filemón Navarro, pidiéndole su intervención. “Me pidió mis datos y me dijo: ‘déjeme ver que puedo hacer’, pero hasta ahorita yo no he visto ninguna ayuda de él”.

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