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Permitió el boom a los latinoamericanos ser universales, dice Mario Vargas Llosa

Carlos Rubio / Jorge Ricardo / Agencia Reforma

Madrid / Ciudad de México

El boom permitió a los propios latinoamericanos romper con un complejo de inferioridad y ser universales. Fue un estímulo y un ejemplo para las futuras generaciones de escritores, aseguró el escritor Mario Vargas Llosa, durante la conferencia con la que inauguró el congreso El canon del boom.
En la Casa de América, y en presencia de los príncipes de Asturias, el autor de Conversación en la catedral hizo un repaso de lo que representó para él este movimiento literario, que se gestó en la década de 1960.
Vargas Llosa relató cómo fue que conoció a Cortázar, Fuentes y García Márquez, escritores que, al igual que él, se convirtieron en figuras centrales del movimiento.
Recordó que Cortázar tenía algo en común con los otros autores del boom: “Escribía en una lengua que parecía natural, de todos los días, porque la literatura del boom rompió con un lenguaje resabido, ampuloso, que tomaba distancia con la lengua de la calle”.
Sobre Carlos Fuentes, dijo que lo conoció en México en 1962.
“Su imagen era la de un triunfador; era  cosmopolita, una fuente de información riquísima; era simpático, divertido y buen mozo; era un seductor nato y un trabajador incansable, muy disciplinado. Nadie contribuyó a acercar a los escritores latinoamericanos como Carlos Fuentes”, expuso Vargas Llosa.
Respecto a García Márquez, relató que sostuvieron una larga correspondencia desde que leyó El coronel no tiene quien le escriba. “Finalmente lo conocí personalmente en Caracas, cuando se entregaba el primer premio Rómulo Gallegos y él acababa de publicar Cien años de soledad.
También hizo un espacio para Carmen Ballcels, a quien definió como “otro personaje clave del boom”, porque fue ella quien lo convenció a él y a García Márquez para irse a vivir a Barcelona, donde, aseguró el escritor, se trabaron amistades muy intensas.
“Ahí nos sentimos parte de una patria común, la de una lengua compartida que veíamos renovada en obras originales y novedosas que merecían el interés de otras lenguas; y uno tenía la sensación de que si hacía las cosas bien, contribuiría a cambios y reformas, a hacer que la vida fuera mejor”, sostuvo.
El Nobel de Literatura 2010 tuvo palabras elogiosas para el editor Carlos Barral, quien también, agregó, jugó un papel muy importante en el boom al editarlos a todos y darlos a conocer no sólo en España, sino entre los propios latinoamericanos.
“El boom fue un reconocimiento de que América Latina no producía sólo charros, revoluciones, dictaduras y boleros, sino una literatura que aportaba algo novedoso y creativo a la literatura moderna, y el boom saltó hacia América Latina, y gracias a ello empezaron a descubrir a sus propios narradores y otros, como Alejo Carpentier, José Lezama Lima o Guillermo Cabrera Infante, pudieron ser rescatados”, expresó Vargas Llosa.
Por último, dijo que el movimiento duró no más de 10 años, pero fueron años de exaltación y cohesión.
Su fin lo ubica con el caso del poeta cubano Heberto Padilla, quien primero fue premiado por el régimen cubano y luego acusado de trabajar para la CIA y obligado a reconocer su culpa.
“Fue la política lo que deshizo los vínculos que nos mantenían unidos, no sólo porque se rompieron amistades, sino porque fragmentó el trabajo literario, pero quedó un estímulo y un ejemplo que fue aprovechado por las generaciones posteriores, ya que hizo menos difícil seguir una vocación literaria. El boom es ya historia, pero no fue sólo buenos libros, sino relaciones de amistad entre sus protagonistas y una batalla común por la ficción, la literatura, la cultura, que es más que entretenimiento, porque es una batalla contra lo que nos disgusta o no nos gusta de la realidad”, concluyó.
El congreso El canon del boom se llevará a cabo hasta el próximo viernes en ocho ciudades de España y contará con la participación de 40 autores, críticos literarios y  periodistas.

Detallan la entrega del Premio Fuentes a Vargas Llosa

Mario Vargas Llosa recibirá el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria el 21 y no el 11 de noviembre, informó la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar.
El lugar de la entrega será la Ciudadela, convertida ahora en La Ciudad de los Libros, que a partir de entonces quedará reinaugurada, luego de unas obras donde se invirtieron de más de 500 millones de pesos y del alojamiento de las bibliotecas de Carlos Monsiváis, Jaime García Terrés, José Luis Martínez, Alí Chumacero y Antonio Castro Leal.
Se había planeado que el premio, dotado de 250 mil dólares y cuyo ganador fue anunciado el 15 de octubre, fuera entregado el 11 de noviembre, día del nacimiento de Carlos Fuentes, pero esta mañana, antes de la conferencia para revelar a Selma Ancira como ganadora del premio de Traducción Tomás Segovia, Sáizar informó la nueva fecha.

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