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Sin medidas de seguridad, comienza el éxodo mayor de jornaleros indígenas

Sergio Ferrer

Tlapa

Luego de la celebración del Día de Muertos miles indígenas de La Montaña abandonan sus hogares en busca de trabajo como jornaleros agrícolas en los estados de Sinaloa, Chihuahua, Jalisco, Michoacán o Morelos, que en estos días registra la mayor expulsión de guerrerenses en todo el año.
En Tlapa está instalada una Unidad de Servicios Integrales (USI), que tiene como función la atención a los migrantes,  pero no cuenta con personal médico y el personal que lo atiende no está capacitado para hacerlo.
De acuerdo con la Jurisdicción Sanitaria 04-Montaña de la Secretaría de Salud del estado, hay un médico a disposición de la USI, pero no se observó ninguno durante la visita del reportero al lugar. Tampoco hay personal del gobierno federal ni espacios adecuados para la espera de los jornaleros, que llegan y salen en camiones repletos.
La coordinadora del Programa de Jornaleros Agrícolas y Migrantes Internacionales del Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan Margarita Nemesio, denunció que la falta de atención hacia los migrantes indígenas se da desde hace un año y que no hay un verdadero interés de ayudarlos.
Agregó que a pesar de que hay trabajadores de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) del gobierno del estado, éstos no están capacitados para certificar que los camiones vayan con las medidas mínimas de seguridad.
Por ejemplo, los camiones que son para 40 pasajeros se llenan con 60 personas o más, además de que no cuentan con la ventilación, el agua o los alimentos que necesitan para realizar el viaje.
En las instalaciones para jornaleros cohabitan estudiantes de partería e incluso se usan como oficinas de atención, como Microregiones que es un programa independiente que incluye atención a migrantes.
Aunque los viajes comenzaron en septiembre ha sido a partir del 4 de noviembre cuando comenzó un éxodo mayor de migrantes, ya pasadas las fiestas por el Día de Muertos.
Con respecto a las acciones del gobierno estatal, personas del Consejo de Jornaleros Agrícolas de la Montaña asignados a la USI, reconocieron que les han entregado despensas pero falta la respuesta del gobernador para la instalación de una tortillería que dé el servicio a quienes llegan al lugar.
Del titular de grupos vulnerables no se ha sabido desde que acudió junto con el gobernador hace ya varios meses.
Miguel, un hombre de origen nahua que atiende junto con otras cuatro personas la USI, precisó que ayer trabajadores del ayuntamiento de Tlapa tomaron fotografías de los migrantes para informar al alcalde que sí funciona.
Aunque es ya conocido que cada año se repite este fenómeno  migratorio, no hay un presupuesto para atender las necesidades básicas por eso “esperemos que (el alcalde) nos apoye,  porque aquí en el comedor hace falta luz y hay otros detalles”, refirió Miguel.
La mayoría de los migrantes son de comunidades y colonias de Tlapa, incluidas familias evangelistas que fueron expulsadas de su comunidad nativa.
El domingo se fueron seis camiones, de los cuales cinco iban con rumbo a Morelos, a la recolección de caña y ayer partió un camión a Michoacán para el corte de melón y cuatro más a Sinaloa donde se recoje jitomate, chile, berenjena o pepino.
Ayer por la noche llegaron a la USI seis unidades de la localidad de Ayotzinapa que partirán hoy, sin incluir los camiones que no acuden a la USI, los cuales salen cada tres días hacia Baja California sin que haya algún registro.
En la cancha de Cuba, ubicada a un costado del cauce de río, también se refugian migrantes que ya no caben en las instalaciones, aunque el encargado, Miguel dice “no sé por qué no vienen, hemos ido a invitarlos, aquí hay agua para que se bañen y comida, allá están en el sol y aquí hay sombra”.
Agregó que trabajan de 5 de la mañana a 10 o 12 de la noche en los días de mayor afluencia de jornaleros que llegan de las siete regiones de Guerrero y de las cuales, el municipio de Chilapa registra un mayor número de migrantes, seguido de los municipios enclavados en La Montaña alta y en tercer lugar Ometepec.
En el lugar se puede observar a hombres, mujeres y niños a la espera del camión que los llevará fuera de su tierra a trabajar como jornaleros. La mayoría se ven cansados y buscan refugio bajo la sombra de los árboles, mientras cuidan celosamente sus pertenencias.
Las ropas que visten y su equipaje dan cuenta de la pobreza que los obliga a salir del estado. La mayoría trae consigo una bolsa de plástico o un costal, en donde se observan algunas mudas de ropa, cargan con cubetas de plástico y maletas desgastadas.
La vestimenta de las mujeres es similar: huaraches de plástico, falda, blusa y un niño o niña que apenas habla o camina, en los casos de los infantes más grandes, porque otros son bebés de brazos que tendrán que hacer el viaje sin las condiciones mínimas de seguridad.
La mayoría trae consigo un petate que servirá para colocarlo sobre el suelo y ahí descansar cuando haya tiempo, pero mientras esperan, esos lechos están enrollados y amarrados, a la espera del vehículo que abordarán en su búsqueda de trabajo.
Algunos esperan de pie, otros sentados, otros más se recuestan en el pavimento, cruzados de brazos y con la mirada al cielo.
El cansancio de todos es evidente, con la cabeza agachada y los ojos somnolientos.

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