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Migran en condiciones precarias más de mil jornaleros guerrerenses en en dos días

Carmen González Benicio

Tlapa

En dos días salieron más de mil jornaleros agrícolas indígenas nahuas, na savi y me´phaa a los campos de cultivo del norte del país, sin revisión médica, en transportes en malas condiciones y escaso apoyo institucional.
El lunes inició el periodo fuerte de migración de jornaleros, tan sólo ese día salieron 17 autobuses y este martes otros tres antes del mediodía, pero ya esperaba un grupo de indígenas na savi la llegada de su autobús y a más migrantes de la parte baja y marginada de ese municipio como Arroyo Prieto o Dos Ríos, de acuerdo a la información proporcionada por integrantes del Consejo de Jornaleros Indígenas.
Las comunidades que han expulsado a los jornaleros son Ayotzinapa, del municipio de Tlapa; Zoyatlán de Juárez de Alcozauca; Vista Hermosa de Cochoapa el Grande; Cahuatache de Xalpatláhuac, Ayotoxtla de Zapotitlán Tablas y de Acatepec, con destino a Sinaloa al corte de hortalizas y a Morelos al corte de la caña.
El periodo migratorio, de acuerdo a la fecha que maneja el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, inició en septiembre con la salida de autobuses de manera esporádica, ya que la mayoría de los indígenas espera que pasen las festividades del Día de Muertos.
En años anteriores, a partir del 3 de noviembre iniciaba la salida de los cientos de indígenas a los campos de cultivo, pero ahora los autobuses fueron enviados a partir del lunes 5 de noviembre por el periodo de asueto de Día de Muertos que alcanzó el fin de semana.
Las aproximadamente 20 unidades que salieron con jornaleros van con un cupo de 40 personas adultas y sus niños a quienes tienen que ir cargando, porque ya no hay asientos para ellos en un recorrido de más de 20 horas.
De acuerdo a integrantes del Consejo de Jornaleros el transporte que mandan los empresarios para trasladar a los jornaleros a sus campos continúa en mal estado y no han mejorado, pese a que se exige desde hace años, además del maltrato de los operadores que actúan con prepotencia con los indígenas.
El apoyo de las instituciones es deficiente, como el caso de salud en que el responsable del módulo, lo mantiene cerrado y no ha cumplido con la revisión y atención médica a los indígenas que llegan a la Unidad de Servicios Integrales (USI) de Sedesol, “sólo paso un rato”, comentaron.
Los jornaleros que esperan la salida de su autobús en la USI tienen que dormir en los pasillos, bajo el techado del comedor y espacios libres, ya que los dormitorios están ocupados por las  30 alumnas de la escuela de partería profesional que inició curso en agosto  y que tienen “hospedaje y becas” durante su curso. Hay familias que duermen dos o tres días en espera de que se junte el cupo del autobús, y había una que tenía dos semanas de espera.
La cifra de los jornaleros que migran es  imprecisa y los datos de los autobuses que han salido son del Consejo, ya que el Programa de Atención a Jornaleros  Agrícolas de la Sedesol “apenas se está incorporando” y maneja horarios de atención establecidos y de oficina que tiene escritos sobre una pizarra, de 9 a 7 de la noche, con salida intermedia para comer.
Lo anterior generó en días pasados desacuerdos entre el personal y los jornaleros que pasan a la USI a registrarse porque tienen que esperar “hasta que sea horario de trabajo” o se ven obligados a esperarse horas, pese a que su autobús ya estaba completo. Otros optan por irse sin registrarse ante los tramites burocratizados que les ocasionan gastos adicionales.

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