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Entreveran jóvenes escritores sus dichos con el fondo del murmullo del mar acapulqueños

Redacción

Las letras tomaron por asalto la playa Condesa, con Luis Ángel Vargas, Yelitza Ruiz y Alma Verónica Ramos Terrones, triunfadores del Premio Estatal de Cuento, Poesía y Ensayo Literario Joven 2012, quienes leyeron los trabajos con los que ganaron el mencionado reconocimiento, entre las actividades del Festival del Libro y la Palabra Acapulco en su Tinta, que se lleva a cabo en el puerto desde el miércoles pasado y hasta el próximo domingo.
Los asistentes se acomodaron en el mobiliario de playa, y bajo las palapas, escucharon la participación del acapulqueño Luis Ángel Vargas, quien leyó su texto titulado Díptico, en el que aborda, desde la perspectiva poética, los conflictos que suele haber entre hermanos. A pesar de la obvia referencia al mito de Caín y Abel, el joven bate explicó que en su composición no influyó dicha leyenda, aunque, por ejemplo, en una ocasión, con uno de sus hermanos menores hizo un pequeño cobertizo, al cual le prendió fuego con su consanguíneo dentro, “fue una etapa en la que era un poco piromaniaco”, bromeó.
Después de él, participó la poeta de Iguala Yelitza Ruiz, quien leyó su ensayo Juan José Arreola, el narrador que se revela en el poema, en el que remarca cómo el lenguaje del escritor jaliscience está impregnado de constantes imágenes poéticas, dado el conocimiento del maestro de Ciudad Guzmán de la métrica.
Amplió opiniones como la de Marco Antonio Campos, que dijo que la narrativa de Arreola se constituía por poemas en prosa, y en el mismo sentido, la del Premio Nobel de Literatura mexicano, Octavio Paz, quien aseveró que los trabajos de Arreola eran “verdaderos poemas en prosa”, dada la habilidad del autor para evitar que cada párrafo de su producción se pareciera a otro.
Con el sonido del mar entreverado entre sus palabras, la escritora dijo que la prosa de Arreola ayuda a comprender mejor la poesía desde la narrativa.
Luego fue el turno de la narradora taxqueña Alma Verónica Ramos Terrones, quien leyó el cuento Heroína, en el que usa una técnica parecida a la de Alejo Carpentier en Viaje a la semilla, es decir, relata en sentido temporal inverso pasajes de la vida de la cantante Janis Joplin, cuyas líneas albergan múltiples referencias a la música de las décadas de los años 60 y 70, así como de la generación de los llamados escritores malditos.
Visitantes en traje de baños pasaban incrédulos ante la mesa instalada sobre la arena, ya que este tipo de actividades suelen hacerse en lugares cerrados o plazas públicas y no en lugares que tradicionalmente se relacionan más con la fiesta.
En una segunda ronda, el poeta Vargas, nacido en 1989, estrenó el poema Címbalo para callar la sombra; Yelitza Ruiz, de 1986, leyó un ensayo sobre la obra cumbre de Malcom Lowry, Bajo el volcán, y la influencia que tuvo la ciudad de Cuernavaca, Morelos, en la hechura de esa novela, “pocos autores tienen la oportunidad de estar en una ciudad que les regala una obra”, y finalmente Alma Verónica Ramos Terrones, de 1984, completó el cuadro de su texto anterior, Heroína, con un cuento que sería una especie de precuela de ese relato, llamado Opio.

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