Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Maclovio Sautto

Mal ejemplo el de nuestra Universidad

El pasado viernes 9 en que se celebró la última sesión del H. Consejo Universitario casualmente estaba por ahí, porque tenía una reunión con la Comisión Mixta de Admisión y Promoción. Los últimos días se respiraba un clima de creciente agitación en las esferas políticas de nuestra universidad a un día de que cumpliera un mes de ratificado como rector interino el Dr. Alberto Salgado Rodríguez. Los rumores decían que el rector quería que su interinato durara hasta la conclusión del periodo por el que había sido elegido el Dr. Ascencio Villegas, esto es un año más. Se reabría una discusión legal sobre la duración del interinato y de la duración del periodo para el nuevo rector. En otros cargos de elección como las presidencias municipales, se establece que si el alcalde ya lleva más de la mitad del periodo se nombre un interino para que concluya el periodo y si es antes de la mitad se elija uno por el periodo faltante. De hecho uno de los rumores cuando enfermó el anterior rector fue precisamente que no renunciara antes de los dos años para evitar el proceso de elección y que se pusiera un interino. Una de las cosas que se buscó en la ley de la universidad vigente, fue que a los dos meses de elegir al nuevo rector se hiciera lo propio con los directores de escuela, bajo el argumento de garantizar la estabilidad política y que se tuviera conciencia de la afinidad del director con el rector en turno. Con la determinación tomada, los directores se elegirán a un año y medio de la elección del rector . El otro rumor y con mayor fuerza que ante la “locura” del rector interino, el Consejo lo destituiría.
En menos de mes y medio a raíz de la renuncia del Dr. Ascencio Villegas, los universitarios vimos como en pocos días la mayoría de las fuerzas políticas cerraron filas con el candidato del Fredeuag, empezando por las que hasta ese momento vivían en la oposición, encabezados por Germán Cerón, Rogelio Ortega y el ex rector Gabino Olea. Tardó un poco en llegar la organización dirigida por el ex rector Marcial Rodríguez (primo del virtual candidato de unidad).
El lunes 5 de noviembre el rector responde a las denuncias de que rompió acuerdos, que se había comprometido a no hacer ningún cambio y que ya había cambiado a la titular de Caja, a la de Adquisiciones, a la secretaría técnica del H. Consejo Universitario, al secretario general y al director del Jurídico.
El nuevo secretario general es el maestro Uriel Reyes, que encabea una fracción de AR disidente de Gabino Olea, y con los rumores crecientes de que Marcial Rodríguez se sumaba a las fuerzas del rector Salgado, los tambores de guerra empezaron a sonar fuertemente.
Al llegar a las 11 de la mañana a la Rectoría confirmé que ya  había acuerdo, que el rector interino y el candidato de unidad habían dado una conferencia de prensa luego de que el gobernador los había sentado a negociar. Empezaron a llegar camiones con estudiantes, el candidato de unidad llegó rodeado de los principales dirigentes de las corrientes políticas universitarias y empezó una reunión maratónica donde se elaboró la convocatoria de elección de rector. Poco después el reparto de tortas, como en los viejos días del priismo clásico de los 60 y 70.
Sobra decir que el H. Consejo Universitario ha dejado de ser un sitio de discusión y acuerdos entre universitarios, ya todo lo acuerdan las organizaciones políticas, al margen del Consejo, las comisiones son “consensuadas por las organizaciones”, nuestros consejeros universitarios han dejado de ser protagonistas de las discusiones y de conducción de la universidad, solo validan los acuerdos políticos de las organizaciones.
Y la ¿autonomía? Lo que hoy está pasando era inconcebible en la universidad de puertas abiertas y de vinculación a las luchas populares de los 70 y 80. Que fue el gobernador quien los sentó a discutir y acordar, la mayoría de los universitarios creemos que sí. Creo también que hemos hecho a un lado nuestros valores. Es una verdadera lástima que hayamos perdido la capacidad de autogobernarnos, de llegar a acuerdos. Cuando se toman decisiones es posible equivocarse, pero los universitarios hemos renunciado a discutir nuestros problemas y buscar soluciones. Tengo la seguridad de que en la pasada sesión de Consejo no se dio una discusión sobre las implicaciones de la decisión de nombrar rector por cuatro años.
No solo eso, ¿dónde vamos a discutir nuestros problemas académicos? ¿La desvinculación entre lo que estamos enseñando, el perfil de nuestros egresados y las necesidades del entorno? ¿Cuándo nuestros estudiantes podrán exigir una educación de calidad? ¿Cuándo vamos a acabar con los vende calificaciones, multichambistas y demás escorias que constituyen las bases fieles de las organizaciones políticas?
La discusión de principios políticos, de posiciones de izquierda, derecha y centro, al igual que en la sociedad ha sido rebasada por la política de los “espacios”, las “posiciones”, en un entorno dinámico al menos en el lenguaje: el acarreo se llama “mostrar el músculo”.
Esta es la crisis que nos negamos a reconocer, solo vemos la guerra al crimen organizado o entre el crimen organizado, y no se ve que parte de su origen es esta educación que estamos ofreciendo, que no responde a las necesidades de crecimiento social de los guerrerenses.

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