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Bajo aparatosa vigilancia de la Policía Federal y Estatal, marchan organizaciones a cinco años del desalojo de estudiantes de Ayotzinapa

Lourdes Chávez

Chilpancingo

A cinco años del desalojo violento de normalistas de Ayotzinapa del Congreso local, unos mil 500 estudiantes y miembros de organizaciones sociales marcharon pacíficamente en Chilpancingo, resguardados por la  Comisión de Defensa de los Derechos Humanos (Codehum) y padres de familia, y vigilados por la Policía Federal, que desde un helicóptero siguió la movilización, además de decenas policías estatales que aguardaron la protesta en el techo del edificio del poder legislativo.
No obstante que por esta movilización se suspendieron labores en el Palacio de Gobierno y en el Congreso local, la marcha anual por el desalojo del 14 de noviembre de 2007, coincidió en la plaza primer Congreso de Anáhuac con una exposición de productores guerrerenses que organizó la Secretaría de Desarrollo Rural del gobierno del estado.
En una parada en el Congreso, el dirigente del Comité Estudiantil, Diego Castro, subrayó que la protesta fue pacífica, a pesar del mensaje que quiso enviar el gobernador Ángel Aguirre Rivero a los ciudadanos, de que los estudiantes iban a alterar el orden y atacar los edificios públicos, tan es así que los desalojó; pero añadió que los estudiantes van a seguir manifestándose para exigir justicia para sus dos compañeros asesinados en el desalojo a balazos el 12 de diciembre del año pasado.
La marcha salió a las 11:30 de la mañana, de las instalaciones del museo La Avispa hacia el Palacio de Gobierno, subió por la avenida Ruffo Figueroa a la puerta tres de Casa Guerrero, y pasó frente a las instalaciones de la Policía Federal en la avenida de la Juventud, donde los manifestantes realizaron pintas.
El contingente lo encabezó la banda de guerra de Ayotzinapa, seguida de los integrantes de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) –que agrupa a todas las normales rurales del país–, asimismo alumnos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), y representantes de organizaciones sociales y campesinas del estado, y la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC).
La protesta se realizó para recordar la represión policiaca del 14 y 30 de noviembre de 2007, cuando los estudiantes exigieron la permanencia de la licenciatura de Educación Primaria, ante el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo.
Los jóvenes recordaron que el 14 de noviembre se había cerrado el diálogo con el gobierno estatal, y unos mil policías antimotines a cargo de secretario de Seguridad Pública, Heriberto Salinas Altés, y del entonces secretario de Gobierno, Armando Chavarría Barrera, desalojaron a los estudiantes del Congreso del Estado.
Asimismo, el 30 de noviembre fueron desalojados por la fuerza de la caseta de la Autopista del Sol, y en los dos eventos estimaron un saldo de tres estudiantes heridos de gravedad, 250 lesionados y 7 detenidos bajo proceso judicial.
En una entrevista radiofónica, el presidente de la Codehum, Juan Alarcón Hernández, recordó que el 14 de noviembre el personal de la dependencia se encontraba en el Congreso local para integrar una comisión de mediación para el caso de Ayotzinapa, cuando los policías arremetieron contra los estudiantes.
Los jóvenes denunciaron que este sábado, policías de la Policía Federal agredieron a un grupo de estudiantes cuando realizaba un boteo en la carretera federal Chilpancingo-Iguala, en Casa Verde, en el entronque de Filo de Caballos, donde los golpearon, les tiraron balazos, detuvieron a cinco y los torturaron.
Informaron que hace dos días ratificaron la queja por estos sucesos en la Codehum y en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), para que las agresiones a los estudiantes no sigan impunes.
Un helicóptero de la Policía Federal estuvo dando vueltas sobre la marcha estudiantil por casi una hora, desde que salieron del Palacio de Gobierno, subieron a la residencia oficial de Casa Guerrero y pasaron por las oficinas de la dependencia policial, sobre la avenida de la Juventud, en el fraccionamiento Jacarandas.
Además de sus consignas de lucha y otras contra las autoridades estatales, a su paso por las instalaciones de gobierno, los jóvenes hicieron pintas en el portón de la puerta tres de Casa Guerrero, y en la barda gris de la oficina de la Policía Federal: “14 de noviembre no se olvida”, “ni perdón no olvido”, “Aytozi vive”, “no más represión”.
A su paso por la avenida Lázaro Cárdenas, frente a las instalaciones de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), se observaron decenas de policías estatales sobre el techo del Congreso del Estado, que desde ahí seguían al contingente. Asimismo, desde las puertas de sus instalaciones, los universitarios también observaron pasar la protesta.
Con los estudiantes, marchó personal de la Codehum que portaban chalecos blancos con el logotipo de la dependencia, así como padres de familia con pancartas que decían: “no más represión a nuestros hijos”, “Aguirre, te responsabilizamos de lo que le pase a nuestros hijos”, “nuestros hijos no están solos, sus padres están con ellos”.
En un Congreso local casi vacío, luego de cantar el himno popular revolucionario Venceremos con el puño en alto, uno de los dirigentes normalistas demandó a los diputados locales evitar los criterios políticos partidistas en el juicio político para los ex funcionarios de la Procuraduría General de Justicia del Estado y de seguridad pública, el Alberto López Rosas y Ramón Almonte Borja, señalados como responsables del desalojo a balazos del 12 de diciembre.
El orador advirtió que los normalistas han llegado al límite ante las agresiones policiacas, recordó a los estudiantes asesinados el 12 de diciembre, Gabriel Echevarría de Jesús y Alexis Herrera Pino, y cuestionó que el gobernador busque que el gobierno federal (que encabezará el presidente electo, Enrique Peña Nieto), realice otra investigación, cuando ya existe una investigación amplia de la CNDH de esos hechos.
Reiteró que las recomendaciones de la CNDH, por los eventos del 12 de diciembre, no se han cumplido de manera integral, por lo tanto los estudiantes van a seguir movilizándose por su demanda de justicia.
Asimismo, señalaron su preocupación por las agresiones contra las normales rurales en el país, en  Ayotzinapa, Guerrero; en J. Guadalupe Aguilera, de Durango (agosto 2012), y en Tiripetio, Michoacán (octubre 2012).
Entre las consignas destacaron aquellas relacionadas con la represión: “la gente se pregunta, los impuestos dónde están; los impuestos son patrullas, que nos vienen a golpear”.
Asimismo en las pancartas: “¡no a la criminación de la lucha social”, “el pueblo exigen educación, no criminalización”, “se sigue operando con tortura, represión y asesinatos en el estado de Guerrero”, “no más represión, no más hostigamiento a la normal de Ayotzinapa”.

El mitin

En el Zócalo de Chilpancingo, desde temprano se instaló el tianguis de productores guerrerenses, donde los organizadores cuidaron no colocar la frase del sexenio de gobierno: “Guerrero cumple”, pero en su lugar colocaron el símbolo de una paloma de colores que siempre lo acompaña.
A las 2:30 de la tarde llegó la marcha de los normalistas, que ingresó poco a poco a la explanada. Los manifestantes tomaron el templete y el sonido de los organizadores del tianguis de productores e instalaron la manta de la FESCM, previo acuerdo con los organizadores.
Como acostumbran, en el acto dieron la palabra a los representantes de las normales rurales, de las organizaciones y de las universidades que los acompañaron en solidaridad.
Una joven normalista aclaró que “los estudiantes no somos malas personas, venimos del pueblo y por ellos protestamos”, y el de Tiripetio Michoacán, dijo que no la protesta no fue para recordar un día, sino las condiciones de represión, mientras en los locales de los productores, continuaban en su dinámica, ofreciendo sus productos de mezcal, miel y otras artesanías.
Después de una hora, el organizador del tianguis de productores, que se presentó como externo del gobierno del estado, pidió en corto a los normalistas apresurar su actividad, porque su programa había sido detenido por la manifestación, pero representantes de organizaciones seguían anotándose en la lista de oradores de la protesta.
El acto estaba por terminar, entre los últimos que tomaron la palabra estaban los universitarios de la ciudad de México, que marcharon con activistas de San Salvador Atenco, del Estado de México, quienes se identifican por el uso tradicional de machetes en sus protestas.

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