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Evita Chivas caída en Libertadores

Ramón Estrada / Agencia Reforma

Guadalajara

El grito de gol en el remate con la cabeza de Omar Arellano ahogó anoche los insultos que ya sonaban contra los jugadores y el dueño de Chivas.
Con su tanto, “La Pina” empató a 1-1 al minuto 92, en un duelo que parecía perderían ante el Deportivo Quito, ante poco menos de 10 mil aficionados que ya descargaban su frustración por el que lucía como otro mal debut en el año, ahora en Copa Libertadores, tras el gol tempranero de Matías Alustiza.
Los rojiblancos tuvieron que lidiar no sólo con su propio desconcierto, con los abucheos iniciales tras el gol y la presión por evitar el descalabro, sino también contra un rival incómodo, difícil, fuerte y peligroso en la contra.
Todavía con confusión táctica, ritmo semilento, con errores y nerviosismo de algunos veteranos como Jonny Magallón, quien erró un pase en la salida que terminó en el gol en contra, el Rebaño evitó el papelón ante su gente a base de empuje.
Y es que Alustiza aprovechó el pase de Saritama tras el balón regalado por el de Ocotlán, recortó a Héctor Reynoso y disparó de media vuelta abajo y a la izquierda de Luis Michel para el desánimo local.
Sorpresivamente el primer tiempo fue para los visitantes de Carlos Ischia, quien sólo aguantando y con pases largos metía terror a la zaga local.
Para la segunda parte salió Patricio Araujo por Jorge Mora. Aunque el regordete volante no tiene la velocidad del resto, su mejor técnica devolvió la posesión del balón al chiverío.
Aun así fue hasta el 50′ cuando Julio Nava se animó a disparar por primera vez sobre la meta de Marcelo Elizaga.
El juvenil Carlos Fierro, quien fue titular, fue derribado dentro del área por una carga de un rival en una acción que el escaso público pidió como penal.
Luego, en el contragolpe, Fidel Martínez remató con la cabeza a la izquierda de Michel, quien con un manotazo en pleno vuelo desvió a tiro de esquina.
Al 84′, Mora generó la mejor opción rojiblanca con un disparo desde fuera del área que Elizaga sacó con puros reflejos.
Como el sábado ante Morelia, los integrantes de las barras, que ayer entraron gratis, comenzaron a insultar al dueño del equipo, Jorge Vergara, para descargar su ira.
De pronto vino la jugada por la izquierda, un centro a segundo poste que, ante la mala salida del portero, Arellano remató para desatar la celebración.
Fue apenas un empate, pero terminó por cambiarle el sabor a un partido que a punto estuvo de ser otro papelón.

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