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Expone artista en el Museo de la Ciudad de México parte de sus cicatrices de montajes y restos de materiales

Yanireth Israde / Agencia Reforma

Ciudad de México

El Museo de la Ciudad de México enseña, como nunca antes, sus entresijos.
Anfitrión de muestras variopintas, esta vez el recinto se expone a sí mismo, con todas sus cicatrices, las marcas del trajín cultural en sus muros e incluso los restos de montajes, por ejemplo fragmentos de tablarroca.
Pino Suárez 30: Intervención y memoria, como el domicilio del lugar, es el título de la obra que presenta la artista multidisciplinaria Perla Krauze, quien recolectó en el museo materiales permeados por el tiempo –objetos con historia– para crear una instalación tan heterogénea, mudable y audaz como el mismo Centro Histórico y la ciudad de México.
“Siempre tuve interés en trabajar en este museo lleno de vida, rodeado de ambulantes, donde lo informal y lo efímero se encuentran con lo permanente. Todo se da allí”.
La creadora se propuso originalmente armar su pieza el año pasado, mientras se remodelaban las salas de la planta baja, y utilizar los elementos desechados. La remodelación no ocurrió, pero Krauze, tras pepenar, halló lo que necesitaba.
“Encontré en las salas de abajo un sinfín de materiales de desecho, de tablarroca que habían usado en otras exposiciones, canaletas, piedra, bolsas con cosas que alguien podría llamar basura, vigas, maderas. Y comencé a apropiarme del sitio. Fue como un trabajo de pepenador, de limpiar, ordenar y clasificar lo que encontré para ubicarlo en el espacio y hacer otra lectura del mismo material”.
Krauze, cuyas obras han visitado Estados Unidos, Portugal, España y Japón, además de México, hizo en Pino Suárez 30: Intervención y memoria una construcción a partir de pedazos y escombros, como lo hacen diariamente muchos mexicanos.
“Es un poco una metáfora de cómo el mexicano siempre construye con lo que tiene, siempre estamos improvisando y usando cualquier cosa que tengamos a la mano. Si la gente que vive alrededor hubiera encontrado estos materiales ¿que hubiera hecho con ellos para darles utilidad? Si se hacen casas de cartón, pues de mamparas y tablarroca con más razón”.
Ella, por ejemplo, obtuvo del escombro piedras que forman caminos para conducir al visitante de un espacio a otro.
“Se trataba de darle importancia y validez a lo que no es percibido como importante, que ya es desecho”, puntualiza.
Pino Suárez 30: Intervención y memoria no se agota en las referencias al edificio y su actividad, pues también alude al exterior, porque este recinto no está aislado, la gente entra frecuentemente, los ambulantes se interponen entre el museo y el visitante, por eso Krauze incorpora imágenes y una proyección del Zócalo, de la bandera nacional, de las grietas de las calles y de los puestos informales, entre otras cosas.
Parte de la intervención incluye calas en algunos muros para visualizar las capas del tiempo en el inmueble colonial, que fue Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya.
Pero no todo es antiguo. Krauze se permitió una excepción: una pieza de silicón que reproduce las huellas del piso de piedra. Es una impronta, que colgada sobre una de las paredes, funciona como un espejo del suelo.

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