Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

El artista muestra las diversas realidades que el individuo percibe, dice el pintor Javier Cruz

Karla Galarce Sosa

Verse al espejo y conocerse a sí mismo, es uno de los propósitos que el pintor Javier Cruz busca con su nueva propuesta Espejismos. Otra finalidad es que el ser humano asuma que no sólo existe una realidad, sino que hay realidades que cada individuo percibe en lo que vive a cada instante.
Mundos paralelos y realidades fantásticas, imágenes oníricas y burlonas, son contrastantes en temas como la clonación o la presencia histórica de los espejos en culturas antiguas; sin embargo existe una mezcla de todo ello en la obra de Cruz.
Una parte de la colorida colección, es expuesta desde diciembre pasado en el hotel Fairmont Acapulco Princess.
Las imágenes que se tienen de la realidad, proyectadas en los espejos, para el artista originario de la ciudad de México, se ven reforzadas con el concepto que se tiene de la realidad misma.
Toda la magia que los espejos mantienen, desde las historias narradas por los pueblos prehispánicos, como por las culturas fundadoras, fueron retomadas por al artista cuya obra ha viajado por países como Estados Unidos, Suiza, España, Japón y Cuba.
“El sol y la luna son los dos grandes espejos que tiene el ser humano; el agua es otro espejo”, dijo.
Ingredientes importantes destacados en la obra por el mismo autor, fueron el humor y la ironía.
“Se tienen pocas maneras de decodificar la simbología y uno de eso es el humor”.
Aunque el artista se reúsa a catalogar su propuesta, ésta se inscribe en el neo informalismo, en el que son utilizados trazos geométricos y aspectos figurativos, teniendo con ésta, su más reciente propuesta a los espejos como “rompimiento” de las imágenes mismas dentro de un cuadro.
La alúmina, una ceniza volcánica que endurece el óleo, es parte fundamental de los materiales que el creador utiliza para dar textura a su obra.
“Para mí es importante la textura, juego con los espacios y la habilidad de hacer propuestas en la paleta cromática, se va adquiriendo conforme pasa el tiempo”, dijo.
Para el artista más que hallar una explicación a la realidad que le rodea, así como a la circunstancialidad de los temas, el compromiso es con el arte mismo.
“Más que una denuncia sobre una realidad concreta, el arte es un desarrollo de sus capacidades, es lo que nos vuelve más sensibles. Cada propuesta es válida, pero la diferencia es el modo en que se dicen las cosas, lo que se busca decir. Es difícil porque estamos inmersos en un bombardeo de imágenes de todos lados, desde los medios de comunicación, hasta la vida cotidiana. Yo estoy más interesado en ver las líneas del cabello, la expresión de los ojos, el peso de las manos, la textura de las pieles, la reafirmación de la expresión; y eso lo he logrado haciendo ver al espectador una realidad distinta a la que vive”, expresó Javier Cruz.
Criticó que la obra de algunos artistas muchas veces acabe siendo más importante el mensaje que la pintura, cuando se abordan temas como la violencia: “el mensaje es mostrar otras realidades y creo que es más importante, es decir, que existen viéndose al espejo”, dijo. “Más que una lectura, el arte importa cuando despierta sentimientos en el espectador (…) Lo importante es que cuando se está frente a un cuadro se diga ‘me despierta algo o no ocurre nada, me conmueve o no’, ya lo demás no importa”.
La visión del artista, es acumulativa y la habilidad, la propuesta se adquiere pintando, eso es lo que da identidad a la obra y un estilo al artista.
El promotor cultural Luis Peimbert consideró que los pueblos que dan un lugar al arte y a la cultura son los que prosperan aunque desafortunadamente eso se olvide.
“Mi insistencia es seguir ganando espacios para el arte, porque el arte cambia a los seres humanos y hace mejores a las personas”, cerró Peimbert.

468 ad