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Octavio Klimek Alcaraz

Por una nueva administración territorial

 

El pasado jueves 15 de noviembre fue presentada la iniciativa que reforma, adiciona y deroga diversas disposiciones de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, por integrantes de los grupos parlamentarios del PRI y del PVEM en la LXII Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

Esta iniciativa es la primera señal que manda el nuevo gobierno federal, que a partir del próximo 1 de diciembre gobernará este país. Con ella se trata de crear o reformar nuevas estructuras administrativas para implementar sus políticas públicas.

Al respecto, me gustaría concentrarme en las primeras reflexiones relacionadas con la propuesta en la citada iniciativa de crear una Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. Se trata de darle nueva vida a la cuasi moribunda Secretaría de la Reforma Agraria otorgándole las atribuciones relacionadas al ordenamiento territorial de los asentamientos humanos, desarrollo urbano, regional y de vivienda actualmente en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).

La propuesta relacionada a esta iniciativa que ya se conocía, es la del ingeniero maestro en economía Gabriel Quadri de la Torre, ex candidato presidencial, que en su libro Políticas públicas. Sustentabilidad y medio ambiente (Ed. Porrua e ITEMS, 2006); él realiza un apasionado alegato en un capítulo denominado Nueva Reforma Agraria y gestión del territorio nacional (pp. 223-225). En dicho libro el citado autor propone después de una crítica bastante dura y posiblemente certera con sus matices al proceso de reforma agraria y sus terribles procesos de corporativismo, en donde señala “el Estado Mexicano agotó su reserva de terrenos nacionales y abdicó de sus funciones de ordenamiento y regulación”. Aunque el diagnóstico podría compartirse, me parece preocupante el siguiente párrafo, dado que si por ahí fuera el camino real de las políticas públicas a implementar al crear esta nueva secretaría, podría echar más leña al fuego del drama de la injusticia social en México, cito: “El daño está hecho; ahora es preciso revertirlo. La Secretaría de la Reforma Agraria sabe cómo, tiene información privilegiada, experiencia, capacidad de interlocución y negociación con los hombres del campo, y conocimiento técnico para lograrlo. Sólo se requiere cambiar su nombre, sus objetivos, y su código de desempeño; literalmente, darle marcha de reversa”… Espero, que no estemos entendiendo esto como una especie de contrarreforma agraria, aunque fuera con el mejor de los propósitos de conservación de la naturaleza. Finalmente, el campo ya se está despoblando sin necesidad de esto, por vejez, y ante la falta de oportunidades para los jóvenes se tiene una migración constante hacia las ciudades. Así, que habría que evaluar si la destrucción del territorio rural es debido ahora a quienes ahí viven y poseen esos territorios, o hay otros factores más profundos.

Vamos a esperar un poco más la discusión necesaria sobre estos aspectos de aclarar, en especial de porque mantener con vida a la Secretaría de la Reforma Agraria.

Sin entrar al detalle de las atribuciones propuestas a la nueva Secretaría, me salta de inmediato la duda de que más allá de darle vida adicional a la Secretaría de la Reforma Agraria, el porqué no se buscó mejor articular e integrar la planeación ambiental y la planeación de los asentamientos humanos en una sola institución, sumando a las actuales atribuciones de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), estas atribuciones de la Sedesol respecto a los asentamientos humanos, desarrollo urbano y aquellos elementos relacionados con el desarrollo del territorio.

Me explico, en un sistema ordenado del territorio de un gradiente de uso del territorio o a la inversa de protección del mismo, vamos a encontrar un uso poco intensivo y una rigurosa intensidad de protección en las áreas naturales protegidas, si se va cambiando este gradiente de uso y protección se puede llegar hasta un uso intensivo y una baja intensidad de protección como serían los asentamientos humanos o zonas industriales.

En esa idea, resulta que la Semarnat a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), administra 174 áreas naturales protegidas que se extienden sobre más de 25 millones de hectáreas, equivalentes al 12.9 por ciento de la superficie del territorio nacional. Se considera que en estas áreas naturales protegidas se encuentran la mayor parte de los ecosistemas representativos del país y su biodiversidad, estamos ciertos, que en los próximos años se seguirán proponiendo nuevos nichos de conservación en México.

Además, la Semarnat a través del mandato que la da la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, formula y expide el ordenamiento general del territorio, y promueve los ordenamientos ecológicos regionales (estatales) y locales (municipales). Además, administra la zona federal marítimo terrestre, las playas y las zonas federales de ríos y demás cuerpos de agua. Regula recursos naturales como el agua, la vida silvestre a través de las unidades de manejo, los bosques y selvas. Por cierto, aquí debería regular el tema de la pesca otro recurso silvestre indebidamente ahora en la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Entonces lo racional sería integrar a estas tareas de la Semarnat, el tema de los asentamientos humanos, vivienda y la planeación territorial en general. Se tendría de verdad una institución que cuidaría del territorio con una visión de futuro y sustentabilidad para las generaciones actuales y por venir, a través del cuidado real del equilibrio ecológico y la protección al ambiente y además se eliminaría la falsa dicotomía de la planeación del territorio urbano y rural que existe para ordenar los territorios en México. He incluso hasta podría caber ahí la Secretaría de la Reforma Agraria, pero con otra visión a la hasta ahora conocida.

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