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Cerca la violencia a los desplazados de La Laguna; siguen en espera de ser rescatados por el Ejército

Zacarías Cervantes

Chilpancingo

El olor a pólvora y el estruendo de metralla, no son desconocidos en la comunidad de La Laguna, municipio de Coyuca de Catalán. Desde el 2007 ha sido escenario de cruentos enfrentamientos, balaceras, ataques e irrupciones armadas tanto de policías y militares, como de paramilitares y gente del crimen organizado que quieren tomar el control de la zona.
Perdida entre la inmensa estepa verde de la Sierra del Filo Mayor, La Laguna se ubica a más de siete horas de camino desde la cabecera municipal. Allí, hoy, la violencia ha dejado poco menos de medio centenar de casas abandonadas, la mayoría con las huellas inequívocas de disparos. Hasta este domingo 18 de noviembre, sólo 43 mujeres y niños esperaban la ayuda del gobierno del estado para poder huir del lugar, resguardados, con la esperanza de no ser atravesados por una bala en el camino.
En la misma situación de La Laguna están las localidades vecinas de Hacienda de Dolores y El Pescado, por citar algunos ejemplos, porque en realidad la violencia que ha crecido con la complicidad del gobierno, ha desplazado a cientos de familias de toda la zona donde confluyen los municipios de Coyuca de Catalán y Petatlán.
Sin embargo, el epicentro ha sido La Laguna, allí donde hasta el 15 de febrero del 2011 vivió Rubén Santana Alonso, defensor de los bosques, pero acusado por la Policía del estado de ser un líder del Ejército Popular Revolucionario (EPR), primero, y después del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Incluso, la policía y el Ejército pretendían involucrar a la familia Santana con el dirigente del ERPI Omar Guerrero Solís, el comandante Ramiro, asesinado en la sierra de Coyuca de Catalán el 4 de noviembre del 2009.
Santana Alonso fue emboscado y asesinado por paramilitares el 18 de febrero del 2011. De allí en adelante se desencadenaron las masacres y a la fecha unos 15 familiares y seguidores de Santana Alonso y Juventina Villa Mojica, su viuda, han sido ejecutados.
Doña Juventina Villa, ha denunciado que los agresores pertenecen a un grupo armado de la comunidad de Los Ciruelos que encabezan José Rauda y Orbelin Hernández Peñaloza, quienes cuentan con el respaldo de militares del 40 Batallón de Infantería con base en Ciudad Altamirano.
El motivo –dice– es que quieren talar libremente el bosque para la venta de la madera y usar el área despejada para la siembra de droga, actividades a las que don Rubén Santana se oponía. Por eso la violencia comenzó antes de su muerte.
En el 2005 fue asesinado su hijo Jesús Santana Villa y en el 2007 personas desconocidas quemaron parte del bosque y en el incendio murieron dos jóvenes, también fue asesinado el comisario de Los Huajes, Irene García Ávila.
Después Santana Villa fue relacionado con un ataque a la Policía Estatal ocurrido en octubre del 2010 cuando presuntamente efectivos de esa corporación subieron a esa parte de la sierra a rescatar al ganadero secuestrado Homero Montúfar, y antes de llegar a La Laguna fueron emboscados por un grupo armado.
En esa ocasión el reporte de la Policía Ministerial señaló que decenas de efectivos iban a La Laguna, en busca de Homero Montúfar, un ganadero secuestrado que presuntamente se encontraba en el lugar, pero antes de llegar, unos 30 hombres armados los atacaron, mataron a dos agentes e hirieron a seis.
Antes, el 22 de junio de 2007, elementos de la Policía Estatal y de la Ministerial, irrumpieron en el pueblo para buscar a integrantes del ERPI y se metieron precisamente a la casa de Rubén Santana.
Esa vez cerca de 100 agentes de la Policía Ministerial y policías estatales, acompañados de civiles armados, irrumpieron en La Laguna y golpearon a mujeres y niños, los encañonaron y los amenazaron de muerte, robaron todo lo de valor y se llevaron dos vehículos. De los hechos existe una queja en la Comisión Estatal de Derechos Humanos (Codehum).
Los habitantes de la localidad denunciaron entonces que el operativo policiaco fue para detener a Santana Alonso, pues le han tomado coraje porque “defiende los bosques”.
Las irrupciones policiacas y militares continuaron en 2008 y 2009 en el pueblo de La Laguna en la búsqueda de Rubén Santana, a quien acusaban de tener un grupo de “encapuchados”.

La violencia reciente

Tras el asesinato de Rubén Santana, el 15 de febrero del 2011, la violencia en contra de los pobladores aumentó y a la fecha aproximadamente 15 familiares de él y de su esposa Juventina Villa, así como sus seguidores, han muerto a tiros. Sólo durante el mismo 2011 fueron asesinados siete, según doña Juventina Villa.
El 3 de septiembre fue asesinado Enrique Rodríguez Santana, en el poblado El Pescado, quien era primo de Rubén Santana Alonso.
Uno de los casos más sonados ocurrió el 17 de abril de 2011 cuando desconocidos emboscaron y asesinaron a Sergio Santana Villa (hijo de Rubén y Juventina) y a sus compañeros Martín Casarín Arroyo y Gilberto Islas, lo que provocó el desplazamiento de los habitantes hacia la comunidad de Puerto Las Ollas, aunque regresaron a La Laguna en noviembre de ese mismo año.
La violencia siguió. El 1 de septiembre fue asesinado Damián Díaz Hernández y quedó herido su hijo Joaquín Díaz Pérez, luego de que un comando de 50 pistoleros provenientes de las comunidades El Pescado y Los Ciruelos atacó en La Laguna, pero fueron repelidos por elementos de la Policía Estatal que está destacamentada allí como medida cautelar para los habitantes.
Doña Juventina denunció que los pistoleros dicen por radio que en el ataque contaron con el apoyo de elementos del 40 batallón de infantería de Ciudad Altamirano.
La mujer denunció que esa era la tercera agresión que sufrían durante el año, puesto que la primera fue el 25 de junio y la segunda el 19 de julio, en las que no hubo asesinados.
A raíz del ataque del 1 de septiembre, Catalina Villa Mojica viajó a Chilpancingo el 26 de septiembre, acompañada por Catalina Pérez, viuda de Damián Díaz Hernández y se reunió con el secretario de Gobierno, Humberto Salgado Gómez a quien le pidieron garantías de seguridad.
“Lo peor es que el gobierno de (Ángel) Aguirre no hace nada y el gobierno federal tampoco, ya les avisamos varias veces. Pareciera que el gobernador quiere que nos acaben, porque no quiere intervenir”, declaró entonces Villa Mojica antes de entrar a la reunión con el funcionario.
En esa reunión denunció que los agresores eran de 40 a 50 y son encabezados por Saqueo Peñaloza Castillo de la comunidad de El Pescado y por Marcelo Benítez Núñez, Eliseo Días Hernández y Cereso Díaz Núñez de la comunidad de Los Ciruelos.
También dijo que los agresores estuvieron 2 horas disparando y que una de las viviendas quedó deshecha por las balas y que sus moradores al escuchar los primeros disparos salieron por una puerta de atrás y así evitaron ser baleados.
Otro episodio violento ocurrió en Hacienda de Dolores apenas este 11 de noviembre, cuando fueron asesinados los hermanos Celso y Fortino Méndez, hijos de María de Jesús, hermana de Juventina Villa.
Ellos fueron atacados aproximadamente a las 3 de la tarde cuando viajaban en una cuatrimoto en el punto conocido como Ceiba María, cerca de la Hacienda de Dolores.
Villa Mojica volvió a responsabilizar a habitantes de Los Ciruelos encabezados por Marcelo Benítez Núñez, a quienes, insistió, protege el Ejército.
Además responsabilizó al gobernador Ángel Aguirre Rivero y al secretario de Gobierno, Humberto Salgado Gómez del clima de violencia porque dijo que aunque han denunciado las constantes amenazas que han recibido, nadie hace nada para protegerlos.
En la zona, del 8 al 11 de noviembre ocurrieron cinco asesinatos: el 8 fue asesinada en Piedra Colorada, comunidad muy cercana a La Laguna y a Hacienda de Dolores, Argelia Díaz Pérez, mientras que su esposo Isidro Benítez Hernández resultó gravemente herido.
El 10 fueron asesinados en Hacienda de Dolores Andrés Díaz Ayala y su hijo Jorge Díaz Zarco, ambos, presuntamente, pertenecientes al grupo que ha atacado la comunidad de La Laguna, por lo que desde ese día doña Juventina temió que los responsabilizaran y sufrieran represalias por lo que volvió a clamar ayuda al gobierno.
Los temores de la mujer se cumplieron al día siguiente; el domingo en la misma comunidad de Hacienda de Dolores fueron ejecutados sus sobrinos, Celso y Fortino Méndez.
Fue entonces que el Gobierno estatal respondió con un escueto e impreciso comunicado de prensa.
“El gobierno del estado de Guerrero condena los hechos ocurridos en la comunidad de Hacienda de Dolores, municipio de Coyuca de Catalán, y reitera su compromiso de investigar y castigar a los responsables del homicidio de los ecologistas Celso y Fortino Méndez Segura que habitaban en esa región de la Tierra Caliente”, dijo.
Sin embargo rechazó las declaraciones de Villa Mojica en el sentido de que el Gobierno protege al grupo agresor. “No está de acuerdo (el gobierno) con esas opiniones personales ya que el gobierno estatal no protege ni solapa acciones de violencia de grupo alguno que termine en la comisión de hechos delictivos”, respondió.
Informó, además, que las autoridades ministeriales, a través de la Procuraduría General de Justicia del Estado, “han iniciado las investigaciones pertinentes con la integración de la averiguación previa correspondiente a fin de deslindar las responsabilidades penales del caso.
También aseguró que la seguridad se reforzó con tres grupos de la policía estatal, que resguardan la zona.
El gobernador Ángel Aguirre Rivero reconoció el viernes 16 de noviembre que el problema de inseguridad que está provocando los desplazamientos “es grave” por lo que está esperando que una comisión de ciudadanos se reúna con él para acordar las medidas de seguridad pertinentes.
Los asesinatos y la posterior huida forzada de algunas de las familias de Hacienda de Dolores y de La Laguna son sólo las últimas manifestaciones de la violencia derivada de décadas de tala ilegal y el tráfico de drogas en los municipios de Coyuca de catalán y Petatlán.
Mientras el gobernador espera que una comisión de ciudadanos venga a Chilpancingo a platicar con él, ayer 43 mujeres y niños encabezados por doña Juventina Villa se mantenían cercados y sin poder salir de La Laguna, temerosos de ser agredidos. Un grupo igual se mantenía en Hacienda de Dolores encabezado por María de Jesús, hermana de Juventina.

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