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Rubén Aguilar Valenzuela

Calderón se equivocó

El presidente Felipe Calderón, hasta el último momento de su gestión, equivoca el análisis sobre el fenómeno del narcotráfico y se muestra incapaz de entender los cambios que tienen lugar en el mundo con relación al consumo de las drogas, ahora ilegales, en particular la mariguana.
En la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, reunida en Cádiz, a sólo días del fin de su mandato, criticó a Estados Unidos por legalizar la mariguana en los estados de Washington y Colorado. Ahí mismo acusó a la sociedad estadunidenses por ensalzar el consumo de las drogas en la televisión y el cine.
Los juicios del presidente no tienen mayor consecuencia, aunque se salen de los convencionalismos propios de la diplomacia, pero sí muestran su incapacidad para entender cuál es la visión que ahora tienen de las drogas, en especial la mariguana, Estados Unidos, pero cada vez más países.
Otras declaraciones son las que preocupan y dan cuenta que pensó era posible derrotar, por la vía de la guerra, a los cárteles y con ellos eliminar la realidad de la venta y consumo de las drogas, que es un fenómeno que ha acompañado a las sociedades de todos los tiempos.
En la reunión sostuvo, lo recoge la prensa, que “nosotros enfrentamos con determinación y arrojo a los cárteles criminales y hace un rato los hubiéramos vencido y derrotado si no fuera porque cada año les llegan miles de millones de dólares a esos grupos provenientes de los consumidores fundamentalmente americanos”.
El consumo de las drogas en Estados Unidos es parte de su cultura. Es algo que debió contemplar antes de declarar la guerra al narcotráfico, al inicio de su gobierno. La condición de frontera de México, que es una constante y no una variable, siempre lo hará atractivo para introducir la cocaína y otras drogas a ese gran mercado.
Calderón, sin aceptar el fracaso de su estrategia, pide al nuevo gobierno que la continúe al plantear que no se debe “bajar la guardia ni dar un paso atrás en el combate al crimen”. En su versión “si se le corta el suministro (de armas) a estos criminales, habremos ganado la batalla. Tenemos décadas diciendo a los países consumidores que reduzcan su consumo de drogas. Eso no ha ocurrido y probablemente no ocurrirá”.
Tiene razón y era un dato a considerar antes de meterse a una guerra que no se puede ganar, precisamente por las consideraciones que él mismo hace. Cuando se sabe de antemano que no existían condiciones para dar la batalla se busca otros caminos, para hacer frente al problema.
El presidente Calderón nunca fue capaz de entender el fenómeno y por eso eligió el camino de la guerra, declarada a sólo once días de haber asumido el poder. La impresión que queda es que nunca tuvo tiempo para sopesar las condiciones propias de la vecindad con Estados Unidos a las que hizo referencia en Cádiz. Es probable, que de haberlo hecho, nunca se hubiera metido a la guerra.

Twitter: @RubenAguilar

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