Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Tomás Tenorio Galindo

OTRO PAÍS

* Una falsa y hueca disculpa
* Salgado Gómez se lava las manos

Nadie ordenó a los policías actuar contra los estudiantes, por lo cual no existe una autoría intelectual del asesinato de los dos normalistas y de la represión en la Autopista del Sol, según dijo el miércoles el secretario de Gobierno, Humberto Salgado Gómez, en la ceremonia de disculpa organizada por el gobierno del estado.
Estas fueron sus palabras: “Hasta este momento no se desprende ningún medio de convicción, prueba o indicio que acredite la autoría intelectual en la comisión de estos hechos y de los delitos que se derivaron, por lo tanto me permito ponderar que en esos términos no se tienen bases o datos para considerar la existencia de autores intelectuales de estos hechos, existen autores materiales y partícipes que actuaron bajo su propia responsabilidad y que están siendo y serán penalmente sancionados, pero nunca existió una orden, mandato o directriz de parte de ninguna autoridad para actuar de la forma negligente e irresponsable en la que se actuó”.
Pues mintió el secretario de Gobierno. Días después del doble homicidio, se supo por boca del mismo gobernador Angel Aguirre Rivero que fue el propio Humberto Salgado Gómez quien impartió las órdenes, por lo menos al ex procurador Alberto López Rosas, para el envío de agentes ministeriales al lugar del desalojo de los normalistas.
También existe el incontrovertible testimonio del ex subsecretario de Seguridad Pública, el general Ramón Miguel Arriola, quien el mismo día de los acontecimientos informó, ufano de su papel en lo sucedido momentos antes, que “el gobernador me ordenó limpiar y la carretera está limpia”. El testimonio del general Arriola ha sido desestimado hasta ahora en la investigación de la ejecución de los jóvenes Gabriel Echeverría de Jesús y Jorge Alexis Herrera Pino, pero su valor se conserva intacto, pues era el responsable del operativo del desalojo de los normalistas. En una evidente incongruencia, su jefe, el ex secretario de Seguridad Pública, Ramón Almonte Borja, está por ser sometido a juicio político en el Congreso del estado, pero el general Arriola desapareció de la escena pública sin ser requerido por ninguna autoridad. El, que está en posesión de la clave para establecer quién ordenó qué y a quién.
El 12 de diciembre de 2011 en la Autopista del Sol la policía era dueña de la situación, y allí ocurrió lo que la policía quiso que ocurriera. Pretender otra cosa es tergiversar los hechos. De ser cierto lo que ahora afirma Salgado Gómez, entonces tendría que concluirse la inexistencia del gobierno aquel día en aquel lugar. Y tachar de mentiroso al gobernador Aguirre Rivero.
Aguirre Rivero dijo en varias ocasiones que es falso lo que reveló el general Arriola y que él no dio la orden de arremeter contra los estudiantes. Pero no ha precisado en ningún momento cuál fue la orden que dio ni a quién, y ha querido hacer creer que no dio ninguna orden, posibilidad que debe descartarse dado el arrogante control que ejerce en su gobierno, donde no se mueve una hoja sin que él lo ordene o lo consienta. Aunque a regañadientes, Aguirre tuvo que reconocer que quien dio la orden al entonces procurador de enviar policías ministeriales al desalojo fue el secretario de Gobierno, Humberto Salgado, el funcionario de la mayor confianza del gobernador. En alguna ocasión hicimos esta pregunta que no ha tenido respuesta: pero ¿acaso Salgado Gómez no le pidió instrucciones a Aguirre?
De acuerdo con la información suministrada por el general Arriola y la lógica y usos de los mecanismos verticales del gobierno, Aguirre no sólo debió hablar con Salgado Gómez, mientras éste se hallaba en Acapulco, sino probablemente también con el propio Arriola, que lidiaba con los normalistas en la Autopista del Sol. “Yo no le di ninguna orden al general Arriola”, dijo el gobernador hace un año, el 14 de diciembre, para quitarse de encima la abrumadora confesión del militar. Sin embargo, Aguirre pudo haber transmitido sus órdenes a través de Salgado Gómez, quien a su vez pudo haberle dicho a Arriola que esas eran las órdenes del gobernador.
Ahora nadie dio órdenes a nadie, y los policías y jefes policiacos y otros funcionarios gubernamentales que se encontraban en la escena del crimen actuaron por su cuenta y riesgo, según la asombrosa declaración del secretario de Gobierno. No es el único disparate cometido por el gobierno del estado en la crisis de los normalistas. Recuérdese que desde el principio adoptó un patrón de conducta para inculpar y linchar públicamente a los estudiantes normalistas, estrategia que incluyó la inmoral manipulación de la muerte de Gonzalo Rivas Cámara, el empleado de la gasolinera que no tenía por qué morir, y una marcha realizada en Chilpancingo “en defensa” del gobernador.
Lejos de mostrar la institucionalidad que el caso requería, tanto el gobernador como sus subordinados dejaron de lado la aplicación de justicia y se impusieron el objetivo de protegerse unos a otros. Siguen en eso. Ese fue el propósito de las palabras de Salgado Gómez antier, en la ceremonia de “disculpa pública” a las víctimas de la represión, que precisamente por ello tuvo que ser realizada sin la participación de los familiares de los jóvenes acribillados y sin los normalistas. Tuvieron razón en no asistir, pues no podían legitimar un acto hueco que, en el fondo, desdeña la justicia y profundiza el agravio. La prueba está en las palabras de Salgado Gómez, que usó el acto para declararse y declarar a Angel Aguirre libre de culpa.

Sandoval Cruz ¿con Ríos Piter?

Las pretensiones arribistas de un político sin principios como Armando Ríos Piter debiera movilizar las conciencias lúcidas del PRD. Pero en lugar de que eso ocurra, la semana pasada fue Ríos Piter quien aparentemente se agenció el apoyo de la conciencia lúcida de Pablo Sandoval Cruz, quien inexplicablemente acudió a una reunión en la que le levantó el brazo al hijo político de Zeferino Torreblanca. En el colmo, junto a David Jiménez Rumbo. Uno de los temas pendientes vinculados al homicidio de Chavarría es precisamente el que se relaciona con Ríos Piter, el único al que benefició la eliminación física del entonces líder del Congreso local (después del propio Torreblanca). Es posible que Sandoval Cruz haya sido víctima de una emboscada de Ríos Piter. De ser el caso seguramente muchos le agradecerían a Sandoval Cruz hacer una aclaración.

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