Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Maclovio Sautto Vallejo

Tiempos de cambio

Me invitaron a dar una conferencia en la UA de Medicina el pasado Día del Médico, hable sobre los avances tecnológicos en los últimos 25 años, sin lugar a dudas el proyecto más importante fue el del genoma humano, descifrar la cadena de ADN, que se encuentra en cada una de nuestras células iniciado en 1990 y proyectado a terminar en 2005. La primera gran noticia es que alcanzaron las metas propuestas en 2000, primer proyecto exitoso que termina 33 por ciento antes de lo que se tenía planificado y de donde se han desprendido las ciencias “ómicas” en el área de la salud y la revolución en la producción, el surgimiento de la nanotecnología que se plantea la modificación de la estructura de la materia, se empezó a hablar de los transgénicos, de una revolución que hoy impacta en todos los ámbitos económicos y sociales.
También nuestro marco político ha cambiado. Quienes vivimos la crisis del 84, cuando a nuestra universidad se le dejó de pagar el subsidio federal y con esto, el salario de los maestros universitarios, dio pie a uno de los problemas que hoy en día afecta a las instituciones de educación: “los profesores de tiempo completo en dos o tres instituciones”, la gran mayoría de quienes daban clases en nuestra universidad consiguieron clases en los tecnológicos, en los colegios de bachilleres y demás instituciones de educación media superior y superior que el gobierno abriera con la clara intención de desaparecer nuestra universidad y a su política de puertas abiertas, que proclamaba la Universidad Pueblo. La Universidad sobrevivió, pero la política de Universidad-Pueblo llegó a su fin. De los maestros que consiguieron chamba en otra institución educativa, sólo unos cuantos retomaron su actividad exclusiva en la universidad, en lo particular sólo conozco el caso de Arturo de León Chapa, quien al convencerse de que la crisis había pasado, renunció a su chamba del Colegio de Bachilleres.
Al terminar la crisis del 84, al inicio del tercer periodo del doctor Rosalío Wences, no recuerdo si como año sabático o como beca de titulación, pero desde luego con la venia del rector, se me otorgó un año para recibirme de matemático en la Facultad de Ciencias en la UNAM, cosa que hice el 11 de octubre del 85. En el 86 inicié mis estudios de Maestría en Investigación de Operaciones en la Facultad de Ingeniería de la UNAM, con beca de Conacyt. En esta ocasión me firmaron una beca de complementación de salario en la UAG, donde la UAG se comprometía a pagar la diferencia entre mi salario y la beca del Conacyt, es decir, completaría mi salario. Después del primer año de estudios me dieron de baja en nómina, cuando terminé los créditos de la Maestría en 1988 e intenté reincorporarme a mi escuela de Ciencias Sociales, mis cursos de matemáticas ya se le habían asignado a otro maestro. Iba a renunciar cuando Efrén Marmolejo me invitó a cambiarme a Matemáticas, escuela que en aquel tiempo trabajaba en cursos de fines de semana en Iguala, Ciudad Altamirano y Acapulco, así trabajando los fines de semana en algunas de estas ciudades concluí mi trabajo de tesis de la Maestría en el 91 y en septiembre de ese año obtuve el grado.
En 1993 ingresé al doctorado y para obtener la beca se requería que el rector en turno apoyara dicha solicitud, el rector en turno no la firmó y el secretario general en ese entonces, Armando Chavarría, me firmó dicha solicitud. Todos los créditos del doctorado obtenidos del 93 al 96 los realicé sin descarga académica en nuestra universidad, laborando los fines de semana, como desgraciadamente muchos otros profesores lo hacían y siguen haciendo, cosa que siempre he criticado y he llamado aviadores. Por eso decía, entre mis amigos de aquellos tiempos, ya llegó el Barón Rojo.
Del 96 al 99 trabajé mi tesis de Doctorado, consistente en un sistema de enseñanza (software) con una base de seguimiento escolar que nos permitiría ver las trayectorias de aprendizaje de los estudiantes. Para hacer la experimentación me llevé más de tres años y finalmente me doctoré en 2004. Lo de Barón Rojo duró hasta el 98, cuando empezamos los cursos escolarizados en Acapulco. Decía al principio de este escrito que las cosas han cambiado. Por ahí de 1999 se instauró el programa Promep, a través de él se tiene acceso al programa de becas y la universidad te da tu salario completo y te libera tu carga académica. Mientras el Promep te paga las colegiaturas donde estés estudiando, tu boleto de ida y vuelta y tu beca, con los mismos montos que los establecidos en Conacyt.
Los convenios internos todavía tienen una fuerte carga política, pero la beca Promep, sigue los criterios nacionales. Lo triste es que 18 de los 60 compañeros beneficiados con este programa no han obtenido el grado; la mayoría del los restantes 42 compañeros obtuvieron su grado bastante después de terminar su periodo. También hay que reconocer que hay compañeros que han desarrollado un extraordinario papel, primero acabando en tiempo y forma, incluso meses antes de lo programado, por ejemplo el doctor Agustín Santiago Moreno, quien obtuvo mención Cum laude en la universidad de Granada, España, y Pedro Vidal Tello la medalla Gabino Barreda que otorga la UNAM, en ambos casos por ser los mejores de su generación.
Sin lugar a dudas esto es un gran avance y nos hace menos dependientes de las organizaciones políticas, aunque no del todo. a mi amigo Agustín tardaron en retabularlo año y medio, mientras que los bendecidos por una organización les otorgan la retabulación desde que inician los estudios.
Menciono todo esto porque para fracasar en nuestras metas existen mil excusas, para cumplirlas, determinación y capacidad. Lamento sinceramente lo suscrito por mi delegado sindical referente a su tutor, asegurando que “no cuenta con el grado académico necesario”, ya que es el pionero de la inteligencia artificial en Cuba. Fue el que gestionó el apoyo a nuestro programa académico del doctor Cristian Lemaitre, físico de la Facultad de Ciencias pionero de la computación en México. Seguramente ahora dirá que su ex tutor (después de esto, no creo que quiera seguir siéndolo) no lo deja obtener el grado “por haberlo denunciado públicamente”.
La mediocridad siempre busca culpables.

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