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Regreso del PRI desata la furia en el DF; choques, saqueos, disturbios y barbarie

Agencia Proceso

Ciudad de México

Grupos de jóvenes vestidos de negro y con el rostro cubierto arrasaron con todo lo que pudieron en el Centro Histórico: rompieron vidrios y puertas de edificios del hotel Meliá, Sanborns de La Fragua, Torre Contigo, hotel Le Meridien (en la Glorieta de Colón), sucursal del Banco Ixe, Oxxo, Burguer King, una casa de cambio, e inmuebles particulares.
Además, prendieron fuego a cinco patrullas e intentaron quemar un camión de bomberos.
Las movilizaciones comenzaron en la madrugada, en absoluta calma. Integrantes del movimiento #YoSoy132 partieron del Monumento a la Revolución a San Lázaro por el Eje 1 Norte. Al llegar a su destino, se toparon con una barrera policiaca. Minutos después llegó un contingente del Frente Popular Francisco Villa (FPFV), una organización popular cuyo feudo se encuentra en la delegación Iztapalapa.
Sumadas las fuerzas, los grupos estudiantil y popular comenzaron a forcejear con elementos de la Policía Federal (PF) y del Estado Mayor Presidencial (EMP) en su intento de ingresar al Palacio Legislativo, para protestar contra lo que ellos llamaron “una imposición”, refiriéndose a la toma de posesión del presidente Enrique Peña Nieto.
De pronto, los inconformes comenzaron a derribaron vallas metálicas a patadas y empujones. Luego lanzaron petardos caseros, piedras y palos contra los uniformados, quienes repelieron la agresión con gases lacrimógenos y a toletazos.
El enfrentamiento subió de nivel cuando los manifestantes utilizaron botes de aerosol como sopletes contra los uniformados. En respuesta, la policía echo mano de tanquetas antimotines, de esas que escupen agua.
En la esquina de Eduardo Molina y Zaragoza, un grupo de granaderos aventó un camión contra los jóvenes impetuosos para replegarlos, pero estos últimos rodearon el vehículo placas A2-095 y comenzaron a tundir al conductor con piedras, palos y patadas. El chofer tuvo que replegarse en una maniobra que puso en riesgo la vida de los manifestantes.
Conforme transcurrían las horas, la tensión aumentaba. A pesar del desorden, los manifestantes mantenían en alto las mantas en las que se leía: “Enrique Peña Nieto no es nuestro presidente” y “Estamos manifestándonos para hacerles saber que no tenemos miedo y que no estamos vencidos, México, se levanta”.
A la protesta estudiantil se sumaron más tarde maestros de la Coordinadora Nacional de la Trabajadores de la Educación (CNTE) provenientes de los estados de Oaxaca y Michoacán.
Alrededor de las nueve de la mañana, el caos ya era total afuera del recinto legislativo. Cerca de 3 mil personas gritaban consignas contra el nuevo presidente y realizaron pintas con las frases: “Asesino”, “No somos guerrilleros, pero pronto lo seremos”, “Peña, el pueblo no te eligió”, “RIP”, “México no es su cochinero”.
Tras los enfrentamientos en los alrededores de la sede de la Cámara de Diputados de San Lázaro, las autoridades del Distrito Federal emitieron un primer reporte: 15 heridos, seis de los cuales tuvieron que ser hospitalizados, cuatro de ellos en la Cruz Roja de Polanco.
Uno de los heridos, el más grave, fue identificado inicialmente con el nombre de Carlos Valdivia, de 25 años y originario del estado de Oaxaca. Sin embargo, horas después se informó que se trataba de Juan Francisco Quinquedal, un simpatizante de La Otra Campaña, de 67 años
El joven recibió un fuerte impacto en el ojo derecho durante el enfrentamiento con la policía al punto que se desmayó. En un principio, corrió la versión de que se encontraba muerto. Incluso el rumor llegó hasta la Cámara de Diputados.
Luego se sabría que el joven de 22 años resultó con una fractura en la nariz y daños severos en el ojo derecho, al parecer producido por las esquirlas de un petardo.

Disturbios Centro Histórico

Más tarde, alrededor de las 12 del día, una  protesta contra Peña Nieto derivó en vandalismo en el Centro Histórico, donde alrededor de 500 inconformes se enfrentaron con granaderos frente al Palacio de Bellas Artes, donde se instalaron vallas para impedir el paso hacia Palacio Nacional.
En esta segunda trifulca, las  personas lanzaron botellas de refresco, latas, piedras, huevos y diversos objetos a los elementos policiacos, y rompieron las ventanas de un banco localizado frente al Palacio de Bellas Artes.
Las vidrieras de varios restaurantes de comida rápida también fueron destrozadas.
Los manifestantes fueron perseguidos por elementos de la policía capitalina y algunos se introdujeron en la Alameda Central, donde destrozaron las vallas metálicas que hay en los costados.
Las baldosas del lugar, recientemente remodelado, fueron pintadas con consignas, y en otros casos los manifestantes de plano las arrancaron para enfrentarse a la policía.

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