Altamente depredadas, las especies marinas resdientes de la ínsula, alertan ecólogos

Karla Galarce Sosa

Ecólogos investigadores que participan en la integración del Plan de Manejo Ambiental de la isla de La Roqueta alertaron que las especies marinas han sido altamente depredadas.
En contraste, la diversidad vegetal nativa se mantiene en un 80 por ciento, aunque existen especies introducidas que la ponen en riesgo, informó la presidenta del Colegio de Ecólogos, Guadalupe Rivas Pérez.
El Plan de Manejo Ambiental, indicó, son los lineamientos que deberán seguir todos los usuarios y visitantes de la isla para acotar la depredación que ha ocurrido en el lugar.
El también ecólogo marino Vicente Batalla Mendoza destacó la importancia de la participación de otras áreas institucionales porque eso permite el desarrollo turístico de Acapulco de manera sustentable.
“En la parte acuática, con la ayuda de la Unidad Académica de Ecología Marina de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) hicimos el estudio bentónico, que involucra a los organismos del fondo del mar y nos arroja que la biodiversidad es la que se puede observar, pero ya no hay abundancia porque ha sido sobre explotado incluso por algunos de los visitantes de la isla y ni siquiera existe un letrero sobre la prohibición de llevarse a las especies”, dijo Vicente Batalla.
Agregó que aunque Acapulco cuenta con el Parque Nacional El Veladero como un Área Natural Protegida, éste carece de un plan de manejo y continúa perdiendo terreno. “Está deteriorándose y siguen las invasiones, mientras que la isla, al tener un plan de manejo, este documento regulará todas las actividades que allí haya, mientras que la infraestructura que sirva se utilizará y la que no pues se sacará; ahora Protección Civil está haciendo su trabajo y determinará cuál infraestructura está bien o mal”, declaró el investigador.
Indicó que se pretende construir un aviario y además un vivero que contendrá especies en peligro de extinción, cuyos nombres quedaron asentados en el estudio previo que hicieron sobre la flora del lugar, por lo que ya saben cuáles son las especies que habrá en el vivero.
“También se requerirán permisos para el vivero y el aviario porque son UMA (Unidades de Manejo Ambiental)”, dijo y agregó que de la infraestructura que debe permanecer está la del faro por formar parte de la historia no sólo del puerto sino del país.
Celebró la voluntad, tanto de prestadores de servicios turísticos, como de autoridades para colaborar en la realización de tareas en la isla y se mejoren sus condiciones para convertirla en un ANP.
Guadalupe Rivas adelantó que para mejorar el aspecto de los andadores, colocar señalética y definir áreas de conservación se utilizará la infraestructura que quedó del zoológico que durante algunos años hubo en la isla, además de lo que existe.
“El estudio previo justificativo, que es el que llevamos un poco más avanzado, en el área de vegetación, hallamos tres zonas que fueron invadidas por tres especies que están quitando espacios a las nativas, como es el caso del tabachín y el huaje”, informó.
Abundó, al concluir la tercera reunión ordinaria que los integrantes del Comité interinstitucional insular de la isla de La Roqueta sostuvieron ayer por la mañana, que además del decreto como Área Natural Protegida para la isla, se requiere desarrollar de manera paralela el Plan de Manejo Ambiental. “La Sefotur va a hacer las gestiones para realizar todos los pagos, se tiene toda la buena voluntad y además, todas las diferentes instituciones que han intervenido porque en un acuerdo de gobierno se estableció que se integrara un comité mixto para colaborar en los tres niveles de gobierno y miembros de la sociedad civil y académicos”, detalló la ecóloga marina.
Indicaron que para la declaratoria también se requerirá de la información con que cuenta la Marina, encargada de custodiar la isla en el histórico faro, para el cual se tiene proyectado hacer una sala de sitio donde se informe de la toma de la Roqueta por los hermanos Galeana en junio 1813.
Se propuso también el establecimiento de un vivero para que los restos de vegetación no salgan de la isla y se haga una composta.