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Salieron 3 hombres, bajaron a mi hermano, lo hincaron y lo mataron, y mataron a mi mami, dice una testigo

Zacarías Cervantes

Puerto de las Ollas / Coyuca de Catalán

Doña Juventina Villa salió de su casa a las 10 de la mañana el 28 de noviembre cuando fue asesinada. Su intención era buscar un lugar donde hubiera señal de telefonía celular para informarle al dirigente del Frente de Organizaciones Democráticas del Estado de Guerrero (FODEG), Bertoldo Martínez Cruz que los camiones que irían por ellos y que debían haber llegado a las 5 de la mañana, a esa hora del día aún no llegaban.
También, de paso, doña Juventina, iría al cementerio para “despedirse” de sus familiares difuntos, pues esta vez la salida de su comunidad, La Laguna, sería definitiva.
Sin embargo, apenas había recorrido cuando mucho un kilómetro a bordo de una cuatrimoto que conducía su hijo Reynaldo Santana Villa, de 14 años de edad, (la información oficial fue que tenía 17 y dirigentes de organizaciones dijeron que 10), cuando los homicidas les salieron al paso y la mataron junto con su hijo.
“A mi hermano lo hincaron y le dijeron que rezara, después escuché los balazos…” narró entre sollozos una niña de 7 años, hija de doña Juventina que también la acompañaba y que presenció el doble asesinato.
Uno de los desplazados cuenta que el cuerpo de doña Juventina tenía cinco balazos en el pecho y en el estómago de calibre AK-47, Cuerno de Chivo mientras que al cuerpo del niño Reynaldo, que quedó a unos 10 metros del de su madre, tenía tres impactos en la espalda, “se supone que en algún momento intentó escapar y le dispararon cuando corría”, dijo la fuente.
“Yo recuerdo que cuando íbamos nos salieron tres hombres y bajaron a mi hermano, lo hincaron lo pusieron a rezar y luego lo mataron, después mataron también a mi mami y yo me bajé de la moto y me vine corriendo y le avisé a los polis y se fueron a ayudarla pero ya no pudieron”, dijo la menor, quien habla mientras algunas mujeres preparan el altar para dar fin con el novenario de rezos la noche de este miércoles.
De a cuerdo a la versión del gobierno, que se dio a conocer a través del secretario de Gobierno, acompañaban a la mujer 10 policías, pero que ella por trasladarse en cuatrimoto se adelantó y dejó atrás a los uniformados, sin embargo los testimonios coinciden en que ella iba sólo con sus dos hijos y que los agentes acudieron al escuchar los disparos.
“Después se fue mi hermano Migue, quería encontrarlos vivos pero ellos ya estaban muertos cuando llegó”.
Según la versión de los desplazados que ahora radican en esta localidad, los agentes policiacos todavía alcanzaron a ver a los agresores con quienes intercambiaron disparos.
De seis hombres varones, hijos de Rubén Santana Alonso y Juventina Villa Mojica solamente sobreviven dos, uno casado y otro de 16 años, tres más han sido abatidos a tiros del 2005 a la fecha, igual que sus padres, ellos son, José, Sergio y ahora Reynaldo. Uno más, Joel, murió en el penal de Iguala en donde estaba detenido por el presunto delito de portación de arma. La versión oficial fue que se suicidó, sin embargo la familia siempre denunció que fue un homicidio, pero el caso nunca se investigó.
Los vecinos de doña Juventina comentaron que los agresores seguramente tenían varios días esperándola cerca del panteón, debido a que sabían que antes de salir de la comunidad iría a “despedirse” de sus hijos y de su esposo Rubén Santana, enterrados allí.
Aseguraron que los agresores de la mujer son parte del mismo grupo de Los Ciruelos que ha venido cometiendo los homicidios en contra de los habitantes de La Laguna.
Los habitantes de La Laguna que esperaban el 28 de noviembre los camiones que les enviaría el gobierno estatal para trasladarse a la Laguna, revelaron que el acuerdo fue que estos llegarían a las 5 de la mañana, para llegar temprano a Puerto de las Ollas, sin embargo las unidades llegaron hasta a las 12 del día, ya cuando la líder había sido asesinada.

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