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Conjugarán guitarristas el flamenco y el náhuatl en concierto benéfico

Aurélie Daly

 

El guitarrista flamenco Adolfo Jiménez y el cantautor Ángel Arias Chalico se presentarán hoy a las 8 de la noche en el Poliforum Cultural Partenón para brindar un concierto especial, en el que conjugarán sus respectivas dotes musicales, y al que denominan Desde dentro.

“Voy a tocar con un invitado especial, el cantautor Chalico. Es un privilegio tocar con él y ayudar a los niños y las familias necesitadas de Acapulco, por lo que la entrada del concierto es un donativo de 100 pesos a la asociación Amor Solidario, cuyo presidente es César Zambrano, dueño de las papelerías Partenón de Acapulco”, explicó Jiménez.

El talentoso guitarrista nos explicó su formación musical, su carrera y cómo llegó a ser considerado como uno de los mejores intérpretes del flamenco. “Nací en Veracruz de papás españoles y desde chico viví en España, en Madrid. En Madrid había un lugar llamado Candela, un local donde se reunían los guitarristas de flamenco. Pasé noches completas tocando guitarra y cantando con José Mercé, La Susi, Antonio Canales, Manzanita, Camarón de la Isla, Paco de Lucía. Nos picábamos tocando. Tuve la suerte de conocer a los mejores guitarristas de flamenco y aprendí de ellos antes de forjarme mi propio estilo, macho pero suave”, relató.

Por cuestiones de problemas familiares, el guitarrista se regresó a México hace un año y está instalado desde hace dos meses en Acapulco. “Me vine aquí porque no conocía y me quedé porque encontré el maestro Ángel Arias Chalico”, explicó.

El maestro Chalico, quién no esconde su admiración por el guitarrista, contó este encuentro determinante para él. “Dio un concierto en la biblioteca del Zócalo y al escuchar me produjo una tremenda impresión, me asombró su técnica ¡me dejó pendejo! Dicen que es uno de los mejores guitarristas del mundo flamenco. El único que se podría comparar con él es Paco de Lucía, pero parece que Paco sacrificó la limpieza del sonido por la velocidad, lo que no es el caso de Alfonso, quien además de ser muy veloz tiene un sonido perfectamente limpio. Tiene una gran técnica y un gran instrumento”, precisó Chalico.

“Fue diseñada por mí, a la medida de mis dedos, tiene mucha potencia y mucho volumen. Está dedicada a mi padre por lo que empecé a tocar este instrumento por él. Mis dos influencias son mi padre y Agustín Castellón Campos conocido como Sabicas. A mi padre le gustaba mucho Sabicas y fue mi gran maestro, yo soy una copia moderna de él. A los 8 o 9 años dije a mi padre que quería tocar, me compró una guitarra y de ahí empecé a investigar cómo yo podría tocar. Siempre me imagino escuchando y busco reproducir lo que me gustaría escuchar. La forma en que toco la he desarrollado yo mismo. Por ello, tuve que conseguir técnicas con la constante preocupación de que siempre sonara limpio mi sonido. Mi manera de tocar es el resultado de varios años de estudio, una gran dedicación y mucho cariño”, contó Jiménez.

En cuanto a sus gustos musicales, reveló que le encantaba el jazz y la música latinoamericana. “Cerramos con un tema de Chalico, un poema del poeta guatemalteco izquierdista, Otto René Castillo, Ars poética puesto en música por el maestro”, detalló.

Por su parte el maestro Chalico comentó: “Es uno de mis ejercicios favoritos poner un poema en música y que la melodía refleje la belleza del texto poético. El más grande problema que encontré al musicalizar poemas fue con poemas del siglo XIV en náhuatl, porque el mismo lenguaje ya es música, parece que ya está cantado, es difícil de unirlo con música. En la cosmogonía náhuatl los elementos naturales tienen un papel central por lo que trato de invitar algo de naturaleza en mi música, reproduciendo el viento que sopla o el ruido de un arroyo que corre con las cuerdas”, detalló Chalico.

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