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Amarga el Sevilla con empate 2-2 el debut del Vasco con el Espanyol

DPA

 

Madrid / Barcelona

 

El Sevilla amargó ayer el debut del técnico mexicano Javier Aguirre ante la hinchada del Espanyol al empatar 2-2 en el tiempo de descuento con un gol del internacional español Alvaro Negredo.

El partido, que inauguró la decimoquinta jornada de la Liga española, fue tan tenso como se preveía, como corresponde a dos equipos que atraviesan un momento muy complicado.

Y el premio máximo fue para el Sevilla, que con 10 jugadores igualó al final ante un Espanyol que sigue en puestos de descenso tras sumar su segundo punto en dos partidos con Aguirre en el banquillo.

La primera parte pareció más una crónica de sucesos que un partido de fútbol, con el árbitro Muñiz Fernández como gran protagonista. Pitó dos penales discutidos y expulsó al sevillista José Antonio Reyes en una acción llena de polémica.

El Espanyol actuó durante una hora con las tres cosas que pide Aguirre: coraje, orden e inteligencia. No se complicó en defensa y sus delanteros intervinieron. Además, la hinchada demostró que está con su técnico en el comienzo de esta nueva etapa.

El conjunto local se vio beneficiado de un gol temprano, que llegó a los 13 minutos tras un forcejeo entre Fernando Navarro y Joan Verdú. Este último cayó, el árbitro pitó penal y el propio Verdú lo transformó en gol.

Pero la alegría no le duró mucho tiempo porque el Sevilla igualó 11 minutos más tarde por una caída en el área de Baba ante el acoso de Stuani. Muñiz Fernández vio penal ante la sorpresa de los locales y marcó Ivan Rakitic.

La cadena de sucesos no terminó ahí porque a los 39 minutos el Sevilla se quedó con 10 jugadores por la expulsión de Reyes. El delantero ejecutó una falta y el árbitro le enseñó su segunda tarjeta amarilla al entender que había lanzado sin su permiso. Después las cámaras de televisión demostraron que sí había ordenado el lanzamiento.

El Sevilla se marchó al descanso con motivos suficientes para sentirse indignado. Pero lo que no le podrá achacar al árbitro es la forma en la que encajó su segundo gol.

Ocurrió a los 61 minutos, en un lanzamiento desde la esquina que culminó el portugués Simao libre de marca a tres metros del arco y sin ningún defensa que le incordiara. El gol más sencillo del mundo fue festejado por la grada con locura.

Entonces el Espanyol optó por vivir resguardado, sin permitirse las alegrías del pasado, y prefirió el orden defensivo al despliegue ofensivo. Renunció demasiado pronto a manejar el balón.

Y el Sevilla se llevó el premio a su insistencia con un inapelable cabezazo de Negredo en el descuento que llenó de frustración a la grada. No obstante, la hinchada despidió con aplausos a Aguirre y su equipo, algo novedoso esta temporada.

Ahora al Espanyol le vienen tres partidos tremendos: ante Real Madrid, Deportivo de La Coruña y Barcelona. Duras pruebas para el equipo, duro trabajo para Aguirre. No le hubiera venido nada mal el triunfo ayer, pero le sobró un minuto de partido.

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