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Advierten expertos plan gubernamental para desaparecer las normales rurales

Lourdes Chávez

Chilpancingo

Estudiosos del sector educativo denunciaron que se ha recrudecido la política para desaparecer las normales rurales, vigente desde la década de 1970, pero los gobiernos no han logrado su objetivo porque los alumnos están organizados y las escuelas son producto de la Revolución.
Esto, en una mesa de análisis para recordar el desalojo policiaco de alumnos de la normal rural de Ayotzinapa, en el auditorio de esa escuela.
El analista Luis Hernández Navarro cuestionó que políticos tecnócratas, dirigentes sindicales corruptos y empresarios, “que sólo buscan hacer dinero”, opinen y diseñen la política educativa, se sumen a la iniciativa de desaparecer el normalismo rural, “pero no nos debe de entrañar, sabiendo que a ellos no les interesa el campo”.
Asimismo, el académico y sindicalista universitario Hugo Aboites consideró que el gobierno ya no quiere aparecer como el que cierra las escuelas, y creó el Instituto Nacional de Educación (INE), donde participan los sectores sociales, para que ahí las declaren inservibles.
Del Instituto Mora, César Navarro Gallegos, señaló que el peor error en el sector fue haber pactado la herencia de plazas, porque es cerrar el paso natural de los egresados de las normales públicas.
El ex director de la normal rural, Humberto Santos Bautista, reiteró que la mejor manera de honrar a los estudiantes asesinados es reformar la escuela desde los estudiantes, porque el gobierno no tiene una política, sólo remiendos que no resuelven problemas, por ejemplo señaló el programa Guerreros por la Alfabetización, “que sólo ha sido una tiradera de dinero”.
En la mesa de análisis Perspectivas del normalismo rural, el periodista Hernández Navarro recordó que la ofensiva a las normales rurales no comenzó con el desalojo policiaco de los estudiantes de Ayotzinapa, y la ofensiva en Tiripetio, Michoacán, que derivó en una gran golpiza hace unos meses.
Agregó que en abril de 1941 se organizó una gran ofensiva contra estas escuelas, y comenzó en Ayotzinapa, cuando se acusó a los estudiantes injustamente de sustituir una bandera de México por una de huelga en el asta, hubo decenas de detenidos por ultrajes a la bandera.
Destacó que el gobierno no ha cambiado mucho su discurso, desde entonces decían que estas escuelas habían fracasado, que eran nidos de bolcheviques, cuna de guerrilleros, entre otros. De aquella embestida, quedaron 17 normales rurales. Se cerraron más de 30.
En años recientes cerraron la normal Mexe, y el secretario de Educación de Hidalgo argumentó una degeneración, producto del internado, que era permisible en jóvenes de secundaria, no en mayores de 21 años. Boites añadió que bajo ese criterio, los seminarios y los cuarteles se tendrían que clausurar.
Hernández Navarro recordó que la dirigenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, se sumó a la campaña contra las normales, y propuso que se dedicaran a capacitar a técnicos en turismo o en producción, porque no faltan maestros en las comunidades. Entonces declaró que había tantos maestros como choferes o servidores de mesa.
El académico subrayó que estas escuelas son producto de la luchas de campesinos y una de las más gloriosas tradiciones pedagógicas del pueblo mexicano, para educar en todos los rincones del país, y preguntó: “¿Por qué los tecnócratas, dirigentes corruptos y empresarios como Televisa, quieren desaparecer este largo esfuerzo?”.
En su intervención, el académico Boites destacó que el gobierno ya no quiere ser el que desaparece escuelas, el que reduce presupuestos de una institución, quiere que esto aparezca como parte de una función social, que sea la sociedad la que empieza a decir no debe existir las normales rurales, ni los maestros como los conocemos.
Para esto, se creó el Instituto Nacional de Evaluación (INE) que se declara autónomo, para que asuma la función de vigilar, evaluar y reglamentar la vida de las instituciones y de los maestros; “ahí veremos grupos como Mexicanos Primero, que estarán participando entre comillas como representantes de la sociedad, con la tendencia por la destrucción de las instituciones que tiene ya muchos años”.
Sin embargo, dijo que la política coarta la función amplia del maestro como eje central de la política social del gobierno ante las comunidades, ahora se busca reglamentar, vigilar y controlar al personal del sector educativo.
Sin embargo, consideró que una forma de salir de este momento de crisis nacional, de pérdida del sentido de nación, ante un imperio de corrupción, es que los jóvenes normalistas se preocupen por conocer de su propio origen, para construir desde abajo un país distinto. “Un primer principio es construir una educación nueva, que nazca de las bases, desde las escuelas, de los maestros y de los mismos alumnos”.
Del Instituto Mora, César Navarro Gallegos, egresado de la normal rural de Zacatecas, consideró que el peor daño a la educación, es haber pactado la herencia de plazas, porque fue una manera de cerrar los espacios a los estudiantes, recriminó que en el país hay más normales privadas que públicas y estimó que el 55 por ciento de los maestros que ingresan por oposición, estudiaron en centros particulares.
El secretario de la Sección 9 del SNTE del Distrito Federal, Pedro Hernández Morales, convocó a los normalistas a hacer un análisis amplio sobre el futuro de las normales, de las políticas públicas, a organizar talleres para construir otra propuesta desde las comunidades, a continuar la lucha que los caracteriza, pero también a trabajar en aulas para mantener la congruencia social.
Humberto Santos Bautista puntualizó que la reforma educativa del gobierno federal saliente, con el entrante no cambia mucho, “se pone énfasis en los procesos de evaluación, pero no en los procesos de aprendizaje”.
Reiteró que maestros y estudiantes tienen que hacer un esfuerzo mayor, para tener un conocimiento más profundo de lo que es Guerrero, de nuestra diversidad cultural, de los esfuerzos de los pueblos originarios por su autonomía, y saber que en respuesta el gobierno les ofreció una interculturalidad que no acaba de definir.
Insistió en que el desconocimiento de los contextos rurales aumenta los niveles de rezago educativo, y para confirmarlo dijo que no es necesario ir a La Montaña para constatarlo; en Acapulco, cuando se entra a una escuela de migrantes, se observan las mismas condiciones que en Metlatónoc, y en Chilpancingo, muchos niños de las colonias ni siquiera van a la escuela, “debemos entender que el significado de lo rural ha cambiado”.

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