Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Anituy Rebolledo Ayerdi

Acapulco, música y poesía XXV

A la memoria de Carmen Gómez González, a quien la moral gazmoña de su tiempo impidió convertirse en una maravillosa mezzosoprano. Carmen, fallecida muy recientemente, fue hija del eminente médico José Gómez Arroyo, el mismo que salvó la vida del alcalde de Acapulco, Juan R. Escudero, baleado en la cabeza con exposición de masa encefálica y destrozado un brazo

Acapulco y Tadeo Arredondo

Tadeo Arredondo Villanueva es sin duda el creador musical que mejor le ha cantado a su tierra acapulqueña, con mayor intensidad y profundo amor. Sus canciones exaltan las bellezas de Acapulco y la nobleza de su gente; hablan de sus recuerdos infantiles –”a recoger conchitas iba todas las tardes”–, y de sus amores primeros –“recordar a la chamaca que fue mi hermoso primer amor”–. Añora el barrio de la luz primera –“barrio al que nunca olvido porque ahí nacieron mis primeras canciones”–, y goza con la la certidumbre de vivir como Adán en el Paraíso terrenal –“sin el entorno de Acapulco la inspiración jamás me hubiera llegado, tal vez me hubiera dedicado a pescar popoyotes”–.
La canciones íntimas de Tadeo no fueron más allá del círculo familiar y el muy amplio de sus amigos. Para la visión miope de las otrora gigantes disqueras sólo dos o tres temas ”pueblerinos” tendrán valor comercial y por tanto merecerán difusión nacional e incluso internacional
La Sonora Santanera, entonces la agrupación más popular de México, tuvo a Tadeo como compositor de cabecera y de él grabaron Atolito con el dedo, El Mudo, Desconfianza, Ironías, Mi Barrio, Sombrita de Cocales y Sarta de Mentiras. El conjunto lo reconocerá como “El mejor compositor de la década 1960-1970”, título materializado en un disco de plata.
Otras voces del momento cantaron a Tadeo. Olivia de Montenegro (Cómo te amo); Trío Calaveras (Atolito..); Sergio Fernando (Viejo Acapulco); Pepe Mazón (Collar de cicatrices); Coro Renacimiento de México (Atolito..); Trío Saturno (Desconfianza); Michel Tessan (Atolito…) Carmen Rivero (Agüita de coco y Ponte bien) y Amparo Ochoa (Pobre de mi patria chica); Demetrio González (Di que sí no quizás) y más.
Seríamos injustos si no mencionamos entre los grandes intérpretes de Tadeo a su hermano Darbelio, a quien saludamos con su Lety del alma (también canción de Tadeo), ahora radicado en Cuernavaca, Morelos. Darbe cantó y sigue cantando con su voz bravía todo lo vernáculo de “mi hermanito Tadeo”: San Jerónimo El Grande, Mi Negra Muchacha del Mar, Caminito del Perdón, Costa Chica, Sanmarqueñita, Cruz Grande, Venteñita, Tixtla, Cuajinicuilapa, Alma aventurera, Vente conmigo y muchas más.

El Acapulco de Tadeo

Dice su biógrafo que Tadeo Arredondo “volcó sobre Acapulco su fecunda armonía, dedicándole notas musicales y letras de gran inspiración”. Cita entre ellas: Acapulco, Serenata en La Quebrada, Adiós Acapulco, En la playa, Diciembre en Acapulco, A la Feria de Acapulco, Viejo Acapulco, Mi Barrio, Tlacopanocha, Playa Encantada, Muchacha del mar, Puerto Marqués, En la playa y Virgen de la Soledad.
La primera ocasión en la que el artista cobró por cantar fue cuando firmó un contrato con Alejandro Castrejón. Debuta en el cabaret El Zorro el 1 de mayo de 1970, apadrinado por Manuel El Loco Valdés, a quien acompañaba una chaparrita hermosa pero ”neja”, como la calificó el propio cantautor. Nadie lo creerá si le decimos que aquella mujercita era Verónica Castro, más tarde una de las más grandes divas del espectáculo mexicano, con fanáticos incluso en las lejanas estepas siberianas. Los siete días del contrato inicial se prolongaron hasta por dos meses, alternando con estrellas como Olga Breeskin, Magda Franco, Durcy Dennys, Manolita Arreola, Lena y Lola y Olga Guillot.
A partir de entonces, Tito, como le llamaban en casa y hoy llaman a su primogénito Tadeo, mi ahijado, fue la atracción principal de lugares como los bares de Sanborns, Guitarra Bar, Charada y sus propias empresas el restaurante El Arka y el bar Mónaco. Se dará tiempo entonces para escribir una columna sobre la vida nocturna del puerto, publicada en el diario Trópico PM, vespertino de Trópico, dirigido por José Andrés Pérez García, apoyado por este escribano como subdirector.
Rotos ya los pudores, echemos una mirada retrospectiva a los albores de la vida de un artista nato. Hagámoslo de la mano de su biógrafo anónimo: A los nueve años de edad, Tadeo compuso su primera canción llamada Divina noche, lógicamente sin saber nota, la cual dio a conocer más tarde con un trío infantil formado por Anituy Rebolledo Ayerdi y su hermano Ervey, invitados a todos los festivales escolares. Será entonces cuando surja la tonada que más tarde se convertirá en el tema del Carnaval de Acapulco.
Todo aquello pasó, efectivamente, cuando cursábamos el cuarto año de primaria en la gloriosa Altamirano, dirigida entonces por la maestra Carolina Vélez viuda de Leyva. Ambos formábamos parte de la Banda de Guerra, él tambor, este metiche, corneta.

La mano y el pie

Tadeo Arredondo no fue indiferente a la moda de la canción social o de protesta con tantos seguidos en Latinoamérica. Creó una obra referida a la sobreexplotación de Acapulco, pidiendo en ella conciencia social a los explotadores y reprochando la complicidad de algunos acapulqueños. La tituló Pobre de mi patria chica
Rebautizada por la grabadora como La mano y el pie, la hace suya Amparo Ochoa, comprometida pregonera de la canción rebelde, quien la lleva al acetato para difundirla continentalmente. Así se presenta el autor y su obra en el forro del disco:
Con el sabor tropical guerrerense, Tadeo Arredondo penetra con sentido crítico y humor no exento de amargura en la grotesca realidad contrastante de nuestro país. El Acapulco para los ricos de aquí y de allá y que cada vez lo hacen más ajeno y extraño a nosotros, cada vez más propiedad privada de magnates, prestanombres y traficantes. Ah, pero eso sí, con un ambiente muy interna-CIA-nal”
Aquí está Pobre de mi Patria chica o La mano y el pie:

Pobre de mi patria chica
ya la han explotado tanto
sus recursos naturales
se los están acabando
y ella no recibe nada
de los que le ha dado tanto

Tú ves, compadre, tú ves
les das la mano y se toman el pie
Qué bonito era pasearse
por todititas las playas
en una linda mañana
o en un hermosa lunada,
hoy están llenas de hoteles
con letreros de privadas

Tú ves, compadre, tú ves…
Oye mi amigo extranjero
sólo es cosa de conciencia
que nos dejes un poquito
de lo mucho que te llevas
Tú ves, compadre…

Oye amigo no creas eso
ahí va mi contestación
que una cosa es el progreso
y otra la explotación
Tú vez, compadre…
Adiós Acapulco lindo
tierra de valientes hombres
donde algunos p’a vivir
tienen que prestar sus nombres
Tú ves, compadre, tú ves
les das la mano y se toman el pie

“Zanquita, vete”

Cuando Tadeo interpretaba su La mano y el pie solía intercalar entres los versos los nombres de magnates mexicanos y gringos con intereses en Acapulco, provocando reacciones jubilosas del público compuesto, eso sí, por ”valientes hombres”.
Alguna vez, luego de escuchar aquellas notables alusiones, Tadeo es abordado por un abogado de gran prosapia ofreciéndole una jugosísima cantidad por la canción.
–¡Pero como chingaos no, mi lik, es suya para que la grabe quien usted quiera!
–Perdón, artista, pero no me he sabido explicar. Se trata de que la canción no se popularice con las alusiones difamatorias que tú haces. Quiero decir que la pieza, una vez pagada, deberá quemarse, enterrarse, desaparecer para siempre.
–¡Estás pero si bien pendejo, zanquita; dile a tus patrones que se vayan mucho a la chingada y tú por delante.
Así era mi compadre Tadeo.

Más canciones

Algunos otros títulos de Tadeo:
Vicky y Colegiala (dedicadas a su hija Virginia); Tu Ausencia, Mi tormento, Divinos ojos, Cada noche que paso contigo, Cuando el sol se oculta, Para qué quiero vivir, Caro pagarás, Tu fracaso, Agonía, Campanitas de amor, Abrázame, Qué más puedo ofrecerte, Costeña hermosa, Sólo quedó tu nombre, Qué quieres que haga, Delirio febril, El tulipán, Costeña hermosa, El Chachalaquito (su padre, don Filiberto, fue conocido como El Chachalaco), Besos en la frente (para su madre doña Aldegunda): Igualteca, Cruz Grande, Tixtla, Barra vieja, Sabaneña, Himno a la escuela Altamirano vespertina; Himno a la Revolución, Págale bien a esta gente, Me voy de bracero, Vamos a México y La leyenda del pescador. Va esta última:

Llevaba en sus hombros los remos
y su carnada también
un pescador que una tarde
se dio a la mar
Se había despedido ya
con un beso de su amada
le dijo no llores niña
que retornaré mañana
Se perdió en el horizonte
el peregrino del mar
y la niña quedó triste
porque era tarde de
tempestad
Llegó el nuevo día
y el pescador temerario
no retornaba
y a buscarlo fueron
Más todo fue en vano
pues no lo encontraron
solo su canoa
entre las rocas despedazada
Y desde aquella desgracia
la hermosa novia lloró
vagaba en la inmensa playa
esperando al pescador
Mas una tarde de invierno
con horrible tempestad
la niña se fue a buscarlo
para nunca regresar
Y cuentan los pescadores
que fue a darle su querer
pues tanto lo quiso en vida
que era un martirio
vivir sin él
Aaaaaaayyyyyyyyy
un grito que se escucha
en la medianía del mar
de dos almas que hoy en pena
anuncian la tempestad.

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