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Nadie sabe el límite que da paso al homicida: Hugo Carrillo Brumbaugh

Jorge Santamaría / Agencia Reforma

 

 

Ciudad de México

 

La naturaleza del ser humano aún es cuestionable. Nadie sabe cuál es el límite en el que la paciencia se acaba y da paso a la desquiciante mentalidad de un homicida, así que el cineasta Hugo Carrillo Brumbaugh tomó el caso de Willie Francis, un recluso que sobrevivió a la silla eléctrica, como eje para su filme El lado oscuro de la luz.

“Jamás he podido entender cómo nos convertimos en seres iracundos. Sé que tenemos un límite, pero ¿hasta dónde somos capaces de no traspasar la delgada línea entre la tranquilidad y la ira? A diario trato de responder esa pregunta, quiero entender qué es lo que detona a una persona para que llegue a cometer un homicidio”, compartió en entrevista el también director de La verdadera pelea.

Durante el thriller psicológico de 90 minutos de duración, Carrillo Brumbaugh cuenta la historia de Memo (Eduardo Mendizábal), quien, tras quedar huérfano, es adoptado por El Abuelo (José Carlos Ruiz), un mafioso asesino.

El veterano delincuente viola a la mujer de su nieto, dejándola embarazada; al descubrirlo, Memo cae en el alcoholismo y se convierte en un asesino serial, que ejecuta, en nombre de Dios, a cinco personas, entre ellas dos homosexuales y una prostituta.

Como penitencia, Memo es condenado a la silla eléctrica, castigo que resiste al orar en nombre de Dios y que evidencia su naturaleza desquiciante.

“Para documentar esta película, me base en Willie Francis, un reo negro que resistió, en 1946, la descarga de la silla eléctrica. También leí un libro de procedencia desconocida llamado Motherfucker kill you now, escrito a mano y con historias del asesino serial John Ricken.

“También me aventuré a entrevistar a un homicida encerrado para conocer su mentalidad”, compartió el mexicano, quien espera estrenar su producción en marzo de 2013.

Carrillo Brumbaugh filmó El lado oscuro de la luz con un presupuesto de 9.5 millones de pesos y durante 17 días en el barrio de Tepito y la calle de Versalles.

“La película tiene mucho que ofrecer al público de México, Latinoamérica y del mundo; por eso, estamos viendo la posibilidad de mandarla al Festival de Cannes el próximo año”, agregó el cineasta.

“Hay personas de diversas religiones que matan en nombre de Dios y a mí, en lo particular, se me hace una justificación burda para cometer atrocidades”, comentó el cineasta, Hugo Carrillo Brumbaugh, cineasta

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