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Se posesiona la síncopa del jazz del público que acude a Sinfonía del Mar

Aurélie Daly

 

El segundo día del Festival Internacional de Jazz de Acapulco en el auditorio al aire libre de Sinfonía del Mar regaló al público, más escaso que el día anterior, un concierto de gran calidad musical con la prestación del guitarrista Cris Lobo. El cuarteto de músicos deleitaron a los espectadores por más de una hora de felicidad para los amantes de la síncopa. De los estándares de jazz como Take five de Dave Brubeck hasta las versiones jazz de canciones mexicanas como Bésame mucho de Consuelo Velázquez, los cuatro músicos asombraron a todos con su técnica, en particular el contrabajista, Marcos Milagres que llenó el espacio con la potencia de su sonido a la vez percutiente y limpio. El baterista Mario García con su tecleo muy ligero ofreció algunos solos de excepción.

Repentinamente el cuarteto tocó un tema del compositor y cantante francés Michel Legrand, un fragmento musical de la clásica película musical novadora por su época, en 1964, Les parapuies de Cherbourg (Los paraguas de Cherbourg)

Para seguir con originalidad el programa musical de la noche, Cris Lobo contó su encuentro emocional con un poema japonés Agua de los sueños que lo impactó tanto que quiso componer un tema en relación. Sonaba extrañamente familiar la melodía con algo de una canción francesa, San Francisco, tal vez una pura coincidencia después del tema de Legrand. Al escuchar la puesta en música de este poema uno soñaba con poder escuchar el texto inspirador en el mismo tiempo.

Después de algunas originalidades en cuanto al repertorio escogido, el guitarrista anunció un tema “conocido por todos”. “Espero les guste el arreglo”, dijo antes de dejar al público adivinar el título. Desde luego el cuarteto tocó un Summertime esperado pero nada aburrido por la capacidad de los músicos a reinventar cada tema con destreza y sutileza. Supieron abandonarse a varias digresiones para volver al tema siempre a punto.

Con una introducción en scat al estilo de Al Jarreau en completa simbiosis con su guitarra Cris Lobo deslizó a la famosa canción mexicana Besame mucho del lado de los cuatro tiempos del jazz.

El guitarrista saludó al excelente trompetista Pancho López “orgullosamente mexicano, aún más que el pulque y que el tequila.”

Al tocar el último tema se sorprendió Cris Lobo de la aparente falta de reacción del público y lanzó un comentario que se pudo interpretar como algo ofensivo. “¿Que no tienen energía en Acapulco? Con el calor y frente al mar…”

La conductora del evento, Ella Laboriel tomó la palabra para felicitar a los músicos y compartir sus sentimientos con el público. “Es un honor par mí recibir a Cris Lobo, lo mejor de lo mejor”, declaró. Concluyó con su ya famoso eslogan “¡Acapulco sí puede!”.

Al entender que el concierto llegaba a su fin, el público se manifestó para que siga el show y un espectador gritó: “¡Ella, no me dejes así!”, por lo que la cantante no se dejó rogar mucho antes de agarrar el micrófono para cantar, para el placer de todos, una canción con el cuarteto.

De los comentarios relevantes entre público, un espectador canadiense de vacaciones en Acapulco exclamó que era increíble que fuera gratuito un concierto de tal nivel de calidad porque en Montreal costaría como 50 dólares sin siquiera poder disfrutar de un lugar tan bello como este escenario de Sinfonía del Mar.

Se entregó un reconocimiento a los músicos por haber participado a esta XVIII edición del festival Internacional de Jazz de Acapulco y todos insistieron en el brillo dado a Acapulco a través de eventos como éste.

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