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Acuden millones de egipcios a votar en referéndum por la nueva Constitución

DPA

Estambul / El Cairo

Los ciudadanos egipcios acudieron ayer en forma masiva a las urnas de diez provincias del país en las que se celebraba la primera jornada del referéndum sobre la nueva Constitución, que tiene al país dividido entre simpatizantes y detractores de la propuesta.
Debido a la afluencia, la Comisión Electoral informó que los locales extenderían sus horarios. En vez de cerrar a las 19:00 lo hicieron a las 23:00 (21:00 GMT).
La televisión mostraba imágenes en vivo de personas esperando en la noche delante de los locales, pese a las bajas temperaturas, para emitir su voto.
Entidades de monitoreo denunciaron violaciones del derecho de votación y la falta de supervisión cabal por parte de la justicia, además de actividades proselitistas no autorizadas.
“Hoy volvieron a verse todas las formas de fraude registradas en la era (del presidente depuesto Hosni) Mubarak”, señaló a la emisora Dream TV un destacado activista en defensa de los derechos Humanos, Hafez Abu Saada.
El presidente de la Comisión Electoral, Zaghloul al Balshi, se defendió de las acusaciones. “Verificaremos todos los reclamos para determinar su impacto en la integridad del proceso”, aseguró en conferencia de prensa al cierre de la jornada del sábado.
La segunda y última ronda de votaciones en el marco del referéndum tendrá lugar el 22 de diciembre. Al Balshi apuntó que el resultado del voto popular será anunciado oficialmente tras dicha fecha.
Unos 26 millones de los 51 millones de egipcios con derecho a voto estaban convocados a las urnas ayer. En el resto de las 17 provincias se votará el próximo sábado sobre el texto de la Carta Magna, elaborada tras la caída del régimen de Hosni Mubarak hace casi dos años.
El Cairo fue testigo ayer de un ataque a la sede del partido liberal Wafd. Según el portal “Egipto Independiente”, cientos de islamistas atacaron el edificio por la noche con explosivos.
El propio Wafd indicó en su sitio web que había sido atacado por partidarios del predicador salafista Hasem Abu Ismail y colgó en su página un video que muestra el ataque. Las fuerzas de seguridad lograron finalmente controlar la situación.
Por otra parte, en la ciudad industrial de Mahalla, donde son fuertes los opositores a los Hermanos Musulmanes, se produjeron tiros delante de un colegio electoral, según informan medios locales, mientras que en Alejandría los salafistas tomaron una escuela y le decían a los ciudadanos que tenían que votar “sí”.
El presidente egipcio, Mohamed Mursi, votó en una escuela en El Cairo. Para evitar enfrentamientos entre partidarios y adversarios del mandatario y la Constitución, la policía y el Ejército custodiaron los locales electorales.
El proceso constitucional dividió profundamente al país. El borrador fue redactado en tiempo récord por los islamistas Hermanos Musulmanes con el apoyo de los radicales salafistas, y es rechazado por los partidos seculares y de izquierda.
Estos grupos han llamado a votar en contra, porque aseguran que la Constitución no está diseñada para toda la sociedad egipcia, sino sólo para los islamistas, con una imagen profundamente religiosa y conservadora. Los opositores temen que se vean limitados los derechos fundamentales porque la Carta Magna da poder a los clérigos por encima de los jueces.
En las últimas semanas ha habido muertos y heridos en enfrentamientos entre las fuerzas que apoyan a Mursi, que procede de los Hermanos Musulmanes, y las que se le oponen.
“Los artículos que la gente cree que son controvertidos en realidad no lo son tanto”, opinó una joven de 25 años. “Sólo están armando un gran escándalo al respecto en la televisión”.
En cambio Naier al Guindy, un ciudadano de 59 años, dijo convencido: “No quiero que un sistema islámico controle mi país, porque sé que Mursi es un dictador… Prefiero la liberación”, aseguró.
Por su parte, el líder opositor y premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei urgió a rechazar la nueva Constitución en las urnas, e incluso había instado al presidente Mursi a posponer el referéndum por el temor de que estalle una guerra civil.
De ser rechazada la Constitución, Mursi deberá convocar en un lapso de tres meses una nueva Asamblea Constituyente.

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