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Tres horas sin agua para ver a Peña Nieto en el gimnasio de Renacimiento

Mariana Labastida

 

Cientos de personas fueron acarreadas al polideportivo CICI Renacimiento, donde fueron encerradas en corrales metálicos custodiados por el Estado Mayor Presidencial, sin agua ni aire acondicionado pese al intenso calor.

Afuera militares, policías federales y estatales custodiaban el acceso al lugar, calles y andadores aledaños al mismo.

Algunos desde las 10 de la mañana, otros a las 11, fueron llegando al poliderportivo para ingresar por la puerta de la Avenida Juan R. Escudero; desde  cuadras antes se podía ver gente caminando, así como camiones urbanos de diferentes rutas estacionados, con cartulinas con el nombre de la colonia de donde procedían, Colosio, Coloso, Caleta, Jardín, Mozimba.

“¿Por qué no nos bajaron los urbanos allá de una vez?”, se quejó una señora que caminaba al área donde tendrían acceso a la cancha de basquetbol, lugar en el que estaría el presidente Enrique Peña Nieto; ya le habían dado un plato con cinco tacos de canasta y un vaso de refresco.

Metros más adelante, a otro grupo de mujeres les entregaban sándwiches; más adelante les daban playeras con la leyenda “activación física” en la parte posterior y “todos contra la obesidad bailando zumba”, actividad que mencionó Aguirre Rivero durante su discurso y Peña Nieto preguntó a la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu Salinas, qué era eso. Ruiz Massieu le respondió con un movimiento para explicarle que era una especie de baile.

Las playeras también tenían los logos del DIF estatal y del gobierno del estado; algunas mujeres, no todas, alcanzaron gorras.

Y es que las mujeres acarreadas, en su mayoría, pertenecen a los grupos de zumba que ha promovido el gobierno del estado en diferentes colonia de Acapulco, y que fueron las últimas en entrar.

Primero ingresaron quienes no llevaban la playera blanca con las leyendas, entre ellos los padres se los niños de la orquesta infantil de Renacimiento, que entregaron a sus hijos a las 10 de la mañana en una de las puertas y que buscaron cómo entrar porque no estaba considerado su ingreso al lugar.

En el camino algunas mujeres aprovecharon que pasaron frente a una papelería para fotocopiar la credencial de elector, por si se las pedían, mientras otras hacían listas de los asistentes y los coordinadores de los grupos se organizaban con los del DIF para la entrega de las botellas de agua que llevaban.

“Hey, cámara, cámara”, gritaban un grupo de mujeres del grupo de zumba de Renacimiento a los camarógrafos de las diferentes televisoras que grababan en la espera del acceso al lugar de la actividad; “Bienvenido Peña Nieto, el presidente más guapo, x ti hacemos zumba”, se leía en una de las cartulinas que traían entre la gente.

Ya formadas en la primera valla colocada para el acceso a la cancha de basquetbol, las mujeres se quejaron, pues tenían que tomarse el agua que llevaban o tirarla, lo mismo con las frutas y sándwiches que les dieron y que habían guardado; las pancartas en su mayoría de agradecimiento a Aguirre, también se quedaron ahí, “para qué nos hicieron hacer cartulinas, para que nos las quitaran”, se quejó una joven.

Acceso más rápido fue para los funcionarios estatales, municipales, regidores e invitados, a los cuales les dieron una calcomanía verde con el nombre de la actividad como acreditación para entrar.

Quienes no pasaron por el filtro fue el alcalde Luis Walton que ingresó en su camioneta; la secretaria de Educación Guerrero, Silvia Romero, y el asesor del gobernador, Ernesto Aguirre.

Junto al único acceso donde seis hombres y una mujer vestidos de negro con la leyenda en la cachucha “seguridad” revisaron a todos los que entraron, quedo un montón de botellas y artículos que les quitaron a los asistentes en el primer filtro.

El segundo filtro para accesar estaba conformado por cinco arcos detectores de metales, custodiados por personal del Estado Mayor Presidencial, entre 12 y 15.

Al ingresar a la cancha de basquetbol del polideportivo la imagen principal fueron las vallas colocadas a unos metros del acceso para delimitar cada una de las áreas; en cinco corrales se dividió el lugar, frente al templete de las autoridades el de los políticos, funcionarios estatales y municipales, e invitados especiales; del lado derecho se encontraban los niños de la orquesta Renacimiento, que esperaban desde las 10 de la mañana entre pequeños ensayos, principalmente del himno a la alegría que tocarían para el presidente de la República.

Se hizo un pasillo entre el área de invitados especiales y las gradas, en esa zona y en primera fila estaba la porra de jóvenes del ex candidato a la alcaldía, Fermín Alvarado Arroyo y Peña Nieto en Acapulco; en las gradas los padres de los niños de la orquesta, abajo se dividió otra área para las invitadas del zumba y para reporteros de prensa escrita, los camarógrafos y fotógrafos de los diferentes medios, a excepción de los de comunicación social de la Presidencia, y televisoras nacionales fueron encerrados en otra área.

Para animar a los “acapulquenses”, como se refirió a los acapulqueños que esperaban desde las 10 de la mañana la actividad programada para las 12 del día pero que inició después de la una de la tarde, una joven hacía pequeñas intervenciones dando indicaciones a los asistentes, a los cuales les dijo que podrían mostrar su entusiasmo con aplausos y porras cuando llegará Peña Nieto.

También les dijo que agradecieran estar en ese lugar, “porque hay miles allá afuera que quisieran estar aquí”, que guardaran silencio, que callaran a los niños y si alguno llorara que lo sacaran del lugar mientras se calmaba.

Ante la desesperación de la gente que se veía en los gestos y ademanes en busca de cualquier cosa que le sirviera como un abanico para refrescarse, casi a la una de la tarde les ofrecieron agua, que había “un punto de hidratación antes del segundo filtro” a donde podían ir pero no en grupo, “mucho menos de 20 personas, vayan una o dos”, sugirió la mujer al micrófono.

Adentro, el lugar era custodiado por más de 50 miembros del Estado Mayor Presidencial; en cada valla, división y espacio había un grupo cuidando que no se movieran hacía otro lugar, incluso a los pocos minutos de haber ofrecido que salieran por agua ante la llegada del presidente, se anunció que quienes salieran no se les permitiría el acceso nuevamente al lugar.

“No sé porqué quitan el agua, ni mo que le arroje uno el bote vacío”, dijo una madre enfadada señalando al lugar donde se sentaría Peña Nieto, y renegó de que no les hayan explicado cómo sería el acto para no haber llevado a su hijo que ya estaba sin playera por el calor que tenía, “bonita la cosa y los aires apenas los están arreglando”, dijo al ver a dos hombres desarmando los aparatos que están en la parte superior de la cancha sobre las gradas.

“Esto está muy mal, uno se aguanta pero los niños no, estamos todos deshidratados”, dijo otra madre de familia, mientras se movía para que se acomodaran más personas en las gradas donde ya no había espacio; “para qué traen tanta gente si no va a entrar”, se quejo otra mujer que estaba de pie buscado un lugar dónde sentarse.

Las personas empezaron a desesperarse al grado de irse, y trabajadores del gobierno del estado llamaron a los coordinadores de los grupos para organizarlos nuevamente.

Pese a tres horas de espera, la llegada de Peña Nieto causó emoción entre los asistentes; pero después de gritar una cuantas veces su apellido, el lugar quedo invadido por el sonido del apellido del gobernador, “Aguirre, Aguirre”, que se escuchaba en un nivel más alto y en contantes ocasiones se repitió, sobre todo al momento de la presentación de los asistentes, las mujeres se desvivían en aplausos y gritos a favor de Ángel Aguirre.

En cuanto terminó de hablar Peña Nieto los asistentes comenzaron a pararse para salir de la cancha techada; el presidente seguía saludando cuando la mitad de los asistentes estaba afuera, principalmente alrededor de la camioneta donde estaban dando botellas con agua.

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