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Reclama el pueblo afromexicano su pleno reconocimiento constitucional: Unisur

El coordinador de la institución educativa, Bulmaro García Zavala, dice que son necesarias políticas públicas para que se fortalezca su cultura, tengan acceso a los medios de comunicación y se protejan sus recursos naturales

Sergio Ferrer

Tlapa

En México existe un reclamo de los pueblos afromexicanos por su pleno reconocimiento constitucional, lo cual implica una urgente armonización de las legislaciones federal y estatal pues por años han sido invisibilizados en las políticas de gobierno, han sido discriminados e incluso no se les ha dado el lugar que les corresponde en la historia de la liberación nacional.
En cuanto a Guerrero, la repercusión del reconocimiento jurídico de los afromexicanos pretende que tengan sus propias políticas públicas y “no que otros piensen por nosotros, el fortalecimiento de la cultura propia, acceso a medios de comunicación, respeto a los recursos naturales, es una demanda que no es improvisada”, afirmó Bulmaro García Zavaleta, coordinador de la Universidad Intercultural de los Pueblos del Sur (Unisur) en Cuajinicuilapa.
En la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, se concentra la población afrodescendiente, sin embargo la presencia de la tercera raíz no ha sido debidamente considerada en los programas de CDI pues no es sujeta de atención para exigir conforme a derecho, explicó en entrevista García Zavaleta.
El secretario de los Pueblos Afromexicanos de la Secretaría de Asuntos Indígenas (SAI), asumió que el reclamó no es nuevo, viene desde los antecedentes de la independencia en la cual no se luchó por el reconocimiento del pueblo afrodescendiente, hasta ahora que a nivel internacional se muestra la deuda de las naciones con el continente africano renovándose los ánimos del reconocimiento jurídico “que no solo nos vean, que aparezcamos en las leyes” dijo.
Según organizaciones, se ha dejado sin un lugar en la historia de las luchas por la liberación del país a figuras como Yanga, Vicente Guerrero, José María Morelos y Juan N. Álvarez.
García Zavaleta señala que a pesar de que en ocasiones los protagonismos en encuentros nacionales de afromexicanos han mermado la búsqueda del reconocimiento legal, a veces se avanza con un nombre y recordó que en Charco Redondo se gestó una discusión académica sobre como nombrarse entre personas de Oaxaca y Guerrero integrándose la Unisur a la que acuden estudiantes afromexicanos de ambos estados.
El coordinador afirma que en un fondo histórico es aceptado el término afromexicano siguiendo ejemplo de otros países donde hay afropanameños, afrohondureños, afrobrasileños, aunque existe una fuerte corriente en llamarse negros pero a su parecer existe cierto temor a esa denominación por parte de la gente y académicos.
Dicho distanciamiento del término negro deriva en parte por la discriminación sufrida por décadas pues el insultar al decir negro, color de llanta, chango y otras discriminaciones desde el gobierno federal como el que “nos estén haciendo cantar el himno nacional por todas partes para comprobar que somos mexicanos y no deportarnos es una gran ofensa, que no sepan las autoridades que en México hay afros, por eso hay quienes piensan que no se les debe dar la oportunidad a quienes discriminan de seguir maltratando con el uso de esa palabra” aseveró.
El negro ha sido estigmatizado y victimizado con la esclavitud, inferioridad, pobreza y muchas cosas que se quieren dejar de lado reconociendo que la población afrodescendiente sigue existiendo. En términos legales, García Zavaleta apuntó que la población que llegó hace cientos de años al país desde África se le llama afromexicana.
“Nuestro origen es africano y nuestra tierra natal México queremos al país donde nacimos, hemos sido parte de los movimientos de liberación como lo fueron la Independencia, la Reforma, la Revolución pero nunca se ha dado la claridad necesaria para que el gobierno nos reconozca como algo diferenciado en las políticas públicas justas y nos tenga a todos por igual en sus homologaciones porque si bien somos todos iguales hay formas culturales que se deben reconocer y respetar”, argumentó.
En Guerrero, para el coordinador de la Unisur existe un avance en el reconocimiento del pueblo afromexicano pues el 27 de octubre se envío una iniciativa al Congreso del estado para que los pueblos afromexicanos que habitan el estado sean sujetos de derecho siguiendo con una lucha para que tengan sus propios procedimientos de desarrollo luego de una serie de foros en los que interactuaron pueblos indígenas y afromexicanos.
En el caso de la SAI, se planteó sin fecha fija el cambio de nombre a Secretaría para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Afromexicano.
A nivel nacional, en noviembre la diputada federal por el Distrito 11 de Oaxaca, Delfina Elizabeth Guzmán, propuso una iniciativa de reforma a los artículos 2, 3 y 4 de la Constitución Política de México, ante la falta de reconocimiento jurídico y cumplimiento a los derechos fundamentales de pueblos afromexicanos que viven en condiciones de pobreza, desigualdad y olvido.
Organizaciones sociales, activistas, pueblos y estudiantes han exigido en foros, como el Nacional de la Población Afromexicana y Afrodescendiente en México, aspectos como el reconocimiento constitucional del pueblo afromexicano así como la inclusión de la variable étnico racial en el censo, los conteos de población y vivienda e instrumentos estadísticos y administrativos, la creación de un observatorio contra la discriminación racial, entre otros.
En otras reuniones del pueblo negro, como la de El Pitayo en 2011, organizaciones señalaron la obligación del Estado mexicano para reconocer y valorar la presencia africana, de su aporte a la cultura y a la historia de México, demandando entre otras cuestiones el reconocimiento de los aportes del pueblo afrodescendiente a la cultura e historia de México.
Además, cuestiones como el respeto a la diversidad sin discriminación ni xenofobia, eliminación de actos de racismo y la afirmación positiva con una perspectiva de género, atención inmediata a las necesidades educativas, de salud, vivienda, medio ambiente y economía, remarcando la necesidad de atención necesaria a las actividades agropecuarias, turísticas, forestales y pesqueras que son la base para la reproducción material y espiritual del pueblo negro.

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