Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

Vivir la vida

 

La vida es tan corta que nos impele a vivirla intensamente. El vivir no consiste en vivir lo más posible, sino en vivir con el mayor vigor posible; honrando los compromisos terrenales que hemos adquirido para con nosotros mismos y para con los demás.

La incertidumbre de encontrarnos, en cualquier momento, con la muerte, nos llena de vitalidad inaudita. Con ella la opacamos. La única realidad indefectible que hay en la vida es la muerte. Pero más que morir es preferible consumirse abrasados por nuestras propias llamas interiores. No dejarse morir en vida, como muchos lo hacen conscientemente.

Titubear y no tomar la opción de cómo vivir es estar muerto en vida. Temer morir es no haber vivido la vida a plenitud. Démonos tanta vida con emoción disfrutada, para que la muerte se convierta en una cuestión de poca monta.

Hay solamente una existencia, entonces para qué desparramarla sin sentido. Retos y desafíos templan la vida de los humanos que desean vivir. La vida de los demás es también nuestra vida. Se vive para vivir.

No escogimos nacer; ni de quienes, ni en donde; pero sí tenemos la opción de vivir como queramos; dónde, con, y haciendo lo que nos plazca. Como también la alternativa de saber bien morir. Es poco agradable quejarse de la vida cuando se poseen tantos medios para hacérnosla digna.

La única rebelión interna verdadera es la que tiene por objeto llevar la vida en forma digna y decorosa en sociedad; y no sometida y diluida. Llevarla de tal suerte que sea fecunda, engendradora de las generaciones futuras que vivan en circunstancias mejores que la nuestra; y no aquella que se reduce a gozar en forma banal, estéril y con egoísmo los bienes materiales inmediatos que nos rodean.

El poco vivir y no darle contenido y propósito a nuestra vida presente, nos empuja a creer en reencarnaciones futuras. Entendamos que si no poseemos estímulos para vivir el aquí y el ahora, la parca tocará la puerta y le daremos la bienvenida. Con paciencia y perseverancia es mejor abrirnos el surco de nuestra propia trascendencia.

Si ya trascendimos, aún cuando sea elementalmente, a través de buenos y generosos hijos, puede uno dejar la vida sin zozobra y en paz con uno mismo. Si tienes vida, singularízate en vivirla. Afronta la vida trascendiendo con buena vitalidad; sin desfallecer ni claudicar y a lo más, darse una pausa y seguir adelante. Reconocidos son aquellos que llevan con tranquilidad la carga de una pesada vida. Dejan huella imperecedera.

Vivimos para renovarnos en vida. Muertos somos únicamente cenizas. Nos renovamos a través de optar en las dicotomías vitales: Libertad-subordinación; alegría-tristeza; amor-odio; felicidad-infortunio; dignidad-humillación; admiración-indiferencia; creencias-incredulidad; codicia-generosidad; soberbia-sencillez… La vida es dialéctica pura.

Podemos escoger vivir anodinamente o con ideales. Vegetativa o creativamente, en la nada o con los demás. Con la naturaleza que nos rodea, o destruyéndola. Con alguien o en soledad. Vivir con los vicios o con el vicio de vivir. Llorando o sonriendo. Al final, nuestros ideales y creencias son a la vida, lo que el oxígeno a los seres aerobios.

Mauricio Carrera dice: “reconocernos vivos en los otros; en cada latido, en cada respiro, en cada pensamiento, emoción y movimiento que hagamos junto con los demás”.

Empecemos a conocer la roca a la que nos aferramos para seguir con vida. Para después soltarla, si eso amerita, para empezar verdaderamente a vivir plenamente.

Lo peor que nos puede pasar en vida es quedarnos con las ganas de vivir. Resucitar, esa es la cuestión. Resucitar varias veces a lo largo de nuestra vida; cuantas más resurrecciones, mejor.

No nos dejemos amoldar improductivamente por la rutina cotidiana. Que la inconformidad, la renovación y la innovación diaria sean el motor vital de nuestra existencia. Decidir es vivir. “Todo en la vida es acerca de decisiones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección. Tú eliges cómo reaccionar. Tú eliges como afectar a terceros. Tú eliges tu estado de ánimo permanente. Tú eliges como vivir la vida: apreciándola o despreciándola. Cada día tenemos la posibilidad de vivir o no a plenitud. La actitud, finalmente, lo es todo” (Mensaje anónimo llegado por correo-e).

El paso por la vida no está dado, se forja. Los obstáculos y los problemas son nuestro reto y desafío. Somos producto de nuestro tiempo y circunstancia pero también de nuestro propio esfuerzo, por eso, algunos no acaban de nacer en toda su vida.

Quizás hubiéramos querido nacer en otro tiempo y entorno. Pero la vida que se consume en el hoy, no le cabe el pretérito inútil y estéril; aceptemos nuestra responsabilidad en cada situación, reflexionemos, cambiemos y sigamos viviendo sin rencor o frustración alguna; viendo siempre hacia delante. Con luz propia.

Somos lo que nos tocó ser y estar; pero con el privilegio de rebelarnos a una vida manifestada o impuesta. La razón de vivir con libertad nos aleja de la sinrazón de vivir sometidos y en pobreza. La vida sin libertad es una vida invisible. Ella, la libertad, reafirma la razón del porqué vivir.

Tan solo somos sueños en vida, hasta que nos concretamos en realidades específicas. Hechos y acciones son realidades. Atrevámonos a vivir; viviendo atrevidamente.

 

PD. Ante tanta frustración por expectativas no concretadas, sé que vendrán mejores tiempos para Guerrero si el pueblo, de nueva cuenta, se lo propone. Como dijo Mario Benedetti: “El pueblo siempre será superior a sus dirigentes y gobernantes”.

 

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