Periódico con noticias de Acapulco y Guerrero

Carlos Pérez Aguirre

Balance de un gobierno prierredista

 

Feliz 2013 a todos los lectores

 

Este 2012 bien podría ser llamado el año del destape, o mejor dicho, el año en que se le cayeron a los miembros del equipo en el gobierno estatal las máscaras, sobre todo aquellas que se habían construido durante la etapa de proselitismo político a la gubernatura, campaña sumamente demagógica en donde juraban abdicar de sus formas tradicionales de actuar, autoproclamándose progresistas, demócratas, anticorruptos y contrarios a la represión.

Pero no pasó un día de iniciado el gobierno, cuando la palabrería que esgrimió en sus declaraciones en campaña demostrara que sólo fue hueca, sin un real convencimiento o mínima intención de cambiar. Inmediatamente al nombrar a su equipo y en sus acciones se percibió que su práctica sería lo mismo, al paso del tiempo y sobre todo en este año la ciudadanía pudo convencerse que Ángel Aguirre y los Salgado siempre serán lo mismo, contrarios a todo aquello que signifique democracia, trasparencia financiera y accionar verdadero a favor de los guerrerenses.

Nuestro pobre estado ha sufrido ya un doble descalabro al pensar que sólo votando por un cambio las cosas mejorarían, fijándose sólo en las siglas, sin reparar en los personajes siniestros y corruptos que se apropiaban de los institutos políticos como es el caso de ese otrora organismo político idealista y limpio, el PRD.

Ahora el ciudadano pregunta ¿Qué pasa? ¿Por qué la enorme corrupción, por qué la delincuencia, por qué ingobernabilidad, por qué la falta de inversión en la entidad, por qué el empoderamiento de la delincuencia, por qué el avance de las concesiones sin freno al sector privado, por qué la falta de atención a los grupos ciudadanos que están fuera del círculo familiar de esas tres familias que se apropian por distintas vías del presupuesto estatal y evidentemente se aprovechan en lo personal de ese poder?

Esa actitud de prometer una cosa y hacer otra cayó en este año. Así, asistimos y sufrimos a lo largo de todo este periodo represión violenta a estudiantes y ciudadanos; insensibilidad en la resolución de problemas; falta de aplicación de la inversión autorizada; opacidad en el actuar público; desatención y acoso ante demandas sentidas; autoritarismo y una cauda de etcéteras negativos, ejercidos desde el gobierno.

Ahora bien, no esperemos que mejore esta situación, sino muy por el contrario seguramente se recrudecerá pues ya se ha notado en declaraciones la velada amenaza a grupos y organizaciones. Esperemos que en 2013 se abandonen las prácticas de corrupción y de represión, pero habrá que dudarlo sobre todo de un gobierno que no atina a definirse ahora, como priista o perredista –un gobierno prierredista, pues–, donde los intereses reales radican en su cartera personal, ahí esta su corazón.

Titishando. Hasta el 6 de enero recibirá el gobernante a la dirigencia del partido que le confirió su fuerza y credibilidad ante la sociedad que lo llevó al poder, no es extraño también a la ciudadanía la ignora y engaña.

 

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