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Federico Vite

Las damiselas los prefieren oscuros

(Tercera y última parte)

Fóllame (el título original en francés es Viólame, 1998, Mondadori), novela de la irreverente Virginia Despentes se convirtió en un éxito de ventas. El libro cuenta cómo una joven de un barrio marginal es violada y, tiempo después, durante una discusión, mata a su hermano. La vida de esta chica se cruza con el de otra mujer, también marcada por la violencia; es una prostituta que ha matado a su compañera de piso. Las dos chicas se encuentran por azar y deciden aliarse en un viaje marcado por el sexo y la violencia. La pareja asesina sin piedad a todos los hombres que se cruzan en su camino.
Despentes cree, según ha confesado a varios reporteros, que el libro es mucho más humano que el resto de los autores de su generación. ¿Por qué? Trataremos de explicarlo.
Despentes recurre a su historia personal (aparte de vender discos, también ha trabajado como prostituta) para reflexionar sobre la violación femenina, la prostitución y el subempleo. Ella cree en la vida de las calles. “Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las insatisfechas, las que nadie desea, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena mujer”, sentencia la francesa y con estos argumentos tenemos una idea de la fuerza de su prosa. Fóllame no es una novela que busca una proposición estética del lenguaje. Son frases cortas, diálogos de barrio, violencia innecesaria, pero que lleva un cometido: repeler la belleza. Despentes confiesa que varios de sus clientes, cuando fue sexoservidora, realmente le agradaban e incluso llegó a sentir “algo” por ellos. Yo sentía su cuerpo vivo y el mío muerto, confiesa, me atraían varios hombres que sentía oscuros, era lo único que me hacía sentir algo; el resto, era lo de siempre: recibir dinero, bañarme y esperar al próximo necesitado que me violaría. Ella ve un mundo estático, donde destruir todas las estructuras sociales sería la norma: “La nuevas chicas francesas tienen otra mirada respecto de temas como la pornografía, la prostitución, el dinero y la violencia femenina. Ellas han crecido en un medio distinto al de mi adolescencia, pero no diría que es mejor. Sin embargo, me desalienta ver que los chicos sigan iguales, estáticos. La mujer ha pasado por cuatro décadas de intensa reinvención y, mientras, los hombres siguen igual, incapaces de cualquier otra reacción que no sea antes era mejor, antes era más fácil para nosotros. Son absolutamente pasivos acerca de su masculinidad y fácilmente victimizables por cualquier discurso feminista, pero no veo que las mujeres hagan realmente algo por sí mismas”.
En los libros de Despentes, los hombres son obstáculos violentos que a ella le han atraído excesivamente. “Hay una predisposición femenina al masoquismo que no viene de nuestras hormonas, ni del tiempo de las cavernas, sino de un sistema cultural preciso, y que tiene implicaciones perturbadoras en el ejercicio que podemos hacer de nuestra independencia. Voluptuosa y excitante, resulta también perjudicial: que nos atraiga lo que nos destruye nos aparta siempre del poder”, así explica sus pasiones la también autora de Teoría King Kong.
En Fóllame el lector asiste a un muestrario de asesinatos, algunos definitivamente inhumanos, escenas que recuerdan al Barry Gifford de Perdita Durango. No digo que haya una genialidad en Despentes, pero sí reconozco el odio que la anima para contar. Casi todo en la novela es un motivo para el asesinato, pero no debe soslayarse que esencialmente las protagonistas de este documento buscan que alguien pague por todo el mal que les han hecho.
Sobre los motivos por los que consideran la obra de Despentes como un legado del punk, la rubia francesa sentencia: “El punk ha sido realmente importante para mí mientras era joven y cuando cumplí 25 pensé que estaba en el instante para dejarlo y convertirme en adulta, pero no fue así. Me di cuenta de que aún me era fácil entenderme con gente que supiera quién era Poison Ivy, lo que significa Crass Records o de qué hablan las letras de Suicidal Tendencies. Es una cultura muy fuerte y sirve para entender y sobrevivir en el tipo de mundo donde estamos, me ha salvado incluso de mí misma”. El libro del que hoy hablamos sólo confirma la tesis: las damiselas los prefieren oscuros.

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