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CARTAS

Son difamaciones, dice Ríos Piter del artículo de Tomás Tenorio

Señor director:

El motivo de la presente es aclarar y fijar mi postura sobre el artículo que se refiere a mi persona, escrito por Tomás Tenorio Galindo, y publicado en su prestigiado diario el día de hoy, 13 de febrero.
Todo lo que escribe y me refiere, son difamaciones y tienen un interés más allá de informar; el señor Tenorio muestra su imperante afán por desacreditar mi trabajo, se deja entrever cuando afirma que no tengo méritos suficientes para ostentar una representación. No sé que lo mueva o quién lo impulse a pedir encarecidamente que yo no prospere.
Le aclaro que durante mi trayectoria como diputado he gestionado más de 18 mil 300 millones de pesos en casi tres años. Asimismo diseñé siendo funcionario estatal, un programa de desarrollo humano que sirvió de prototipo para que ahora se aplique en 16 estados del país.
No soy un hombre de pleitos, ni de dimes y diretes; prefiero dar resultados y lo he demostrado en todos los cargos en los que me he desempeñado, aunque mi trayectoria profesional le ofenda al señor Tenorio Galindo, fueron responsabilidades que dignamente desempeñé, logradas a base de esfuerzo; nunca las he negado.
Me afilié al Partido de la Revolución Democrática por convicciones. La única motivación fueron mis recorridos y contacto con los campesinos de Guerrero; la nobleza y el espíritu de lucha de la gente que habita esos lugares. Nunca he militado en otros partidos, si bien trabajé en gobiernos emanados de otras opciones, mi actuación profesional siempre ha sido la misma, mi compromiso es con la gente y nadie más.
Mi participación en el gobierno de Zeferino Torreblanca entra en estos términos, yo me dediqué a trabajar; la totalidad del gobierno tuvo buenos y malos resultados, como lo he referido públicamente, pero debo responder por mi actuación.
Tampoco le permito que especule sobre mi victoria en el distrito 3 (Costa Grande), es un tema que ignora, ofende la voluntad de quienes me otorgaron su confianza. Hicimos una campaña austera, alegre, casa por casa, convenciendo a cada ciudadano; la única alianza que realicé fue con la gente, ahí radica la fuerza del movimiento que logramos. Obviamente lo desconoce el señor Tenorio, pero puede preguntar en cada uno de los municipios que comprenden la región.
Sólo a los electores de Costa Grande, a nadie más, les debo ser el diputado más votado en el estado de Guerrero, y por cierto, el segundo que más votos obtuvo en el país. No a Rubén Figueroa como se asevera.
Pido pruebas de lo que me imputa, es lo justo. Son acusaciones absurdas y muy delicadas en un tema tan sensible como la vida de un importante militante de izquierda como lo fue Armando Chavarría. No son otra cosa más que falsedades: no es ético, es ruin y promueve el odio, lo cual es reprobable en un estado necesitado del esfuerzo y unidad de todos.
Soy un hombre convencido del respeto a la libertad de expresión; pero también considero que el ejercicio periodístico implica responsabilidad, profesionalismo y compromiso social. Como figura pública estoy expuesto a la crítica, la cual acepto cuando se realiza en forma constructiva; pero cuando tiene la única finalidad de difamar no tiene cabida en lo que hoy en día, reclama nuestro estado.
Sin duda son muy grandes las mentiras del señor Tenorio, pero no surten efecto ante los guerrerenses que respaldan mi carrera y mi legítima aspiración al Senado; son ellos y sus familias los que han constatado mi trabajo de cerca y que han resultado beneficiados con alguna gestión que hemos emprendido.
Muy agradecido del espacio y la oportunidad de dirigirme a sus lectores.

Atentamente

Armando Ríos Piter

 
Respuesta del articulista

Señor director:

Si algún lector quedó sorprendido por la iracunda carta del diputado federal del PRD Armando Ríos Piter, le recomiendo leer mi artículo, publicado aquí ayer con este título: “Zeferino, Ríos Piter y el cinismo”.
En primer término, y como se puede comprobar, no hay una sola mentira, calumnia o difamación en mi artículo. Sólo datos y conclusiones. Que al señor Ríos le incomoden no es responsabilidad mía ni algo que yo pueda evitar. Por fortuna no necesito el permiso del señor Ríos para pensar y para escribir.
No pretendo desacreditar el trabajo del señor Ríos: sostengo que no tiene trayectoria para pretender una representatividad de izquierda y que sus cargos los ha obtenido mediante un bien cultivado oportunismo.
El dato sobre el apoyo que le dio el ex gobernador priísta Rubén Figueroa Alcocer para ganar la diputación federal por la Costa Grande no es invento mío: lo dijo a los cuatro vientos Marco Antonio Leyva Mena, quien tenía información y motivos para saberlo porque era entonces dirigente estatal del PRI. También proviene de una declaración del propio señor Ríos, de la que seguramente ahora no quiere acordarse, en la que reconoció haberse reunido con el ex gobernador Figueroa Alcocer antes de las elecciones de 2009. Ambas están publicadas.
También son datos las referencias al asesinato de Armando Chavarría, cuya investigación el jefe político del señor Ríos, Zeferino Torreblanca, manipuló con toda impunidad. La conclusión de que el señor Ríos resultó ser el beneficiario de ese crimen es de dominio público: a él trató de imponer Torreblanca como candidato a gobernador cuando Chavarría fue eliminado. Y lo trató de imponer de la nada, pues ni siquiera se sabía que pretendiera reemplazarlo. No es una historia edificante para contar a ningún descendiente, pero es la verdad. ¿Por qué recordar esos hechos y encuadrarlos en su contexto es ahora un acto ruin y odioso? Es lo mismo que decía Torreblanca siendo gobernador, que era un acto ruin el solo acto de exigir justicia y el esclarecimiento de ese crimen, lo que de paso muestra que el alejamiento del señor Ríos del grupo político del ex gobernador es de fachada.
Finalmente: conmueve la humildad del señor Ríos al atribuirse la gestión de “más de 18 mil 300 millones de pesos en casi tres años”. No hay palabras para agradecer tanta generosidad…

Atentamente

Tomás Tenorio Galindo

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