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Atención con la basura, reclaman turistas de Canadá para la certificada playa Icacos

Salvador Serna

Exhibiciones y paseos en moto por parte de expertos y novatos, corcholatas, vidrio cortado y basura de tiendas de conveniencia se combinaron ayer en la parte no certificada de playa Icacos, a la altura del condohotel La Palapa.
Sin embargo lo anterior no minó el entusiasmo de los turistas, quienes hicieron de todo para pasársela bien en la víspera del Día de Reyes y último fin de semana de vacaciones.

Excampeones mundiales en moto

De manera imprevista y saliendo de un condominio, ayer algunos excampeones mundiales de la modalidad de acuamotos salieron a divertirse en la playa Icacos.
El argentino Gustavo Agüero, de 38 años de edad, demostró con arrancones y piruetas que conserva la calidad que lo llevó a convertirse en el mejor del orbe en 2009.
Montando en una moto rentada y situado a 80 metros de distancia de la orilla, Agüero realizó acrobacias, vueltas y espirales.
Minutos después, auxiliado por los prestadores de servicios acuáticos de playa Icacos, a la altura del condohotel La Palapa, donde huelguistas, turistas y residentes han convivido los últimos 17 días de asueto, llegó el chileno Luis Molina para que en menos de un minuto se aventara al agua salada.
El veterano Molina arrancó en la acuamoto para situarse a 70 metros de distancia de la orilla. Contrario a su colega Agüero, el chileno prefirió hacer rugir por algunos segundos el motor de su máquina, una Bombardier RXP X255.
Contagiados por la actitud y esencia de los dos profesionales del deporte extremo acuático, los turistas se abalanzaron sobre la renta de las motos acuáticas, de a 400 pesos la media hora.
Por su parte, visitantes canadienses de la tercera edad se hicieron presentes ayer en la playa Icacos.
Escapando del invierno, Sherrie y Marian, de 63 y 72 años de edad, afirman que llevan 32 años viniendo a Acapulco para disfrutar del clima.
Sherrie recuerda y añora el tiempo en que los dólares eran monedas de uso común y cambio en todos los negocios del puerto, que incluso pagaban el servicio de taxi en dólares.
Marian sale de la playa y nos muestra un pedazo de vidrio. Se queja de que es inadmisible este tipo de material dentro del mar, que con justa razón puede herir a algún turista sea nacional o extranjera.
Sherrie la secunda y pide más limpieza para la franja de arena y la bahía. Muestra una corcholata de cerveza y pide la presencia de más barrenderos y recolectores de basura. Ambas turistas “regalan” la corcholata y el pedazo de vidrio a manera de prueba de que el o los maestros limpios de Acapulco, pues nomas no dan una.

El “mostruo” en la arena

Así, sin la letra n, tal como lo expresan las niñas y niños mexicanos cuando ven las caricaturas y películas de la televisión.
Caminando sobre la arena se observa una bonita familia mexicana compuesta por suegros, abuelos, esposos y nietos, donde la madre de familia no está sentada en la mesa, sino “enterrada” en la arena.
Su esposo le toma fotografías para el recuerdo. Con sus gafas para el sol, la doñita acepta que se le tomen fotografías.
Para nada actitud de mostrúo, ya que divertida, gentil y amable la señora turista, a cuyo lado esta una pequeñita como de 4 años de edad, quien le regala una sonrisa por la buena puntada de autosepultarse, sin taparse la cara, para el sano divertimento de sus parientes.

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