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Entra a su ocaso el periodo vacacional de fin de año en las playas de Acapulco

Salvador Serna

En el penúltimo día de vacaciones, las playas de Acapulco poco a poco empiezan a lucir despobladas de turistas nacionales.
A pesar de ello, la playa El Morro aún alberga buen ambiente entre sus concurrentes, quienes igual disfrutan sentados en la arena, chapoteando a la orilla del mar o descansando debajo de un parasol.
El segmento de torres condominales de dicha playa cobró renovada vida por 16 días. Propietarios y amistades aún disfrutan de los dos últimos días de asueto. Lo hacen en las piscinas y en la playa, situada afuera de los condominios.
Vigiladas por personal privado de seguridad, en las concesiones acordonadas con maderas y cordones están los turistas VIP que descansan en camastros y palapas especiales donde el comercio ambulante no puede molestarlos.
Una zona de “exclusividad” que permite adquirir un bronceado sin molestias ni contratiempos, servicio de mesero particular que entra y sale del condominio para dirigirse al bar situado en la alberca. Trae las bebidas y botanas para sus patrones, que sólo se comunican con señas y gestos. El mesero, calificado como obrero del turismo, obedece sin chistar las indicaciones de los residentes condominales, quienes escasamente salen del área concesionada para zambullirse en el mar, prefieren hacerlo en la alberca de la torre de departamentos privados.
Sin embargo, otros dueños de apartamentos se muestran más tolerantes y flexibles con los ambulantes. Los vendedores sólo llegan hasta el cerco y a distancia ofrecen sus diversos productos a los turistas. Algunos no les hacen caso y otros, motivados por los primeros síntomas de hambre y sed, acceden a comprar cocteles de camarón, ostiones y ceviches de dudosa calidad sanitaria. Al ver el suculento manjar conformado por camarones, verduras frescas, arroz y mucha salsa de tomate y picante Búfalo, la resistencia a no abrir la cartera  es minada y comienza la baraja del dinero para pagar el antojo del momento.

La Gamba y algo más

Junto al segmento de condominios a un lado esta el famoso restaurante La Gamba fundado a mediados de los años 70; al mítico restaurante le ha tocado vivir la transformación de playa El Morro.
Desde cuando no había nada, ni siquiera parianes, hasta la edificación en 1983 del hotel Acapulco Plaza, hoy dividido en Playa Suites y Crowne Plaza, hasta la construcción de siete torres condominales sobre la franja de arena de El Morro y alrededor del hotel, centro comercial y club de tenis Park Acapulco, que conserva su estilo de renta de cuartos tipo bungalow de los años 60, lo que le da un toque de originalidad.
Hoy día miles de turistas nacionales creen que playa El Morro en realidad se llama playa La Gamba, lo cual no es real. El propietario del restaurante La Gamba, Javier Saldívar, a la vez presidente de Canaco Acapulco, refiere que la palabra gamba esta relacionada con la fiesta, la pachanga y diversión. Comparte que durante los años 80, sin problemas de vendedores ambulantes, el turismo norteamericano de clase alta gustaba de frecuentar playa El Morro, lo que le daba un ambiente glamoroso donde dichos turistas podían convivir sin problemas con la gente mexicana, lo que propiciará que jugarán soccer en la arena o el tochito de futbol americano.
Un par de décadas después ya no se aprecia turismo extranjero afuera de La Gamba, sólo turismo nacional de mediano y alto nivel adquisitivo, que llegan en sus camionetas provistos de sus propias motos acuáticas para correrlas en el mar.
En la tarde sabatina se ve a unos turistas jugando soccer sobre la superficie de arena afuera del condominio Loric. Los chavos improvisan porterías con cubetas y empiezan a tocar la pelota. Un grupo de marinos pasa por allí y les pide que sean cuidadosos con los demás turistas que caminan cerca del “terreno de juego”, porque en caso de algún accidente, procederán a quitarles la pelota.
Otros turistas prefieren zambullirse en la orilla de la playa, para disfrutar de la cálida temperatura del agua y el descanso, que está a punto de vivir sus últimas 24 horas, porque el próximo lunes 7 de enero millones de turistas que abarrotaron los puertos del estado de Guerrero vuelven a la realidad del trabajo, la escuela y la familia.

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