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Los programas sociales en México deben dejar de ser exclusivos del Estado: BM

Ulises Díaz / Agencia Reforma

Ciudad de México

Los programas sociales que México aplica necesitan transitar de asistencia social hacia seguridad social, para garantizar su sustentabilidad, mejorar la cobertura y evitar se traslapen en propósitos, evaluó el Banco Mundial (BM).
La idea es que este sistema evolucione de un Estado donde aporta todos los recursos a uno en que haya una coparticipación entre gobierno y otros sectores de la sociedad; hay algunos casos donde son los usuarios los que pagan por dichos servicios, explicó Gloria Grandolini, directora del BM para el país.
Esta transición garantiza que haya una mejor sustentabilidad financiera, para que los programas sobrevivan a decisiones presupuestarias, y más personas accedan a ellos.
No sólo las personas en pobreza, sino que puede llegar a aquellas en extrema pobreza porque se amplia el financiamiento del programa, y a la vez, la clase media puede optar por ellos si desean pagarlos, agregó.
Grandolini detalló que el país ha aplicado políticas de transferencias monetarias, directas e indirectas, como Oportunidades o estancias infantiles que han sido muy eficientes e innovadores, pero ya es el momento que éstos transiten hacia una segunda generación.
“México ha logrado resultados muy buenos con estos programas pero vemos la hora de hacer una segunda fase en estas políticas sociales. Ya pasó la primera parte, que es cuando trata de integrarlos, ahora llega la fase de coordinarlos, focalizarlos y encontrar las áreas donde hay potencial para mejorar y encontrar los vacíos de cobertura, incluyendo cubrir las zonas más pobres donde sigue sin llegar atención, y que incluyen a zonas rurales y trabajadores informales”, explicó.
En su momento, el diseño de los programas de transferencia en México incluyeron una característica que no se había aplicado en el mundo: estaban condicionados, es decir, que el beneficiario tenía que comprometerse a cumplir con ciertos requisitos.
Ahora el BM propone que el rediseño tome como punto de partida los programas que existen, mejorar su ejecución y cobertura, o crear nuevos.
“El punto de partida es bueno, pero esta segunda generación de programas sociales tiene que ser aún mejor; no creemos que se trata de gastar más sino de hacerlo mejor, por ejemplo, retomar los programas federales y estatales e intentar que no se empalmen o dupliquen funciones sino que se complementen, que sean integrales, explicó Grandolini.

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