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Arturo Solís Heredia

CANAL PRIVADO

* Si Gandhi reencarnara en ayutlense…

Si Mahatma Gandhi reencarnara en algún vecino de Atoyac, o de cualquiera de las comunidades más agobiadas por la inseguridad pública y la violencia criminal, seguro tendría que replantear parte de su pensamiento pacifista, en caso de que quisiera reivindicar su liderazgo y ascendencia en tiempos, lugares y contextos, no sé si más complicados que los que vivió, pero sí muy diferentes.
No digo que tendría que olvidarse de todos los principios y postulados de su lucha independentista, sólo digo que los guerrerenses no son hindúes, ni los delincuentes ingleses.
Para empezar, como que a los surianos no se nos da eso de la meditación sobre camas de clavos; somos más bien broncos y desmadrosos, querendones a la buena, pero a la mala, luego, luego agarramos palos, piedras y machetes como queriendo pelear.
Para seguirle, como que a los delincuentes organizados no se les da la flema pomposa e imperturbable, ni les apetecen tazas de té a las cinco de la tarde en punto; son más bien impulsivos y violentos, y seguro prefieren mezcal, ron, güisqui o coñac, asegún sea su estatus en el organigrama delincuencial.
Por eso dije que si Gandhi reencarnara en ayutlense contemporáneo, tendría que replantear parte de su pensamiento pacifista, para merecer liderazgo y ascendencia sociales.
Sin duda, algunos de sus principios y postulados encajan y sintonizan con el ánimo actual de muchos guerrerenses, sobre todo de aquellas comunidades. Por ejemplos, dos frases célebres de Mahatma: “Ha habido tiranos y asesinos que en un momento parecieron invencibles, pero en un momento han caído siempre”, y “con mi muerte lograrán tener mi cuerpo, más no mi sumisión”.
Y si consideramos la valentía y el arrojo de policías comunitarios, oficiales, laicos y pretensos, también encaja y sintoniza otra: “Para ganar la independencia (en este caso, la paz y la seguridad), debemos demostrar que la merecemos”.
Pero en donde la puerca tuerce el rabo, es en el mero tuétano de los mandamientos pacifistas de Gandhi. Lean si no: “Decir la verdad, practicar la no-violencia, practicar la castidad, comer frugalmente y lo indispensable, no poseer lo superfluo, sólo lo necesario, ganarse la vida con el trabajo, servir al prójimo y no temer a nada ni a nadie”.
Pero vayamos por partes.
“Decir la verdad”. La neta, creo que estamos tan acostumbrados a tantas mentiras propias y ajenas durante tanto tiempo, que dudo que calificáramos aprobatorio en el examen pacifista de Mahatma.
“Practicar la no-violencia”. Pues si el temor inmóvil es sinónimo de no-violencia, muchos guerrerenses aprobamos, pero dudo también mucho que lo hicieran los armados con capucha.
“Practicar la castidad”. Francamente, no entiendo razón, necesidad ni motivo para semejante requisito. Pero si Gandhi se obcecara, pues de plano creo que apenas uno que otro de los sureños (tan querendones, efusivos y calenturientos que somos) pasaría el filtro.
“Comer frugalmente y lo indispensable”, y “no poseer lo superfluo, sólo lo necesario”. Huy, pues en estos dos mandamientos sí que se pintan solos los de acá. Desdendenantes de que don Gandhi naciera, los guerrerenses han sabido (debido) vivir con tales limitaciones.
“Ganarse la vida con el trabajo”. Pues como que a Mahatma le faltó aclarar si se refería a trabajo honesto o como fuera.
“Servir al prójimo”. No hay duda de que un grupillo no tan escaso de guerrerenses más bien se sirve del prójimo. El resto, quisiera pensar que lo hace cuando puede. En cuanto a los polis comunitarios de a de veras, ésos que ni qué.
“No temer a nada ni a nadie”. ¿Qué les digo?, si hasta a los armados con capucha les han de meter miedo los malos, y quien diga que no le teme a la muerte violenta, miente.
Siendo los anteriores los principales mandamientos de la doctrina de Gandhi, parece claro que de reencarnar ayutlense tendría que replantear buena parte de ellos; si no, tendría que incorporarse a la mayoría silenciosa y temerosa.
Para que amarre mi argumento, termino con otra de las célebres frases de don Mahatma: “Una causa te puede preparar para morir, pero no para matar”. Léanla un par de veces más, respetables lectores, medítenla como si fueran hindúes, y luego compárenla con lo que en seguida cito de una entrevista del corresponsal de Milenio Diario, Rogelio Agustín Esteban, a un hombre que “es reconocido como uno de los líderes” del movimiento ayutlense.
“El pueblo ya no puede más y vamos a tener que actuar a lo mejor de una manera indebida, pero es claro que no nos dejan alternativa y si es necesario esto tendrá que ser ojo por ojo y diente por diente. Ellos (los delincuentes) también tienen familia y de alguna manera les va a doler lo que hagamos, así que ojalá y no hagan aquí lo que han hecho en otros lugares.
“Tenemos nombres y direcciones, todos están ubicados y queremos hacer patente que si nos ocurre algo a nuestras familias, lo mismo le pasará a las de ellos, que peleen como hombres o mejor que se retiren a donde puedan ganarse la vida de manera honrada”.
Palabras duras, pero que por lo mismo calan en cualquiera que haya vivido en los últimos años por estas tierras, argumentos anti pacifistas, sin duda, pero que muchos por acá han dicho sin hablar, en el silencio seguro del pensamiento bueno de gente pacífica y alegre, pero cansada del horror, agobiada por el desamparo, e irritada ante la omisión y la impotencia inaceptables de sus autoridades.
Pero no me refiero sólo a las autoridades de hoy, ni sólo de las federales y las estatales, sino sobre todo a todas las desde hace ya demasiado tiempo, todas las que permitieron que Gandhi y su pacifismo fueran hoy, en este espacio, simplemente un mal chiste de humor negro.
Por lo pronto, en su visita a Ayutla de este lunes, el gobernador Ángel Aguirre “se comprometió a combatir de manera frontal y directa a los que se encargan de cometer actos delictivos”, según la nota en El Sur de Mariana Labastida.
Aguirre Rivero enfatizó que se encontraba ahí “para mantener el Estado de derecho” y afirmó que “para acabar con la violencia se debe de abatir la pobreza”.
Sin duda, y celebro lo dicho, pero eso toma tiempo. Habrá que hacer algo hoy, para tener tiempo de hacer algo después.

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